El nuevo gobierno a cargo de Javier Milei, con Luis Caputo como ministro de Economía y Santiago Bausili como presidente del Banco Central, logró reducir fuertemente la brecha cambiaria.
Tras el salto del dólar oficial hasta superar los $800 por unidad, la diferencia con los tipos de cambio libres, que se “plancharon” en el rango de los $1.000, pasó del 180% de principios de diciembre de 2023 al 23% actual.
Este comportamiento, sumado a la fuerte acumulación de reservas que está logrando el organismo monetario, generó que el mercado iniciara una especie de “cuenta regresiva” para la llegada de la tan anhelada unificación cambiaria.
“El proceso de unificación cambiaria sería al que se arribe luego de que el gobierno pueda obtener los US$ 15.000 millones para salir del cepo. Ese monto podría ser alcanzado en julio o antes, en base al favorable comportamiento macroprudencial de la Argentina en sus metas con el Fondo Monetario Internacional y por el recupero de reputación en los mercados internacionales que gana la plaza local luego de la baja del riesgo país a mínimos de 2020”, detalló Adrián Moreno, economista especializado en mercados financieros.
“La unificación cambiaria implicaría que los valores de los dólares de la economía como el oficial, el contado con liqui y el bolsa converjan a un nivel común”, añadió.
“Ir a la unificación cambiaria sería eliminar regulaciones y restricciones sobre la economía. Además, no hay que perder de vista que con múltiples tipos de cambio se establecen retenciones y subsidios implícitos que al final del día distorsionan la producción y la inversión. No por nada casi todos los países del mundo tienen un esquema de tipo de cambio único”, sostuvo Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
“Pensemos en un inversor internacional: si en 2023 decidía ingresar dólares para hacer una inversión en Argentina, cuando los pasaba a pesos se le reconocía la mitad de su valor. ¿Quién decide invertir en estas condiciones? Desde el 10 de diciembre se fue avanzando en eliminar las regulaciones que constituyen el cepo cambiario. Se fueron relajando algunas de estas restricciones y facilitado el acceso al Mercado Único y Libre de Cambios para algunos operadores. Continuar en esta senda no requiere una ley ni un decreto, sino que es una potestad del BCRA y la Comisión Nacional de Valores”, agregó.
Una vez que se avance con la unificación, el próximo paso sería establecer la política cambiaria, ya que el tipo de cambio “no sería estático, sino que debe contemplarse cuál será la manera en qué flotará y el rango de devaluación que se le adjudique para ir acompañando a la inflación evitando desfasajes”, según Moreno.
Para Marí, hay varias opciones, ya que puede haber un tipo de cambio flexible, un tipo de cambio fijo, bandas de intervención, entre otras. “Obviamente, cada una tiene sus pros y sus contras, en particular en el grado de intervención en el mercado cambiario que se le exige a la autoridad monetaria. Por ahora, respecto a este tema no se tienen mayores definiciones”, indicó.
En cuanto al impacto de la unificación cambiaria, habría un gran e importante beneficio para el país. “En la economía en general, permitirá la posibilidad de ingresos de capitales. Habría que ver si tienen como destino el mercado de capitales, que seguramente celebre la salida del cepo, pudiendo verse reflejado un mayor precio de los activos locales, o la economía real, que es el ámbito donde el gobierno debería focalizar sus esfuerzos a partir del segundo semestre para que comience a ser positivo el nivel de actividad”, relató Moreno.