Cuando se trata de inversiones, hay dos campos: uno dice que hay que "ir con el instinto" y el otro dice que siempre se deben tomar decisiones racionales y lógicas.
Caer presa de la idea de que la emoción y la lógica son dos caminos separados que no pueden cruzarse es un problema para la mayoría de los inversores, y conduce a una miríada de malos resultados que tienen un efecto dominó en todas las áreas de sus vidas.
Es fácil decir que simplemente deberíamos evitar permitir que las emociones se infiltren en las opciones de inversión, pero esto no siempre es realista, especialmente a nivel corporativo. En lugar de dar rienda suelta a las emociones más "primarias" del miedo y la codicia, como se suele describir en los mercados, recomiendo una tercera opción: aprender a hacer que las emociones funcionen a favor.
Desafortunadamente, incluso si nos esforzamos por lograr un enfoque perfectamente equilibrado, nunca hay garantías de que las cosas salgan según lo planeado. Siempre habrá cantidades interminables de "ruido" de los inversores, pero tener objetivos claros y la mentalidad correcta ayudará a evitar el parloteo y proteger la cartera a corto y largo plazo.
Afortunadamente, tengo una solución simple para lograr la mentalidad correcta que solo requiere un único elemento que falta: la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional se define como "la capacidad de ser consciente, controlar y expresar las propias emociones". Los psicólogos también incorporan rasgos como la capacidad de aceptar el cambio, la incertidumbre, los errores y las limitaciones personales, particularmente en situaciones difíciles, como signos clave de la inteligencia emocional.
En un estudio titulado Inteligencia emocional y comportamiento de los inversores, los autores John Ameriks, Tanja Wranik y Peter Salovey definen la inteligencia emocional como la capacidad de "reconocer y utilizar las emociones de manera productiva". Esto significa que la inteligencia emocional se trata menos de "estar en contacto con tus emociones" y más de ser capaz de hacer que tus emociones trabajen para vos en lugar de ser controladas por ellas (que es la experiencia humana común).
Para fines de inversión, la inteligencia emocional permite reconocer e interpretar emociones, luego integrar esa información en una estrategia productiva que realmente ayude a tomar decisiones financieras óptimas y más razonables. Debido a que no podemos escapar de nuestras emociones, lo mejor es pensar en ellas como "asesores" que ofrecen información valiosa sobre qué decisiones son las correctas para tomar.
¿Podemos crear una "matriz de inversión" para tomar siempre las decisiones correctas?
Si bien no existe una "matriz de decisiones" garantizada que siempre lleve al éxito financiero, se puede utilizar el nuevo marco de lógica e inteligencia emocional para crear una estrategia más confiable para las opciones de inversión a corto y largo plazo.
Es importante recordar que la inversión emocional descontrolada crea una cartera mucho más caótica y también puede tener un efecto perjudicial en el bienestar general de un inversor.
Cuando se permite constantemente que la montaña rusa del mercado dicte las emociones y decisiones de inversión, se termina viviendo en un estado de alta ansiedad y estrés crónico. Con el tiempo, esto provoca agotamiento físico y mental, los cuales afectan negativamente las decisiones de inversión y la calidad de vida en general.
Por el contrario, tratar de ignorar o compartimentar las emociones (positivas o negativas) puede dejar con puntos ciegos que hagan cometer errores también. Usar el espectro completo de las emociones (incluso las turbulentas o disruptivas) para mejorar las habilidades de pensamiento y resolución de problemas es la mejor manera de tomar decisiones financieras óptimas, independientemente de si el mercado está al alza o a la baja.
La inteligencia emocional puede revolucionar la cartera de inversiones
Cualquier inversionista exitoso considera factores como el impulso del mercado, la diversificación de activos, la gestión de la demanda, la volatilidad de los precios, las estrategias de entrada y salida y el atractivo de los refugios seguros al administrar una cartera. Estos son puntos de datos lógicos y basados en hechos que informan las decisiones.
Sin embargo, es un desafío mirar gráficos que caen en picado o picos de mercado y no sentirse obligado (por instintos como el miedo o la codicia) a tomar medidas rápidas. Este es un pensamiento a corto plazo, y el mercado puede fácilmente dar un giro brusco en la otra dirección en cualquier momento.
Los inversores experimentados entienden cómo "sobrellevar" las oscilaciones porque tienen una visión clara, un enfoque medido y una tolerancia al riesgo cuidadosamente calculada para el éxito a largo plazo. No permiten que los "sentimientos viscerales" o los agudos picos y valles de un mercado volátil los aparten del camino que han trazado. Puede que no lo llamen así, pero estos patrones de comportamiento son signos de un intelecto emocional agudamente perfeccionado.
Sí, la emoción a veces puede abrumar a la lógica en el mejor de nosotros. Aún así, la mejor estrategia de inversión es aprender a manejar los sentimientos y usarlos para infundir un mayor grado de razón en las elecciones. Comprender las propias emociones y las emociones de los demás puede ayudar a superar los momentos de pánico y mantener la cabeza fría, sin importar lo que suceda alrededor.
*Nota publicada en Forbes US