Ya arranca la segunda mitad del año, que históricamente está caracterizada por menor ingreso de dólares vía exportaciones, debido al fin de la cosecha gruesa, que incluye maíz y soja, los dos principales cultivos del país. Y créase o no, aun en un escenario en el que tras 16 años Argentina volvió a tener superávits gemelos (fiscal y comercial), la incertidumbre se apoderó de los mercados.
Eso se tradujo en una caída de los bonos en los últimos dos meses, que llevaron el índice de riesgo país que mide el banco de inversión JP Morgan de 1174 puntos básicos el 22 de abril, el piso al que llegó la baja desde que asumió Javier Milei con su política de mercado libertaria, a 1456 puntos este viernes 28, la última jornada hábil de junio.
En paralelo, en un escenario cambiario complejo, las últimas ruedas mostraron una tendencia alcista en el dólar informal y los tipos de cambio financieros (MEP, Contado con Liqui), como resultado de que en el mercado se instaló la duda sobre la posibilidad de que haya una nueva devaluación del peso en el horizonte, algo que el propio presidente Javier Milei y el equipo económico que conduce Luis “Toto” Caputo, desmienten a diario.
Desde el exterior, tanto el Fondo Monetario Internacional como inversores privados, observan básicamente si el Banco Central mantiene la capacidad de acumular reservas y si con los recursos que tiene podrá hacer frente a los vencimientos de deuda en moneda extranjera que el país tiene en la segunda mitad del año.
Montos millonarios
Según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) sólo en julio la deuda en moneda extranjera asciende a 6.504 millones de dólares, aunque una parte no menor, US$ 2.869 millones entre capital e intereses, corresponde a Letras Intransferibles que pueden ser renovadas casi en su totalidad.
Así queda un neto a pagar de casi 3500 millones. Son US$ 645 millones que hay que pagarle al FMI, para lo que se usará parte de los US$ 790 millones que el propio organismo le giró a la Argentina la semana pasada tras la última revisión de metas, además de US$ 431 millones con otros organismos multilaterales entre capital e intereses.
Hay también vencimientos por unos U$ 2500 millones correspondientes a los bonos que surgieron del canje de la reestructuración de la deuda que se hizo en 2020 durante la gestión de Martín Guzmán, y que abarca los Bonar, Globales en dólares y Globales en euros.
Y según la propia OPC entre agosto y diciembre hay otros vencimientos en moneda dura por 7.931 millones de dólares.
A favor, el Gobierno cuenta con el superávit comercial, que según estimaciones de distintas consultoras tendría este año un piso de US$ 16.000 millones e incluso algunas calculan más cerca de los US$ 20.000 millones.
Lo que hay que tener en cuenta es que, si bien este superávit comercial estaría en niveles históricos semejantes a los de 2011/12, terminan siendo insuficientes para hacer frente a la deuda pública y los servicios en dólares, esencialmente el turismo emisivo, que explican los argentinos que utilizan dólares cuando contratan servicios en el exterior, pagan paquetes turísticos en dólares o usan la tarjeta de crédito en el exterior.
“Para tener superávit en cuenta corriente necesitás por lo menos US$ 20.000 millones de superávit comercial, porque necesitás entre US$ 5000 y 10.000 millones para pagar servicios y otro tanto por intereses de la deuda”, señaló Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de Equilibra.
El economista recordó, además, que el saldo positivo de la balanza comercial se está consiguiendo en momentos de “derrumbe de las importaciones por la recesión”, pero aclaró que si en 2025 mejora la actividad económica, harán falta alrededor de US$ 5000 millones adicionales, como mínimo, en concepto de importaciones.
¿Atraso cambiario?
La pregunta que subyace en el mercado, en relación a este juego entre dólares que entran por exportaciones y otros que se van por importaciones, deuda y pago de servicios es si el tipo de cambio actual está atrasado a o no.
“Confianza y expectativas resumen el escenario actual. El gran desafío del Gobierno es contener está expectativa del mercado de que en algún momento va a haber una devaluación”, considera Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos. Pero consideró “clave que no haya déficit fiscal, que es un ancla importante”.
Consultado sobre cuál es el nivel de atraso del tipo de cambio, Tiscornia explicó que “nadie sabe cuál es el tipo de cambio de equilibrio, pero pareciera que no estamos tan lejos, no está tan atrasado”. Sin embargo, y volviendo a la confianza, “el punto es qué momento el mercado te lo valida o no”.
Para Sigaut Gravina “hay un problema con el tipo de cambio oficial, con un crawling (devaluación gradual y controlada del peso) al 2% y una inflación mensual entre 4 y 5%”. Y fue claro al decir que “a Argentina este tipo de cambio real no le alcanza para que el Banco Central compre reservas”.
Este mes de junio fue el primero desde la asunción de Javier Milei en que se perdieron reservas, mínimas, en torno a los 54 millones de dólares en el mes, pero hasta ahora venía siempre comprando.
En la conferencia de prensa del viernes 28, el titular del Banco Central, Santiago Bausili, admitió que en el tercer trimestre podrían perderse unos 3000 millones de dólares, siguiendo la lógica de todos los años de menor liquidación del campo, y afirmó que “así está en el programa que tenemos con el Fondo”.
Tanto Bausili como el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguraron que “no hay proyecto de devaluación”, que se va a mantener el crawling peg del 2%, también continuará el dólar “blend” (liquidación del 80% al dólar oficial y 20% al CCL) y que vamos hacia un escenario de tasas de interés positivas.
Mientras tanto, en el FMI piden abandonar el dólar blend. El argumento central, aunque no lo dicen taxativamente, es que eso contribuiría a engrosar las reservas del Banco Central. La liquidación del 20% de exportaciones al CCL ronda hoy los US$ 1300 millones mensuales y acumula unos 9000 millones de dólares de que se instauró el régimen en 2023. Y son dólares que hoy no están en las reservas.