Hay que anotar un nombre: Carlos Trujillo, ex embajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). En Washington DC hay apuestas fuertes a favor de él como el hombre que le susurre América Latina a Donald Trump cuando el 20 de enero de 2025 asuma la presidencia.
"Es un hombre que fue siempre leal a Trump, desde los tiempos de las primarias republicanas de 2016, cuando había 13 candidatos", recordó a Forbes Argentina un experimentado funcionario que trabajó con el republicano durante sus cuatro años como presidente, entre 2017 y 2021.
Miembro de la legislatura del Estado de Florida entre 2010 y 2017, Trujillo fue nominado por Trump en 2020 para el cargo de Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental: el hombre que se ocupa de América en el Departamento de Estado. Pero el Congreso rechazó la nominación. En Washington se cree que el inminente nuevo presidente querrá tomarse revancha y darle un cargo clave a Trujillo, de 41 años.
El presidente Javier Milei tiene previsto reunirse con Trump en los próximos días, y hay razones para esperar buenas noticias para Argentina, pero también para ser cautos, advierte Juan Cruz, el hombre a cargo de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca entre 2017 y 2019.
De origen puertorriqueño y ex miembro de la CIA, Cruz participó en debates en torno a Venezuela, el gran tema latinoamericano, pero también hubo lugar para Argentina. Ese puesto en el NSC es que le calza como traje a medida a Trujillo.
"Trump siempre tuvo una opinión muy positiva de Argentina. Puede tener que ver con su contacto con argentinos, entre ellos el presidente Macri", dijo Cruz a Forbes Argentina.
El ex funcionario, hoy dedicado a la consultoría, recuerda sin embargo las dificultades que hubo en esos años en los que coincidieron Trump y Macri.
"Trump decía 'soy presidente, estoy a favor de Argentina'. Y Macri decía lo mismo de Estados Unidos. Pero pasaban seis meses y no se movía la aguja. Dos hombres de negocios y exitosos presidentes daban instrucciones y no veían cambios. ¡Lo mínimo era una frustración! Nos afectaba la burocracia".
Esa burocracia no se interpuso en el pulgar alzado de la Casa Blanca para que Macri obtuviera un préstamo de 45.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI). Milei pretende menos, unos 15.000 millones, aunque las expectativas y planes del presidente argentino con su homólogo estadounidense van mucho más allá de ese asunto.
Los medios norteamericanos coinciden en que, con la experiencia de aquellos cuatro años en el Salón Oval, Trump no repetirá algunos errores y se rodeará de gente extremadamente leal que lo ayude a mover más ágilmente la pesada maquinaria de la burocracia gubernamental. Milei tiene así una oportunidad incluso más valiosa que la de Macri, aunque no será un cheque en blanco, por más afinidad ideológica que haya.
"Los argentinos tienen que poner un ojo en que una segunda administración Trump viene decidida a usar aranceles de forma agresiva. Muchos con China. Argentina se libró por poco de los aranceles al acero y al aluminio, terminó habiendo un waiver durante Macri".
"Porque China es clave, el enfrentamiento con China une a los dos partidos, a demócratas y republicanos. Milei empezó fuerte en su posición ante China y ahora muestra dudas. Eso puede ser un problema para él".
La reciente frase del presidente ("China solo pide que no la molesten") llamó la atención en los círculos washingtonianos que siguen a América Latina. En su encuentro con Trump, el libertario seguramente deba extenderse sobre su posición.
Porque Trump ofrecerá posibilidades para el gobierno de Milei, pero tampoco hay que olvidar la agenda del republicano, que, más allá del "dólar fuerte", problemático para la economía argentina, Cruz resume en cuatro conceptos: "America first. Agresiva. Transaccional. Unilateral."