El Gobierno nacional está llevando adelante una devaluación del peso, aunque evitando que esa “palabra maldita” se cuele en medio de una campaña electoral muy caliente de cara a las PASO del 13 de agosto, y de esa manera reste chances electorales al oficialismo.
La aplicación del Impuesto PAIS del 7,5% a todos los bienes importados -salvo medicinas, combustibles y lubricantes, e insumos vinculados a la canasta alimentaria- y del 25% a todos los servicios importados, excepto fletes, salud y educación, redundó en un virtual encarecimiento del tipo de cambio de referencia para esos componentes importados de los costos.
En paralelo, el Ministerio de Economía implementó una nueva versión del dólar agro para economías regionales, pero que terminó siendo llamado dólar maíz en el marco del Programa de Incentivo Exportador (PIE). Reconoce un tipo de cambio de $ 340 en lugar de lo que marca el dólar mayorista, que al cierre de este martes cotizaba a $ 283,80 para la compra y $ 284,20 en la punta vendedora.
En rigor, no se trata de un beneficio para exportar más, sino de una “zanahoria” a los exportadores para que liquiden anticipadamente las divisas. Y es la cuarta vez en menos de un año que el Gobierno apela a este recurso, tras el dólar soja I en septiembre de 2022, el dólar soja II en diciembre y el soja III en abril-mayo de este año.
Esta cuarta versión del incentivo, sumada a la generalización del Impuesto PAIS, ya dejó al dólar oficial como una cotización casi testimonial. Sólo sirve para la liquidación de las exportaciones de trigo y soja más derivados, en un virtual “castigo” a esos sectores, a los que por otra parte les liquidan a $283,80 menos 12% de retenciones en el caso del trigo y 33% para el complejo sojero.
En este escenario, las liquidaciones de los exportadores de maíz -también de cebada, sorgo y girasol- a $ 340 acumulan al cierre del martes 8 de agosto US$ 1.830 millones, un 92% de la meta prevista por el Palacio de Hacienda cuando lanzó el programa, estimando que se liquidarían unos US$ 2000 millones. El maíz representa cerca del 95% de las liquidaciones diarias del dólar agro.
Apuesta al grano amarillo
Eugenio Irazuegui analista de mercados agrícolas de la corredora de granos Zeni, estima que la cosecha 2022/23 de maíz se ubicará finalmente entre 32 y 34 Mt (millones de toneladas), de las cuales hasta el momento el avance de la cosecha llega al 80% a nivel nacional.
“La liquidación del dólar agro se está moviendo bastante bien, aprovechando que los planteos tardíos y la segunda cosecha de maíz han mejorado los rendimientos, porque desde mayo se fue normalizando el patrón de lluvias”, sostuvo Irazuegui.
Pero en un escenario en el que el Banco Central perdió más de 20.000 millones de dólares de sus reservas brutas en lo que va del año -en parte por la sequía, pero también por falta de incentivos a liquidar por la política cambiaria, la autoridad monetaria intenta frenar la demanda de dólares con pocas armas en la mano.
“La unificación cambiaria tal vez sea la principal demanda de los productores agroexportadores. De todos los países relevantes en este mercado sólo en Argentina hay un desdoblamiento cambiario”, señaló el experto de Zeni.
La mano del FMI
En verdad, desde el Gobierno buscan que el dólar maíz, que según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario gatilló en julio el mayor volumen comercializado en al menos siete años, sirva como un puente hasta que llegue el nuevo desembolso del Fondo Monetario Internacional por US$ 7500 millones. Servirán para pagarle al propio FMI pero también para fortalecer las reservas.
La corrida cambiaria de la última semana puso nerviosos a muchos en la City porteña, ante el escaso “poder de fuego” del Banco Central, que en estos momentos está operando con niveles de reservas netas negativas cercanas a los US$ 8.000 millones. Es decir, un rojo de esa magnitud, indican fuentes del mercado.
Para la consultora Equilibra las reservas internacionales (RIN) “cerraron julio en torno a los US$ 10.000 millones, a las que probablemente se incorporen DEGs (Derechos Especiales de Giro, la moneda del FMI) por hasta US$ 4.300 millones tras la aprobación del board del acuerdo del FMI”.
Es una situación compleja, teniendo en cuenta que este nivel negativo de reservas se alcanzó incluso “pisando” importaciones para evitar una sangría mayor.
En este escenario, la buena noticia es que “los exportadores de maíz seguirán liquidando a $ 340 hasta fines de agosto, superando la meta de US$ 2000 millones prevista”, indicó Irazuegui.
Pero aun en ese caso, está casi descartado que se pueda cumplir con la meta de reservas que contempla el acuerdo con el Fondo de marzo de 2022. “Esperamos que haya una contracción de las importaciones del 14% interanual en el lapso enero-diciembre (-16% en volúmenes), compatible con una caída de la actividad del 3% en dicho período”, señala un informe de Equilibra.
Así, las reservas netas se ubicarían US$ 7000 millones en terreno negativo, mejor que en la actualidad, pero lejos de un nivel deseable, incluso con caída de importaciones y un dinámico programa dólar maíz para incentivas las liquidaciones.