“En la economía no hay almuerzos gratis”, solía repetir Javier Milei durante la campaña presidencial, lo que, en lenguaje llano, equivale a que todo lo que se haga tiene necesariamente un costo. Justamente, eso es lo que parece estar proyectándose en los últimos días con la tasa de desempleo, donde muchos especialistas ya señalan un deterioro general de la demanda laboral durante el primer trimestre del año.
Tras cuatro meses de fuerte ajuste fiscal, con eliminación de transferencias discrecionales a las provincias, congelamiento casi total de la obra pública, apretón a trabajadores estatales y jubilados -ahora se definió una nueva fórmula de actualización pero aún no cobraron con aumento- y licuación de ingresos por la inflación, en especial en los sectores de ingresos fijos como jubilados, pensionados, asalariados y perceptores de planes sociales, se resiente el consumo y la actividad económica entra en un cono de sombras.
Variable de ajuste
El resultado natural y previsible en este contexto es una suba de los indicadores de desempleo. “Para el primer trimestre del año ya se habla de una tasa de desempleo del 7,2%”, anticipó a Forbes Argentina, el abogado laboralista José “Pepe” Robles, titular del Instituto del Mundo del Trabajo.
El último dato oficial ubicó el desempleo abierto en 5,7% al cuarto trimestre de 2023, el mismo guarismo que en el trimestre anterior. Es un indicador bajo pero que ahora, según los analistas, tenderá a subir.
En números gruesos Robles menciona que en la actividad de la construcción ya hay unos 100 mil empleos menos, otros 100 mil en el sector público y en la industria la cifra podría incluso superar esa cifra.
En el mismo sentido se manifestó Matías Ghidini, socio del estudio GhidiniRodil, especializado en el mercado de trabajo, para quien “en 2024 la desocupación registrada debería ubicarse en 7/8% a fin de año”. En su visión la demanda laboral se sostiene sólo en unos pocos sectores como “la agroindustria, la minería, economía del conocimiento, energía y petróleo”.
Los datos están en línea con lo que surge del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, según el cual la tasa de desocupación abierta para el primer trimestre del año se proyectó en 7,1% de la Población Económicamente Activa (PEA).
“El conjunto de participantes del REM espera una tasa de desocupación de 7,5% para el último trimestre de 2024”, anticipa el informe, que toma proyecciones de 37 participantes, 24 consultoras locales e internacionales y 13 entidades financieras de Argentina.
“Nadie contrata a un trabajador si no es para producir más, no lo va a contratar porque sea más barato”, señaló Robles ante la consulta de Forbes sobre el proyecto de reforma laboral que impulsa el Gobierno. Así, dejó en claro que “el crecimiento del empleo viene atado al crecimiento de la economía”.
Escenario complejo
Para María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, el país se encuentra en un momento bisagra, donde necesita lograr que “la capacidad productiva de la economía vaya creciendo y demande más y mejor trabajo”. Es punto es clave porque el empleo creció, pero de una manera cada vez más precaria, explica.
La economista sostiene que el empleo privado “está totalmente estancado y los salarios no han crecido como la inflación”, por lo que ha caído el salario real.
En ese sentido, precisó: “No hay manera que los salarios le ganen sistemáticamente o en un largo plazo a la inflación y, por lo tanto, poder salir de esta pobreza de una manera sustentable, si no agrandamos la torta, si la economía no empieza a crecer y si cada uno de los que trabaja es más productivo”.
La caída de la producción industrial (-9,9% en febrero), el uso de la capacidad instalada industrial (57,6% en febrero) -marcó una baja de 7,4 puntos porcentuales respecto del mismo mes del año anterior- y el desplome del consumo masivo, que incluye alimentos bebidas, productos de limpieza e higiene personal acumulando un retroceso del 4% en el primer bimestre del año, son señales negativas para el mercado de trabajo.
Este escenario presagia un impacto a nivel de empleo, al que se suma la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en los últimos años, al compás de la escalada inflacionaria.
Para los analistas el salario real perdió el 24% el año pasado, pero con un desglose preocupante. Al momento del cambio de Gobierno “venía perdiendo 5% y sumó otros 19% desde diciembre a esta parte”, detalló Ghidini.
“El mercado laboral está en un escenario crítico, con caída de la demanda, que empezó en el segundo semestre de 2023”, explica Matías Ghidini. El experto recordó que entre 2013 y 2023 con datos a octubre, “el empleo creció 16% pero el empleo privado sólo el 4%”.
El último dato del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social en base a registros de la AFIP, habla de 6.350.300 de empleos privados registrados, con descuentos y aportes a la seguridad social, en febrero de 2024. Es un dato que se mantiene en torno a los 6 millones de trabajadores registrados -oscilando entre 5,7 y 6,3 millones- desde enero de 2009.