En marzo de 2018 el exministro de Producción del gobierno de Cambiemos, Francisco “Pancho” Cabrera, anticipaba que las exportaciones de servicios basados en el conocimiento (SBC) llegarían ese año a USD 6000 millones y que Argentina se encaminaba a ser un proveedor global de servicios tecnológicos, gracias a la cantidad de empresas y al talento argentino, que buscaban salir al mundo con su oferta de servicios.
La meta se cumplió con creces. El año cerró con exportaciones de servicios tecnológicos por 6.570 millones de dólares, según datos oficiales. Seis años después la Economía del Conocimiento se convirtió en una de las industrias más dinámicas, al punto que el objetivo es exportar este año por 9.000 millones de dólares, un 50% más que en 2018.
No es un dato menor, teniendo en cuenta que, además, se trata de una actividad con una balanza comercial superavitaria. El principal insumo es el salario, que representa cerca de 60% de los costos, con empleos registrados, alta demanda de profesionales y salarios elevados, pero que en muchos casos se pagan en pesos.
“En los últimos cuatro trimestres a junio de 2024 el sector exportó por US$8.300 millones”, señaló Luis Galeazzi, director Ejecutivo de Argencon, entidad que agrupa a todos los sectores que conforman la Economía del Conocimiento. Es una mejora frente a los US$ 8.104 millones que se exportaron en 2023, en un contexto complejo para el comercio exterior por la vigencia el cepo cambiario, amplia brecha cambiaria y una macroeconomía inestable.
Pese a la mejora Galeazzi explica que las exportaciones argentinas “no crecen al ritmo de otros países”. El líder regional, por lejos, es Brasil, mientras que Argentina pelea el segundo puesto con Costa Rica, un país pequeño en términos de población, pero con mucho desarrollo del sector y que se ha mantenido muy estable en términos económicos en las últimas dos décadas. Esto llevó a muchas empresas globales a radicarse en el país centroamericano.
En este contexto, Colombia y Uruguay están exhibiendo hoy un ritmo muy dinámico de crecimiento de su sector de Economía del Conocimiento, y algo más atrás está México.
Sector transversal
En la Economía del Conocimiento entran software y servicios informáticos y digitales; producción y posproducción audiovisual; biotecnología, neurotecnología e ingeniería genética; nanotecnología y nanociencia; Agtech, ciencias médicas e ingeniería; robótica; industria espacial y satelital; servicios profesionales de exportación; e incluso servicios geológicos y de prospección.
La gran apuesta es el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), que, al incorporar un capítulo tecnológico, permite movilizar inversiones para data centers y otros perfiles de empresas. Esto unido a una mejora de la macroeconomía, eliminación del cepo y unificación cambiaria, ponen al país en carrera para aprovechar lo que podría ser una nueva “Vaca Muerta tecnológica”, señalan fuentes del sector.
Galeazzi fue cauto al ser consultado sobre la posibilidad de exportar servicios basados en el conocimiento por unos US$ 9.000 millones este año, según anticipan algunas proyecciones de la industria, pero tampoco lo descartó. Y destacó que es “preciso tener una macroeconomía estable y un dólar previsible” para el desarrollo de la Economía del Conocimiento.
En este combo incluye, además, la “desaparición del cepo, que no se sabe cuándo será, pero hay una expectativa positiva de que vamos hacia eso” y un “horizonte de unificación cambiaria”.
El pasado 24 de julio el Banco Central emitió la Comunicación “A” 8074 que, entre otras medias, duplica de 12.000 a 24.000 dólares anuales el monto que no es obligatorio liquidar en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para el caso de exportaciones de servicios al exterior.
Consultado sobre este beneficio, Galeazzi sostuvo que beneficia a un sector del ecosistema que son los individuos que exportan, pero no a las empresas y advirtió que “como el mercado es uno solo, esto va a crear una asimetría porque hay más incentivo a trabajar free lance”. Para el ejecutivo la solución vendrá “cuando no haya cepo y se normalice la macro”.
Incentivos y algo más
Para las empresas del sector las políticas que pregona el Gobierno trajeron un aire fresco, por las posibilidades de incrementar las exportaciones, en el contexto de una economía que tiende a la apertura, a quitar regulaciones y salir a competir al mundo.
Al respecto, valoran el Hub IA a nivel global que propuso crear en Argentina el presidente Javier Milei durante su visita a empresas tecnológicas en Texas y Sillicon Valley en junio pasado. La idea presidencial es convertir al país en “el cuarto centro de inteligencia artificial del mundo”.
Más allá de cómo se haría y en cuánto tiempo, lo cierto es que eso movilizaría inversiones en esta industria, abriendo una puerta al país, que “podría más que duplicar el volumen de exportaciones actual”, anticipó Luis Galeazzi.
En un contexto internacional complejo y atravesado por cambios geopolíticos, en el sector toman nota de crecientes restricciones para el desarrollo de la IA, como el caso de la normativa que adoptó la Unión Europea, que ya generó que empresas que están instaladas en esos países empiecen a evaluar sus próximos pasos.
Allí Argentina y otros países de América Latina aparecen en el radar como nuevos polos de desarrollo, que se sumarían a mercados en los que la IA funciona de manera más libre como Japón, Estados Unidos o el Reino Unido.
El pasado miércoles Argencon organizó un encuentro sobre los desafíos que plantea IA, poniendo el acento en evitar las regulaciones generales para una tecnología y una realidad que se presenta como “atomizada, diversa, evolutiva y compleja”.
Además, impulsa promover la creación y el desarrollo de la IA, al tiempo que es necesario favorecer la radicación de hubs de IA y fortalecer al ecosistema local, con el fin de “posicionar a Argentina como un referente de primer nivel internacional”.
Mientras tanto, las empresas deben regirse por la Ley 27.506 de Economía del Conocimiento, sancionada en 2019, reformada a fin de 2020 y con una nueva modificación a mediados de 2022. Según fuentes del sector, gracias a los beneficios que establece, ya hay unos 66.000 empleos formales creados bajo las condiciones de esta ley.