En 2023, Bitcoin cobró cada vez más protagonismo en las economías emergentes y en desarrollo, especialmente en zonas donde los sistemas financieros tradicionales son inadecuados o inaccesibles. Esta tendencia resalta la utilidad de Bitcoin más allá de su percepción común como herramienta de inversión; se está convirtiendo en una alternativa financiera práctica en estas regiones.
En estas economías, Bitcoin no se adopta por su potencial inversor, sino como solución viable a los desafíos financieros. Cada vez se ve más como una alternativa viable a las inestables monedas locales, ofreciendo una cobertura potencial contra la inflación y la depreciación de la moneda. Esto es especialmente importante en países con altas tasas de inflación, donde la oferta limitada de Bitcoin y su naturaleza descentralizada ofrecen una alternativa atractiva a las monedas fiduciarias.
Nigeria y Kenia ilustran esta tendencia, con la adopción del Bitcoin impulsada por el acceso limitado a los servicios bancarios tradicionales. En Nigeria, la gente recurre a las monedas digitales como alternativa a las soluciones financieras tradicionales, como los CBDC, mientras que en Kenia, la comodidad y accesibilidad del Bitcoin atraen a quienes no tienen acceso a las instituciones financieras convencionales.
La decisión de El Salvador en 2021 de convertir el Bitcoin en moneda de curso legal refleja un esfuerzo gubernamental estratégico para integrar el Bitcoin en el tejido de la economía nacional, con el objetivo de mejorar la inclusión financiera y la estabilidad. En el sudeste asiático, el creciente interés de Vietnam por el Bitcoin no es solo una cuestión de inversión, sino que representa un cambio hacia la inclusión financiera, especialmente para su población joven y tecnológicamente experta.
El reciente cambio político en Argentina creó un entorno propicio para la adopción del Bitcoin. El compromiso de los nuevos dirigentes con la libertad de transacción y la naturaleza descentralizada de Bitcoin puede hacer de Argentina un actor clave.
Sin embargo, el papel de Bitcoin en los EMDE no está exento de desafíos. La falta de una infraestructura financiera sólida y de marcos reguladores en estas economías supone un obstáculo para su adopción generalizada. Abordar las barreras infraestructurales, como el acceso limitado a Internet y el alto costo de los dispositivos digitales, es crucial para permitir una mayor participación en el ecosistema Bitcoin.
Bitcoin también desempeña un papel clave en la mejora del comercio en las economías en desarrollo. Al reducir los costos de transacción y permitir las transacciones sin fronteras, abre nuevas oportunidades para las empresas y los empresarios de estas regiones. Esto es particularmente evidente en el sector de las remesas, donde Bitcoin ofrece una alternativa más barata y rápida a los servicios tradicionales de envío de remesas.
A pesar de estas oportunidades, el uso de Bitcoin en los EMDE sigue siendo complejo. Navegar por este entorno requiere un equilibrio entre fomentar la innovación y garantizar el cumplimiento de la normativa vigente. Los gobiernos de estas regiones se enfrentan al desafío de crear marcos regulatorios que protejan a los consumidores y garanticen la estabilidad del mercado sin sofocar el potencial de crecimiento de las criptodivisas.
El auge de Bitcoin en 2023 subraya su creciente importancia como herramienta económica y como objeto de consideración regulatoria e infraestructural en las economías en desarrollo. Su doble papel como posible estabilizador económico y fuente de volatilidad del mercado resalta la necesidad de una gestión cuidadosa y de decisiones políticas informadas para maximizar sus beneficios al tiempo que se reducen sus riesgos.
A medida que el Bitcoin atrae la atención de las economías emergentes, surgen preocupaciones sobre su posible paso de "dinero de la libertad" a herramienta de adopción institucional. Se teme que las cualidades inherentes de descentralización y libertad del Bitcoin se diluyan a medida que se generaliza y se somete a influencias institucionales, como el desarrollo de un ETF de bitcoin al contado.
Esta preocupación pasa por alto la realidad actual de los mercados emergentes, donde Bitcoin ya está cumpliendo su principal función como herramienta financiera liberadora. En países asolados por la inflación, la inestabilidad de la moneda y el acceso limitado a la banca tradicional, el Bitcoin no es sólo una inversión; es una necesidad para la autonomía y la estabilidad financieras.
Su papel en estas economías es un testimonio de su resistencia como herramienta de libertad, incluso frente al creciente interés institucional. Aunque la institucionalización es un aspecto importante de la evolución del Bitcoin, su utilidad fundamental como "dinero de la libertad" en las economías emergentes subraya su importancia duradera para ofrecer autonomía e independencia financieras.
Es evidente que en todo el mundo, en las economías que se enfrentan a desafíos financieros, Bitcoin se erige como una fuerza estabilizadora. Esta tendencia se extiende más allá de las naciones emergentes y en desarrollo para incluir a los países occidentales desarrollados. A pesar de la estabilidad percibida de las monedas tradicionales en estas regiones desarrolladas, no son inmunes a la devaluación gradual.
El cambio económico de Occidente a Oriente, marcado por la innovación y el crecimiento, es un claro indicio de que los países occidentales no están aislados de estas desafiantes condiciones económicas; el impacto simplemente se dejará sentir más lentamente.
En este escenario, Bitcoin aparece como un refugio fiable, proporcionando una protección contra las vulnerabilidades inherentes a todos los sistemas de moneda, enfatizando su atractivo universal como cobertura en condiciones económicas deterioradas.
*Con información de Forbes US
