La inflación es un problema para el crecimiento de largo plazo de la economía. No hay ejemplos en la historia de economías que hayan crecido a tasas muy altas con inflaciones del orden del 30%, 40%, 50% o más. Pero hay un tema anterior que es la recuperación económica después de los efectos de la pandemia y la cuarentena. La caída en la demanda y en la oferta que hubo este año va a ser del orden del 10,5%. Seguramente haya un rebote, como está pasando en todo el mundo en la medida en que la gente vuelva a la calle, y eso va a generar de por sí una recuperación que ya estamos viendo en el tercer trimestre y que se va a sostener en el cuarto.
Claramente la inflación es un obstáculo para el crecimiento de largo plazo por la incertidumbre que genera, por las tensiones en torno a los salarios, los precios relativos, las tarifas que no se ajustan, controles de precios. Todo ese tipo de medidas tiene un impacto negativo sobre el nivel de actividad. Pero la inflación no es el principal problema de la Argentina para el crecimiento. Para crecer lo que hace falta no es solamente estabilidad de precios sino también estabilidad financiera, del tipo de cambio, poder volver a los mercados internacionales, bajar el Riesgo País y tener políticas que sean consistentes para que el sector privado invierta.
Hay que hacer un plan económico y creo que ahí el programa con el FMI puede ayudar. Puede ser un punto de partida. Pero claramente también van a hacer falta no solamente buenas políticas económicas sino que haya una decisión política de apoyar ese programa y que las decisiones del día a día vayan en la misma dirección.
En cuanto a la inflación, la Argentina tiene un problema crónico. Llevamos más de una década de inflaciones en dos dígitos y en los últimos años por encima del 20%, llegando a niveles del 40% o 50%. Corregir esas inflaciones no es sencillo, lleva tiempo, porque requiere fundamentalmente dos cosas. Primero, tener políticas monetarias y fiscales que ayuden a bajar la inflación. Si la Argentina sigue teniendo una política fiscal expansiva, sigue teniendo una política monetaria expansiva en la que el BCRA tiene que seguir emitiendo para financiar al Tesoro o comprar reservas internacionales; eso de alguna forma conspira contra la posibilidad de estabilizarla si no se logra.
La primera parte sería tener buenos fundamentals: política monetaria, fiscal y cambiaria. Pero, al mismo tiempo, como la Argentina tiene mucha inercia y los mecanismos de indexación formales e informales mantienen esa inflación viva y permanente, lo que hay que hacer son políticas de ingresos, que sería una combinación de algún tipo de medidas en lo que hace a políticas tarifarias, de precios y salarios que ayude a coordinar la baja en la inflación hacia adelante. Eso se conoce muchas veces como Pacto Social. Eso ayudaría pero, si no hay también políticas macroeconómicas sanas, las políticas de ingresos no funcionan. Tendría que ser una combinación que ataque los fundamentals y los problemas inerciales. Es algo que hizo con mucho éxito Israel en 1985, a través de un programa que combinó componentes ortodoxos y heterodoxos y logró bajar la inflación rápidamente de tres dígitos a uno.
Las consecuencias de la maquinita. El BCRA este año se vio forzado a emitir dinero para financiar al Tesoro. No todo fue con emisión monetaria, porque una parte se hizo con deuda del BCRA. Aproximadamente, de los casi $ 1,8 billones que se van a terminar emitiendo este año, alrededor de dos tercios van a ser con emisión de deuda, Leliqs y pases del BCRA. El resto es emisión monetaria pura.
El BCRA tomó algunos recaudos para que no todo sea emisión monetaria. Eso implicó un aumento en la deuda y el tipo de cambio oficial. Entonces, de cualquiera forma, claramente hubo un aumento en los pesos. Ese aumento en la cantidad de pesos o en la circulación monetaria llevó o está acelerando la inflación. Una parte de esos pesos van a ser absorbidos vía inflación, y el resto de los que quedan en la economía seguramente vayan a inflación el año que viene, y los que queden en el BCRA tendrán que ser absorbidos vía más emisión de deuda, o sea mayor emisión de pases, pasivos y Leliqs. No hay otra forma de absorberlo.
La mayor parte de los economistas está viendo, y se ve reflejado en el REM, una suba de la inflación a niveles de casi el 50%. Nosotros pensamos que puede estar en ese nivel o un poquito más alto, dependiendo un poco de cuánto sea el déficit fiscal y cuánto tenga que emitir el BCRA para financiarlo.