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Un estudio de NielsenIQ sostiene que la desaceleración en la caída del consumo y la moderación en los aumentos de precios sugieren una mejora gradual, aunque el retorno a los niveles pre-pandemia se dará de manera lenta y paulatina.

13 Septiembre de 2024 13.29

El consumo masivo en Argentina empieza a mostrar signos de recuperación, aunque sin señales claras de un crecimiento sostenido a corto plazo. Un informe reciente de NielsenIQ, empresa especializada en inteligencia del consumidor, presentó las tendencias correspondientes al primer semestre de 2024.

A pesar de un contexto económico complicado, se observó una desaceleración en la caída del consumo masivo. Esto, junto a la moderación en los incrementos de precios, podría marcar el inicio de un camino hacia la recuperación en 2025, con un crecimiento proyectado del 5,1%.

El estudio de NielsenIQ destacó que, luego de alcanzar niveles mínimos históricos en las últimas dos décadas, el consumo masivo comenzó a desacelerarse. Este cambio se vinculó en parte a la moderación en el aumento de los precios, lo que favoreció principalmente al segmento de bebidas, siendo el primer sector en mostrar una desaceleración en su caída.

Sin embargo, otros sectores como los electrodomésticos y la tecnología siguieron registrando descensos mucho más pronunciados, duplicando las caídas observadas en los productos de consumo masivo.

Canales y opciones de compra

El informe también detalló que los autoservicios y los canales tradicionales fueron clave en la desaceleración del consumo. Estos lograron mejorar su posición en comparación con los supermercados, que experimentaron una mayor caída debido a su alta base de comparación. En contraste, los autoservicios comenzaron a recuperar terreno por primera vez en cuatro años, presentándose como una alternativa más económica frente a los supermercados.

NielsenIQ indicó que el 60% de la población pertenece al nivel socioeconómico bajo, y un 48% de los argentinos se encuentra por debajo de la línea de pobreza. 

Otro aspecto relevante del informe es la tendencia creciente hacia las marcas económicas y las marcas propias de los supermercados, que representaron la elección del 55% de los consumidores argentinos. Aunque la búsqueda de precios sigue siendo una prioridad, también se registró una tímida recuperación de las primeras marcas, especialmente en el rubro de alimentos y bebidas, lo que refleja una mayor polarización en los patrones de consumo.

Supermercados.
Los autoservicios comenzaron a recuperar terreno por primera vez en cuatro años, presentándose como una alternativa más económica frente a los supermercados.

La proximidad también jugó un papel fundamental en la estrategia de ahorro de los consumidores. Cada vez más, optaron por comprar en comercios cercanos a sus hogares, realizando transacciones con tickets bajos. El gasto promedio por visita a un almacén rondó los $7.750, mientras que en los supermercados se elevó a $9.800, lo que evidenció una diferencia relativamente pequeña entre ambos tipos de establecimientos.

Perspectivas a futuro

El primer semestre de 2024 fue uno de los más complicados en términos de consumo masivo desde la crisis de 2001,según el estudio. NielsenIQ indicó que el 60% de la población pertenece al nivel socioeconómico bajo, y un 48% de los argentinos se encuentra por debajo de la línea de pobreza. Sin embargo, a pesar de estas cifras, la desaceleración en la caída del consumo y la reducción en el aumento de precios sugieren que el país podría comenzar a transitar un camino hacia la recuperación en 2025, con un crecimiento estimado del 5,1%.

Electrodomésticos
Los electrodomésticos y la tecnología siguieron registrando descensos mucho más pronunciados, duplicando las caídas observadas en los productos de consumo masivo.

Según Javier González, Líder Comercial de NIQ Argentina, la situación actual del consumo presenta similitudes con el contexto vivido en 2005/06. A pesar de las proyecciones de recuperación, no se alcanzarán los niveles de consumo observados en 2023.

González explicó que, en 2025, se espera que el consumo se ubique en niveles similares a los de la pandemia, lo que implica que la pérdida de poder adquisitivo sufrida en los últimos años no se revertirá rápidamente. En lugar de ello, la recuperación será lenta y podría extenderse por al menos dos años, siempre y cuando se mantenga una estabilidad económica.

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