El actual contexto macroeconómico está adelantando la cobertura de personas y empresas ante una expectativa de corrección cuyo plazo cada vez se acorta más, lo que redunda en una aceleración del proceso inflacionario y de dificultades en el mercado de cambios. Así lo entiende el exministro de Producción y Trabajo, y socio fundador de la consultora Abeceb, Dante Sica.
“La sociedad ya no tiene el horizonte de un evento de crisis traumática en octubre con una devaluación y salto cambiario, sino que la mirada está en agosto. Esa mirada de planeamiento se ha acortado muy fuerte y las empresas acumulan stock de sus propios productos, tratan de sacarse los pesos de encima, dolarizando el activo a través de distintas herramientas”, describe.
- ¿Cómo se analiza lo que pasó en las últimas semanas?
- Argentina en los últimos años siempre vivió momentos álgidos, estamos acostumbrados a esta volatilidad que hay siempre en el mercado. Lo que estamos observando es el deterioro de las condiciones macro en el marco de una alianza política que está perdiendo control en su capacidad de gestión. Este último trimestre ha sido una clara expresión de eso. Por algunos hechos externos, como el impacto de la sequía y la volatilidad financiera a partir de los problemas bancarios en EE.UU. y en Europa, todo esto se asienta sobre un brutal desequilibrio macro que este gobierno viene arrastrando en los últimos años. Durante el primer trimestre tuvimos deterioro de la condición fiscal, estamos viendo una economía que empieza a ralentizarse, la falta de dólares hace que el Gobierno se quede con pocos instrumentos de política y la economía está construyendo todos los días un proceso de régimen de alta inflación. Estamos yendo a una inflación de casi tres dígitos donde no solo es importante el número final, sino que la mayor preocupación está en la tasa de aceleración.
- Hay una sensación en la sociedad de que esto ya es cuasi terminal. ¿Es tan grave o todavía se puede frenar
- No, es grave. Lo que pasa es que estamos como muy acostumbrados a la economía difícil. Estamos en una situación muy similar a lo que fue el momento antes de la hiperinflación del 89. No quiere decir que vamos a desembocar en una hiperinflación, pero estamos viendo que el Gobierno, con el descontrol que está teniendo y la mala política económica que ha desarrollado en los últimos años, viene construyendo todos los días un ladrillito, quizás no para entrar en un proceso de hiperinflación, pero sí estamos yendo a un régimen de alta inflación. Y esto es muy importante, porque cambia el comportamiento de los agentes económicos. Hoy todos consumimos como una forma de defensa contra la inflación. Las empresas también se están sacando los pesos de encima. Están tomando lo que se denomina posición de cobertura y es lo que también quizás aceleró este proceso, este impacto sobre el mercado cambiario y esta preocupación del dólar todos los días. Porque ya no es el horizonte de si el Gobierno va a tener un evento traumático o “de crisis”. Tiene que ver con una devaluación de un salto sobre el tipo de cambio oficial o un fogonazo inflacionario. Ya no estamos pensando en octubre, la mirada está en agosto. El horizonte de planeamiento para las empresas se ha acortado.
- ¿Qué hacen las empresas?
- Las empresas acumulan stock de su propio producto si no es perecedero, algunas tratan de sacarse los pesos de encima. El concepto sería: dolarizan el activo. Y dolarizar el activo es, dentro de los márgenes de maniobra que a una empresa le dejan los accionistas, stockear, comprar terrenos, naves industriales que después no usan, stockear, campos, departamentos, bonos, se prestan entre privados a tasa cero con tal de que les devuelvan dólares. Hemos tenido casos de empresas que han sacado obligaciones negociables y se están financiando a tasa 0%. Es una locura en medio de esta descoordinación y estos descalabros porque lo único que le promete es que le va a devolver dólares. Entonces, todo el mundo trata de cubrirse.
- En un contexto en el que muchas de esas operaciones se hacen en dólares, ¿les resulta fluido a las compañías cubrirse de esa manera o es además un costo grande?
- No, es un costo grande. Una empresa internacional tiene valuado gran parte de su patrimonio al tipo de cambio oficial y está haciendo compras en tipo de cambio paralelo. Y el Gobierno de alguna manera te está empujando a que te vayas del “mercado único libre de cambio”, pero te está expulsando del MULC. Ya expulsó a gran parte de los importadores de bienes finales autorizándoles SIRA o importaciones siempre y cuando tuvieran dólares propios. Eso también está teniendo impacto sobre los precios. Si cada vez podés ir menos al MULC o cuando vas te dan recién los dólares a 6 meses, ¿cómo priceás? ¿Cuál es el valor del dólar que ponés? Entonces empieza a haber también una traslación a precios. Hay empresas que incluso prefieren no vender o bajar el nivel de producción. Todo esto impacta en un piso de inflación más alto y, de nuevo, lo importante en estos procesos es la tasa de aceleración. Estamos yendo a un nivel que quizás ya se establezca entre 6% y 7%.
