La marcha universitaria de este martes se apoya en números concretos que avalan el reclamo estudiantil. Si bien el recorte presupuestario no es nuevo y viene desde hace años, el nivel de ajuste que se proyecta para 2024 es tan alto que pone en riesgo la normal prestación de servicios de las universidades nacionales.
Martín Rapetti, Director Ejecutivo de la consultora Equilibra, publicó un gráfico que muestra el sendero de la ejecución presupuestaria en esta rama desde 2018 en adelante. Mientras que dicho momento representaba el 0,81% del PBI, en 2019 bajó al 0,69% y se mantuvo con pequeños altibajos hasta el año pasado en el que subió a 0,73%. Ya para el 2024, se estima que caerá al 0,22% del PBI incluso considerando el aumento del 70% anunciado por el Gobierno para la partida “Asistencia Financiera para Gastos de Funcionamiento”.
De este modo, mientras que en 2023 la variación interanual fue positiva en 5,4%, este año el desplome en términos reales llegaría al 72,4%. El dato surge de un estudio de los profesores Javier Curcio y Julián Leone, el cual refleja que las mayores caídas se dan en los segmentos “Fortalecimiento de la Ciencia y la Técnica en Universidades” (-93,3%), “Desarrollo de Institutos Tecnológicos de Formación Profesional” (-91,4%), “Desarrollo de Proyectos Especiales” (-80,3%) y “Asistencia Financiera a Hospitales Universitarios” (-75,2%).
Por el contrario, la partida que menos cae fue “Asistencia Financiera para Gastos de Funcionamiento” (-60,2%), producto del aumento otorgado por el Poder Ejecutivo, por el cual pasará a representar un 8% de todo el presupuesto universitario.
Si se considera solamente el presupuesto de la UBA y midiendo los datos en moneda dura, puede verse una baja mayor producto del sendero que transitó el tipo de cambio en el último quinquenio. En 2018, la UBA contaba con casi 900 millones de dólares de presupuesto y terminó el mandato de Alberto Fernández con apenas un tercio de ese monto. Ahora, en tanto, caería prácticamente a la mitad con unos 130 millones.
El estudio de Curcio y Leone sostiene que el presupuesto actual es “insuficiente para planificar actividades y asegurar la continuidad de la prestación de los servicios de las universidades” y subrayan, en particular, el caso de los hospitales universitarios.
“Ocupan un espacio presupuestario imposible de sustituir dado el tipo de provisión de los servicios que prestan. La Universidad de Buenos Aires, junto a una veintena de casas de alto estudios que cuentan con establecimientos de salud propios en los que se combinan actividades de enseñanza y aprendizaje con prestación de servicios de salud a la población en general”, manifiestan.
El economista Fernando Marull es menos dramático y con los datos del primer trimestre, no con las proyecciones para todo el año, resalta un avance nominal total en pesos del 180% y del 170% en el caso de la UBA. “Las transferencias a las universidades subieron menos que la inflación, pero lejos de estar congeladas”, aseguró.