Para muchas personas, cuando pasan por un momento difícil en sus vidas, el consejo de amigos bien intencionados parece ser: “No te preocupés por eso”. Aunque a menudo es más fácil decirlo que hacerlo, la base de este consejo es: "Controlá lo que podés controlar y dejá ir lo que no”. No podés controlar ciertas cosas en la vida, como las reacciones de otras personas, y hay algunas cosas en las finanzas que también están fuera de tu control.
Inversiones
La inversión es un componente clave de la planificación financiera, pero existen factores incontrolables relacionados con la inversión y, si podés comprenderlos, puede facilitarte la vida como inversor. Por ejemplo, no se pueden controlar los mercados. A pesar de tus mejores esfuerzos, no podés cronometrar los mercados ni controlar las empresas en las que estás invirtiendo. Lo que está bajo tu control es cómo reaccionás ante tus inversiones, como no entrar en pánico o reaccionar exageradamente ante tus decisiones de inversión.
Ahorros
Tu capacidad para ahorrar dinero es otra parte fundamental de tu plan financiero, especialmente cuando planificás tu jubilación. Sin embargo, no podés controlar cosas como las tasas de interés o los impuestos, pero podés planificarlos. Y la buena noticia es que podés planificar en torno a estas circunstancias incontrolables, especialmente con la ayuda de un planificador financiero o un experto en impuestos.
Gastos
Lo opuesto a los ahorros son tus gastos, y es importante comprender cómo influyen en tus finanzas para tener una descripción general completa de tu situación financiera. Si bien es posible que no puedas controlar los gastos de emergencia, como hospitalizaciones o averías del vehículo, podés intentar controlar tus gastos diarios gastando de forma más inteligente y reduciéndolos siempre que puedas.
Ganancias
La cantidad de dinero que ingresa es ciertamente una parte integral de tu plan financiero, y hay partes de esto que están bajo tu control y otras que no. Podés hacer lo mejor que puedas para controlar lo que puedas: conseguir un trabajo, negociar un salario, mantener un trabajo, negociar aumentos, etc., pero no podés controlarlo todo. No se puede controlar el mercado laboral ni los despidos ni, en última instancia, toda la trayectoria profesional. Lo que podés controlar es cuánto tiempo trabajás y cuándo te jubilás, y la cantidad de ingresos que ganás durante tu vida marca la diferencia en tus ahorros para la jubilación.
Cuando se trata de tus finanzas, concentrate en lo que podés controlar y dejá de lado lo que no podés controlar. Trabajar con un equipo de personas, como planificadores financieros y contadores o expertos en impuestos, también puede ayudarte a sentir que comprendés y controlás mejor tu situación financiera.
*Con información de Forbes US