Tras una jornada en la que el dólar blue cruzó por primera vez la barrera psicológica de los $1000, sumando $65 pesos en una sola rueda, la brecha cambiaria entre el tipo de cambio informal y el mayorista se ubicó en 188%, un nivel récord que deja flotando la sensación de que una nueva devaluación puede venir en algún momento después de las elecciones generales del 22 de octubre, o eventualmente tras un balotaje el 15 de noviembre entre los dos candidatos más votados.
Varios indicadores dan cuenta de una situación muy compleja en el mercado cambiario, que afecta indistintamente a empresas y ciudadanos de a pie, todos corriendo a dolarizar sus tenencias en pesos para cubrirse de una nueva devaluación.
Además de la brecha cambiaria, las escasas reservas del Banco Central, una economía que empieza a acusar el efecto torniquete sobre los insumos, el stock de pagos de importaciones pendientes, que según estimaciones privadas supera los US$ 40.000 millones, en la mañana del martes la publicación en el Boletín Oficial de un nuevo incremento en los dólares alternativos – dólar Qatar, Tarjeta o Turista y Ahorro- encendió las alarmas.
Todas las miradas apuntan ahora a lo que puede ocurrir en los seis días hábiles que hay hasta las elecciones generales del 22 de octubre y la posibilidad de una nueva devaluación del peso el lunes 23, dependiendo del resultado de los comicios.
Aceleración inflacionaria
Analistas consultados por Forbes Argentina afirman que el período que va hasta elecciones o el balotaje, estará marcado por volatilidad cambiaria e inestabilidad económica. Sostienen que por el momento hay margen para evitar una hiperinflación, pero claramente habrá un traslado a precios (pass through) del tipo de cambio paralelo, lo que echará nafta al fuego ya bastante encendido de la inflación.
“Hay que mirar la velocidad de traslado a precios”, señaló Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica, y recordó que en la devaluación del 14 de agosto, el traslado a precios fue del 90% de la suba del tipo de cambio (22%), que se tradujo en un aumento del índice de precios mayoristas (IPIM) del 19% en agosto.
“Estamos en una fase superior del régimen de inflación que tenemos desde fines de 2022 y principios de 2023”, destacó el economista, quien advirtió que hoy hay más dolarización de contratos y precios en la economía, aunque todavía los precios de alimentos que están en acuerdos con el Gobierno, tienen costos calculados al dólar oficial.
Consultado sobre la posibilidad de una hiperinflación, Delgado consideró que “todavía hay espacio para evitarla”, pero para eso hace falta un “pacto de no agresión” entre los candidatos para llegar con un dólar más o menos estable.
Depósitos en caída
Un dato preocupante en este contexto es que “se está viendo un desarme de depósitos minoristas, de menos de un millón de pesos, que claramente se pasan a dólar”, y descartó que haya margen para una suba de la tasa de interés porque “no tendría mucho efecto”.
Por su parte, Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de Equilibra, estimó que los efectos de la devaluación del 14 de agosto duraron apenas siete semanas, porque “el Gobierno no hizo las cosas que tenía que hacer y no cerró la brecha”, que entonces estaba en 100%. Desde entonces, el tipo de cambio informal subió 44%, y acumula casi 30% sólo desde el 2 de octubre.
“Quedan seis jornadas muy difíciles”, recordó el economista. En este escenario incluso la liquidación de divisas por parte de los exportadores se verá afectada, porque “a dos meses de un cambio de Gobierno algunas empresas verán si les conviene exportar y liquidar o esperar”.
Sobre lo que puede ocurrir con el tipo de cambio, Sigaut Gravina explicó que “hoy no hay mucho con qué parar la suba del dólar” y enfatizó que un aumento de las tasas de interés – hoy en 118% de tasa nominal anual- “no va a cambiar” el escenario y la corrida hacia el dólar.
“El Banco Central tendría que poner una tasa del 15% mensual y no lo va a hacer”. Además, señaló que una suba de la tasa tendría efecto sobre las Leliq y los Pases, pasivos remunerados que se han transformado en un dolor de cabeza para el Gobierno y una pesada herencia para quien venga el 10 de diciembre. Todo esto genera una gran incertidumbre, dijo Sigaut Gravina.
Esta crisis cambiaria se gatilló a fines de la semana pasada, tras el paso de Javier Milei, líder de La Libertad Avanza, por Mar del Plata, en lo que el círculo rojo y la prensa calificaron como una contracumbre al tradicional Coloquio de IDEA.
Allí Milei aseguró que cuanto más alto sea el tipo de cambio, más fácil será dolarizar, uno de sus caballitos de batalla en la campaña electoral. Pero este lunes tuvo una nueva intervención, cuestionada por muchos sectores, en la que durante una entrevista radial recomendó ahorrar en dólares y no tener plazos fijos en pesos porque era una moneda que vale “menos que el excremento”.
Fue toda una señal hacia los mercados, que rápidamente corrieron hacia el dólar informal, disparando la cotización hasta $1050, que luego se ubicó al cierre cuarenta pesos más abajo.