Cada día, millones de personas en todo el país eligen pagar sus servicios, los impuestos o retirar dinero en el local de una empresa de cobro extrabancario, una decisión que se toma ya sea por cercanía, comodidad o facilidad para operar y moverse con efectivo. Pero cada vez más, se afianza el negocio a partir de la incorporación de tecnología, poniendo a disposición nuevas las formas de pago.
La modalidad de pago predominante es el uso de efectivo, y lo seguirá siendo por un tiempo, según indican referentes del sector. Sin embargo, hoy es posible abonar a través de medios electrónicos vía tarjeta de débito y últimamente se incorporó también el pago a través de códigos QR, una tendencia que parece haber llegado para quedarse.
“La actividad está en pleno proceso de migración tecnológica, se está implementando el pago con tarjeta de débito, pero el dato nuevo es que desde este año los impuestos y servicios se pueden pagar con QR”, señala Juan Boubée, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Cobranza Extrabancaria de Impuestos y Servicios (Caeceis).
“Hoy te encontrás con todos los jugadores invirtiendo en tecnología, cambiando los Post y en una puesta a punto tecnológica”, destacó Boubée, que también es director Ejecutivo de RIPSA, una firma líder del sector con base en Mar del Plata. El empresario explicó que la incorporación de redes que usan QR es algo muy interesante y forma parte del plan del Banco Central desde hace un tiempo, con el proyecto de Transferencia 3.0.
Por el momento sólo un 40% de las empresas de cobro extrabancario tienen operativo el cobro con QR, pero Boubée estima que “hacia fin de año prácticamente todas las empresas van a estar ofreciendo esta modalidad”.
Dificultades logísticas
Para el sector este cambio tecnológico es más que nada una necesidad, dadas las complicaciones que genera a diario el movimiento de grandes cantidades de billetes. Hoy cerca del 80% de las operaciones en estas empresas se hace utilizando dinero en efectivo y apenas el 20% por medios electrónicos, mientras que el cobro con QR, que es nuevo en el negocio, aún no lo tienen suficientemente medido.
“Me encantaría que la gente pague en forma electrónica, obviamente, eso nos facilitaría la vida, pero hay mucha gente que prefiere pagar con efectivo”, apunta Boubée. Admite que se están haciendo esfuerzos desde el sector para cambiar la tendencia, y señala que “el solo hecho de exponer un cartel en caja indicando la posibilidad de pagar con QR está haciendo que la curva de adopción sea muy buena”. Pero todavía falta mucho.
Desde el sector consideran que el uso del QR permeará mucho más fácil entre los más jóvenes, habituados a esta tecnología, mientras que los más grandes tal vez prefieren la tarjeta de débito. La diferencia central entre ambos medios electrónicos de pago es que el QR lo pueden utilizar incluso quienes no están bancarizados, con lo que se abre la posibilidad de ampliar la base de clientes.
Consultado sobre las dificultades que genera en la operación y logística el manejo de grandes cantidades de billetes, Boubée, señaló que el impacto es muy importante. Un aspecto central es que se requiere mayor uso de camiones de caudales, en un sector en el que la oferta está limitada a tres o cuatro jugadores, por lo que muchas veces faltan camiones.
“Lo que terminamos haciendo es hablar con algún banco, que tal vez tiene la necesidad de disponer del efectivo en una sucursal, por ejemplo, en Trenque Lauquen, y entregarlo allí directamente nosotros”, explicó.
Pero no sólo es el traslado del dinero. La plata hay que contarla, hace falta tecnología, equipamiento de alto nivel, hay más costo en personal, y también hace falta espacio donde almacenarla. “El exceso de billetes es traumático para toda la cadena”, indicó el titular de Caeceis.
Negocio en evolución
Para Boubée el desafío de largo plazo es ir hacia los medios electrónicos de pago, aunque admite que hay una curva de asimilación en el tiempo, que no se puede soslayar. Pero para el corto plazo, “la alternativa pasa claramente por tener billetes acordes en denominación”, remarcando que la aparición de billetes de $10.000 y $20.000, que aún no se ven masivamente en la calle, “aliviaría bastante”. Y alertó: “Hoy todavía seguimos teniendo un exceso de billetes de $1000”.
Hoy esta actividad la llevan adelante en todo el país apenas 9 empresas, que reciben y gestionan el pago de impuestos y servicios para unas 9000 empresas u organismos de todo el país. Allí los usuarios y contribuyentes pueden pagar desde vencimientos con la AFIP o ARBA, hasta servicios públicos de electricidad, gas natural, agua y saneamiento, prepagas, colegios privados, cementerios privados, planes de ahorro de automotores, en fin, todo lo que a uno se le ocurra.
Si bien por cuestiones de seguridad en el sector guardan con celo el dato de facturación anual, la magnitud del negocio permite decir que llega a unos 20 millones de personas en todo el territorio nacional, a partir de unos 25.000 puntos de cobranza. Algunos son locales propios de las empresas, pero también llegan al público a través de acuerdos con comercios que operan como bocas de cobranza.
Así, el cobro extrabancario es una industria incluso más grande en términos de sucursales y capilaridad territorial que el sector bancario.
“Estamos en muchas localidades en las que los bancos no están y no van a estar nunca, por la densidad poblacional que tienen”, remarca Boubée. Por eso desde el sector, están impulsando el desarrollo de corresponsalías bancarias, esto es que los bancos les permitan a las empresas de cobro hacer en el local determinadas operaciones.
El proyecto venía discutiéndose, pero hace un tiempo que está estancado. Es parte de la agenda que se viene en el sector.