Enseñar a los más chicos sobre dinero no se trata sólo de abrirles una cuenta e ir metiendo de vez en cuando dinero para que sepan que tienen ahorros, sino de enseñarles a valorar esos ahorros, a ganarse los privilegios.
Puede sonar demasiado duro para un niño, pero hay formas de hacer que valoren el dinero sin convertirlos en criaturas egoístas, tacañas e interesadas.
Darles tareas en casa
Los adultos trabajamos para ganar nuestro dinero y los niños deben saberlo. Hay ciertas tareas extraordinarias de la casa, como, por ejemplo, cortar el pasto del jardín, en las que los niños pueden colaborar y obtener una compensación por ello.
Establecer un pago y un calendario de tareas puede ayudarlos a valorar el dinero que ganan por las tareas realizadas, aprender con la práctica que, como dice el refrán, “quien algo quiere, algo le cuesta”.
Abrirles una cuenta para sus ahorros
Una vez que los niños comienzan a tener su propio dinero, bien por las tareas o por la pequeña paga que le dan los abuelos, es el momento de enseñarles la importancia de no gastarlo todo de golpe, de ahorrar.
Evidentemente, los niños no tienen gastos, por lo que pueden guardar su dinero y ser conscientes de que este cada vez será mayor, de que tienen ahorros. Aprender a calcular lo que tienen y lo que pueden gastar les será útil de cara a administrarse en un futuro no muy lejano.
Animarles a encontrar un trabajo a tiempo parcial
Evidentemente, en este punto hablamos de hijos adolescentes, a partir de 16 años. No hablamos de que tengan que buscar un trabajo de verano y dejar de disfrutar del periodo estival si sacaron buenas notas y no necesitan el dinero, pero sí de un trabajo que les permita aprender a valorar el dinero y lo difícil que es ganarlo.
Por ejemplo, dar clases particulares un par de veces en semana o ayudar a un vecino a cuidar a sus hijos pueden ser tareas que les lleven poco tiempo y les den algo de dinero para sí mismos.
Ayudarles a establecer metas
No hay mejor motivación para valorar el dinero y ahorrar que tener algo en qué gastarlo. No tiene por qué ser necesariamente un capricho material, sino un viaje, un curso, una experiencia. Ayudar a tus hijos a encontrar sus propias metas (ojo, no imponérselas) es muy positivo para su desarrollo en relación al dinero.
Si, por ejemplo, tus hijos quieren ir de viaje y no tienen suficiente dinero, aunque seguramente después les ayudes pagando una parte, hay que incentivarlos a ahorrar y dejarlos que paguen. La satisfacción que les dará haberse ganado su propio sueño les animará a ahorrar más veces.
*Nota publicada en Forbes España