Los productores agropecuarios suelen decir que el campo argentino es competitivo en todo el proceso productivo hasta llegar a la tranquera pero ahí se mete la macro y cambia radicalmente la ecuación.
Parte de esto es lo que le pasa hoy a todos y cada uno de los sectores productivos, desde la producción primaria a la industria, pasando por el comercio y los servicios, sin olvidar que hoy también está afectado hasta el negocio de exportación.
A este combo que ya viene atravesando una crisis, que se traduce en una desaceleración del crecimiento económico en los últimos meses y directamente caída de la producción en la industria manufacturera en junio, se sumó ahora un doble golpe.
La fuerte devaluación del peso (tipo de cambio mayorista) del 22% y la suba de 21 puntos porcentuales en la tasa de interés para depósitos a plazo fijo, que llevaron la tasa al 118% nominal anual, con una tasa efectiva de 209% anual, puso en jaque a todo el entramado productivo nacional.
Recorriendo el espinel, en diversos sectores se observa que muchas industrias y comercios no tienen precios, algunos decidieron no operar ante la falta de certezas y otros siguen manejándose con la ya conocida factura a precio abierto, lo que es una mecha encendida al momento de tener que afrontar su pago.
En otras actividades, las medidas oficiales significan un freno o un encarecimiento muy elevado de los costos. Pero donde todos coinciden es en que la devaluación y la suba de tasas de interés tienen un fuerte impacto, difícil de absorber y sortear en una situación que ya venía bastante complicada.
Receta ortodoxa
"Estaba dentro de lo previsible. En general, los ganadores (de las elecciones) anuncian medidas a favor del campo, pero lo cierto es que debe haber un cambio de visión de los políticos hacia el campo, ya no solo viéndolo como recaudación fiscal sino como, un sector con profundo desarrollo. El sector agropecuario necesita que haya confianza y ahí se generarán inversiones", señaló Jorge Chemes, titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, recordó que la devaluación siempre es inflacionaria y el aumento de las tasas de interés complica cualquier desarrollo que tenga endeudamiento.
Consultado sobre lo que puede esperarse en materia de obra pública, Weiss le dijo a Forbes Argentina que las medidas complican al sector vía aumento de precios de insumos, pero además la obra pública tiene un proceso de redeterminación de precios (cuando la inflación mensual supera el 5%) que estos cimbronazos no los verifica rápidamente, con las consecuencias que esto tiene.
Y anticipó que el sector está en alerta sobre lo que puede pasar con la obra pública en la nueva gestión. Hay una enorme preocupación por las obras públicas en marcha. No está claro qué va a pasar cuando venga el próximo gobierno, sea cual fuere, sabemos que viene un plan de ajuste, destacó.
En la industria automotriz-autopartista, esperan un traslado a precios casi directo de la devaluación. Es que muchas terminales importan hasta un 65% de las autopartes que utilizan, a lo que se suma que las fábricas autopartistas locales tienen entre 25 y 30% de insumos importados en promedio, que ahora tendrán un salto en la cotización. Además, insumos locales como acero, aluminio o materias primas plásticas tienen precios dolarizados.
Para la industria de alimentos y bebidas, el problema es todavía más complejo. Desde hace varios años las empresas de consumo masivo están en la primera línea de los controles por parte de la Secretaría de Comercio Interior.
Muchas participan del programa Precios Justos, que impone topes de actualización cada tres meses, muy por debajo de la inflación. Así, fuentes del sector dicen que sólo en lo que va de agosto el atraso de precios acumula entre 26 y 27 puntos.
Hace 15 días que no tenemos ninguna novedad, sólo nos habían dicho que el 5% autorizado para agosto recién se podía aplicar el martes 15 y no supimos nada más, aseguró a Forbes el representante de una empresa alimentaria que participa de las reuniones en Comercio Interior. Ahora se sabe que los funcionarios van a empezar a juntarse con las empresas esta semana, aunque aún no hay fecha cierta.
Riesgo de desabastecimiento
El ingreso de Guillermo Michel, el titular de la Dirección General de Aduanas en la negociación de precios con las empresas, es visto en el sector como un intento de ponerse más duros con los controles y las exigencias.
La fuente agregó: Van a intentar que entre la industria y los supermercados absorbamos la devaluación, cosa que es imposible. Señaló que hasta ahora convivían con una situación de tensión pero ya una devaluación del 25% es un cambio drástico en las reglas de juego, remarcó.
- ¿Puede haber desabastecimiento?, preguntó Forbes.
- Sí, de hecho ayer empezaron a aparecer listas de precios nuevas por encima del 5%, los supermercados no las aceptan por instrucción de la Secretaría de Comercio y hoy todo está virtualmente parado, indicó.
Esto se da en un contexto en el que los proveedores de la industria están mandando listas de precios con aumentos de 20 o 30%, en insumos, repuestos, cualquier cosa que se necesite para la producción.