- ¿Encuentra un rellano ahí?
- Es importante lo que va a hacer ahora el ministro de Economía de tratar de tener un nuevo acuerdo con el Fondo. La verdad es que ya perdió esa calidad de ancla, pero es mejor tener un acuerdo light aunque el FMI (que tampoco quiere ser responsable de una “debacle” de la economía argentina) sea mucho más flexible en las normas que no tener el acuerdo, porque esto también empeoraría muchísimo las expectativas y la cobertura sería mayor.
- En las condiciones en las que se llegan, va a determinar muchísimo lo que se haga después de agosto, después de octubre y, sobre todo, después de diciembre…
- Todo lo que no se haga ahora y todo lo que no hace el Gobierno lo va a tener que hacer el gobierno que viene. Esto es inexorable. El atraso cambiario, la distorsión de precios relativos que existe si este gobierno no la corrige o si no hay ningún evento que tienda a corregirlo lamentablemente está fuera del control de las autoridades políticas... ¿Por qué es importante que estos procesos los conduzcan las autoridades de política económica? Porque pueden repartir mejor los costos de la crisis. Cuando lo hace el mercado y el Gobierno pierde el control, la distribución de pérdidas es totalmente inequitativa. Entonces, en un contexto donde se aceleran los problemas inflacionarios, entramos en una desaceleración del nivel de actividad, tenemos un 45% de pobreza con empleo formal que genera pobreza. Tenemos trabajadores en el mundo formal que son pobres, que trabajan todos los días para ser pobres.
- La tasa de pobreza es el principal limitante de cualquier plan económico del próximo gobierno, que habla de tener que ajustar las cuentas. ¿Cómo se combina?
- Lo que se combina es que si continuamos con esta situación sin hacer ningún cambio mucho más profundo en términos de régimen económico, de reformas micro, de trabajar sobre temas desregulatorios, de empezar a generar procesos y mejoras en la calidad de los bienes públicos en especial para quienes hoy están fuera del sistema, lo único que vamos a prometer para el futuro son las peores condiciones del presente. De lo que tenemos que tratar (y es una gran responsabilidad de la oposición y de los que estamos trabajando para generar un cambio) es de transmitir que los movimientos que tenemos que hacer están destinados a mejorar la calidad de vida de las personas. Cuando mirás el disciplinamiento fiscal, la mejora de los bienes públicos, no vas a trabajar en el primer momento sobre los problemas de los programas sociales o de asistencia social en una situación con un 45% de pobreza. Hay muchísima dilapidación de recursos por parte de las autoridades de este gobierno en las cuales podés trabajar: subsidios económicos muy mal repartidos, el descalabro de las empresas públicas que generan un déficit de más de 1,5 puntos del PBI.
- No necesariamente se empieza a ajustar por los planes sociales, por la asistencia…
- En una primera etapa hay dos o tres temas que hay que tener en cuenta. Primero, hay que terminar con la intermediación. No puede ser que los programas sociales terminen siendo una fuente de financiamiento de los movimientos políticos sociales. Hay que distinguir entre la gente que recibe el plan y los que usufructúan. El programa tiene que ir directamente a la persona, hay que buscar los mecanismos. Segundo, hay que darles una temporalidad, no pueden ser programas eternos. Pero para darles una temporalidad hay que trabajar en mecanismos de capacitación de habilidades tanto blandas como duras para que puedan empezar a reinsertarse en el mundo laboral. Para que eso suceda tenemos que mejorar las condiciones de empleabilidad. Ya tuvimos dos fracasos: el Plan Empalme, que fue durante nuestro gobierno en 2017, y el Plan Puente, durante este gobierno. ¿Por qué fracasaron? Porque, por más que des condiciones, si no sacás la incertidumbre con respecto a los problemas de las multas que tiene un empleador que no sabe cuánto termina pagando si después tiene que despedir al personal, si no sacás las trabas del mundo de las regulaciones laborales (en especial para las empresas de menos de 100 empleados), nunca va a suceder. Tenemos que tener una mirada mucho más comprensiva que va no solo a la forma en la cual estamos gestionando y deberíamos gestionar los programas sociales, sino también a las condiciones de empleabilidad. Tiene dos factores.
- ¿Cuáles?
- Lo primero es lograr que este stock de programas sociales no siga creciendo. Mejorar las condiciones de empleabilidad, cambiar las relaciones. Empezar a tener una economía más estable que crezca hace que quienes se incorporan al mercado de trabajo vayan a un mercado más formal y estable. Y esta especie de gran mancha de aceite que son los programas sociales hay que transformarla en una especie de cola, y que la percepción de la gente que hoy está en ese sector de la mal denominada economía popular y del mundo informal pueda entender que se arma una cola y que el que ingresa al mundo formal ya tiene menos probabilidades de volver. Este es el trabajo que tenemos que darnos la próxima década. No es un problema que vamos a solucionar en una administración. Pero la administración que viene es donde hay que sentar las bases de estos cambios.