El campo vuelve a reclamar una baja de retenciones por la caída de precios y el aumento de costos
Advierten que, si no hay buenas lluvias, los rindes serán menores y la ecuación económica difícilmente cierre. El impacto de los derechos de exportación y el riesgo de producir en campo alquilado.

En Argentina los derechos de exportación, comúnmente llamados retenciones, se reimplantaron a los productos agrícolas y derivados en 2002 tras la caída de la Convertibilidad y la fuerte devaluación del peso. Fue en un contexto de precios internacionales elevados y una "ganancia extraordinaria" de los agroexportadores por la depreciación de la moneda nacional.

Es un tributo que se puso en forma temporal y, según afirmó el entonces gobierno de Eduardo Duhalde, se implementó como una manera de socializar la renta adicional capturada por imperio de circunstancias excepcionales.

Casi 23 años después los derechos de exportación siguen vigentes y nada hace pensar que vayan a ser removidos o reducidos en el corto plazo. De hecho, en los últimos años se ampliaron a otros bienes, como los industriales, con sucesivas bajas y nuevas subas de las alícuotas, pero siempre distorsionando los precios que reciben los productores y exportadores en relación a sus competidores del exterior.

Hace exactamente un año, Javier Milei sostuvo al imponerse en el balotaje al candidato oficialista Sergio Massa, que en la Argentina libertaria no había lugar para las retenciones y que serían eliminadas.

Eso no ocurrió y tampoco se diseñó un cronograma de reducción gradual de las alícuotas, pese a la multiplicación de reclamos en ese sentido de las diferentes entidades empresarias que integran el entramado agroindustrial del país.

Viento de frente

Lo que más preocupa a los productores y exportadores es que hoy la ecuación económica es muy distinta a la del 10 de diciembre de 2023, en la previa a la devaluación del 54% del peso que dispuso el nuevo gobierno y ni que hablar con la situación de enero de 2002.

Los precios internacionales de los principales cultivos -soja, maíz y trigo- se encuentran en los valores más bajos en varios años -por factores externos- pero además la relativa estabilidad e incluso baja del tipo de cambio y una persistente inflación - aunque navega a un ritmo cada vez menor- termina generando un raro fenómeno de inflación en dólares de los insumos y los servicios asociados a la producción agrícola.

"La campaña 2024/25 enfrenta significativos desafíos productivos y económicos en un contexto internacional marcado por expectativas de cosechas récord. Brasil prevé una producción histórica de soja y la segunda mayor de maíz, mientras que Estados Unidos acaba de cosechar elevados niveles de producción en ambos cultivos, según la CONAB (Brasil) y el USDA (EE.UU.) asegura Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).

El resultado es que "esto ha presionado los precios internacionales de maíz y soja, llevándolos a mínimos nominales en cuatro años y, ajustados por inflación, a niveles no vistos desde 2006", detalló el experto.

En este escenario también se contrajeron los precios a cosecha de soja y maíz en el mercado interno, que tocaron mínimos durante la etapa de pre-siembra, con bajas del 15% y 7% respecto a la campaña anterior y "ubicándose por debajo del promedio de las ultimas 5 campañas", destacan desde la BCBA.

Por la caída de los precios y los costos que, aunque acompañaron la baja no lo hicieron en la misma medida, "los márgenes brutos han sufrido un marcado deterioro en las principales zonas productivas, con caídas del 26% a nivel país respecto al ciclo anterior", señaló Ramiro Costa y apuntó que en algunas "la caída se amplifica, alcanzando variaciones negativas de hasta el 40%".

La línea de flotación

Pero todo se complica aún más cuando se analiza que casi el 70% de la producción agrícola nacional se hace en campo alquilado, con fuerte impacto en la rentabilidad de las empresas agropecuarias.

Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), difundido a fines de octubre, analiza los márgenes del productor en zona núcleo, destacando que, en el caso de la soja de primera, con un precio de 28,7 US$/qq (dólares por quintal) y un rinde estimado en 40 qq/ha, el ingreso bruto alcanzado es de 1146 US$/ha. A eso hay que restarle costos por 715 US$/ha incluyendo insumos, servicios de siembra y pulverización, cosecha, fletes, seguros, comercialización y estructura.

Así se llega a un margen bruto de 431 dólares por hectárea en campo propio, que al descontar impuestos (US$155), da un margen neto de 275 US$/ha. Pero si se considera que en campo alquilado se van 537 dólares (equivalente a 18 qq/ha) e impuestos por US$9, el margen neto es de -116 US$/ha. Un rojo difícil de sobrellevar por mucho tiempo.

En el caso del maíz de primera los resultados netos son de 399 y 46 US$/ha en campo propio y alquilado y en trigo 123 y -37 dólares por hectárea, respectivamente.

Señal de alarma

"En la era Milei lo que más se encareció son los servicios de siembra, pulverización, cosecha, comercialización, pero también el gasoil que al liberarse quedó en valores internacionales, pero no tenemos valor internacional en los ingresos, porque tenemos retenciones", advierte Gustavo Sutter Shneider productor agropecuario de Rosario y dirigente de Confederaciones Rurales Argentinas.

El productor explica también que con la devaluación de diciembre de 2023 "el flete pasó a valer el doble, pero el productor siguió cobrando en pesos" y deja una señal preocupante: "De no venir una buena cosecha, que depende de que llueva, los quebrantos van a ser importantísimos".

El sinceramiento de precios que llevó a cabo el gobierno de Milei afectó de manera muy importante los costos de insumos dolarizados. Agroquímicos, maquinaria agrícola y hasta pickups, esenciales en el campo, reflejan esta realidad. "Una camioneta que al final de la gestión de Massa valía 20.000 o 22.000 dólares blue, hoy sale 50.000 dólares", recuerda Sutter Schneider.

En este contexto, tener retenciones a las exportaciones, pesa y mucho, por lo que hay un creciente malestar de los productores con la administración nacional por la promesa incumplida de sacar los derechos de exportación. "El campo confió en Milei y le hubiera devuelto la medida con más hectáreas sembradas, pero Milei no confió en el campo", disparó el productor rosarino.

Preocupa también que en diciembre se eliminará totalmente el Impuesto PAIS, pero las retenciones siguen castigando a la producción agroindustrial. "El Gobierno debería sacar rápidamente un tercio de las retenciones y hacer un cronograma gradual para llevarlas a cero al fin del Gobierno", propuso Sutter Schneider.