La plana mayor de la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas (ADELAT) acaba de visitar Argentina para presentar un informe sobre los desafíos que tiene el país para adaptarse a la transición energética mundial.
En ese marco, se reunieron con funcionarios del Gobierno Nacional, quienes están elaborando una serie de reformas de fondo que podrían llegar a tomar algunas de las recomendaciones de estos expertos.
"Argentina está en un momento de transición, con reformas clave en el sector energético para lograr la autosustentabilidad del sistema. Trabajamos junto al sector privado para garantizar que las nuevas normas sean efectivas", afirmó el subsecretario de Energía Eléctrica, Damián Sanfilippo, luego de presenciar la presentación oficial del documento de ADELAT, que también tuvo la participación de ADEERA y UDEA.
En el documento se evalúan dos escenarios: uno de Transición Energética Efectiva, compatible con objetivos trazados para los países europeos en ejercicios similares, y otro de Transición Energética Parcial. Para el caso argentino, el estudio encuentra que se requieren inversiones anuales adicionales por USD 1.600 millones para lograr una transición efectiva, y de USD 800 millones anuales para una transición parcial, de forma sostenida hasta el año 2040.
"Tenemos un puente que cruzar desde nuestra situación actual, desde lo regulatorio, la infraestructura y nuestras instituciones sectoriales", indicó Horacio Nadra, vicepresidente de ADELAT y ADEERA.
La clave que articula todo el documento es la importancia de la inversión temprana en infraestructura, para no generar cuellos de botella que luego traiga más complicaciones y encarezcan este proceso de modernización que será inevitable.
"El cumplimiento de los compromisos climáticos y la mejora de la calidad de vida en la región dependen de estas tendencias emergentes", resaltó Juan Pablo Marzocca, Utility Business Modeling Leader en GME Global.
El panorama regional
Respecto a la situación en toda América Latina, el policy paper lanzado identifica once vectores fundamentales como la Electrificación de Nuevos Usos, Electromovilidad, Conexión a la Generación Distribuida, Digitalización y Automatización, AMI (Infraestructura de Medición Avanzada), Calidad de Servicio, Resiliencia, Actualización de Red, Baterías, Normalización de Pérdidas y Universalización.
Los resultados revelan que para una transición efectiva se requieren 289 mil millones de dólares adicionales de inversión a las que ocurrirían de mantenerse la tendencia reciente (143 mil millones), haciendo un total de US$ 431 mil millones para las distribuidoras de los 7 países analizados (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala y Perú), en una ventana de 17 años.
Ya para el caso de una transición parcial, las inversiones adicionales serían de 174 mil millones de dólares que, sumadas a los 133 mil millones de carácter tendencial, hacen un total de USD 307 mil millones.
"Hay que modificar nuestro marco regulatorio de distribución para dar certezas y beneficios a todos los involucrados, reconociendo las realidades locales de cada empresa e incorporando nuevas tecnologías", subrayó el Jefe del Departamento Eléctrico de la Comisión Nacional de Energía de Chile, Danilo Zurita.