Este jueves 9 de enero, el Gobierno tendrá que enfrentar un pago de deuda por alrededor de US$ 4.700 millones, correspondiente a los intereses y la amortización parcial de capital de los bonos reestructurados en 2020, como AL30, GD30, AL29 y GD29, entre otros.
Pero aún hay más, ya que, en todo el 2025, los vencimientos en dólares rondan los US$ 17.300 millones, de los cuales US$ 9.300 millones pertenecen a amortizaciones de capital y US$ 8.000 millones, a intereses.
Por otra parte, aunque las transacciones que deben hacerse al Fondo Monetario Internacional (FMI) recién llegan en 2026, este año los intereses suman US$ 2.600 millones, aproximadamente. En tanto, también habrá abonos a otros organismos por US$ 3.200 millones.
Afortunadamente, para afrontar este escenario, el Gobierno se enfocó en sanear las cuentas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que ahora acumula reservas por más de US$ 31.000 millones. Aunque, lógicamente, una porción minoritaria es de libre disponibilidad.
"La administración actual honraría las deudas programadas para este año con las reservas que se tienen en cartera, ya que en el último tramo de 2024 se aceleró la acumulación de divisas en las arcas del Banco Central", explicó Adrián Moreno, economista y asesor financiero en Sailing Inversiones.
"Aunque a con un riesgo país bajista existiría la posibilidad de que eventualmente se pudieran refinanciar los vencimientos para evitar el desembolso y robustecer las arcas de la autoridad monetaria local", añadió.
En este contexto, el mercado ya descontó que no habrá dificultados este año para hacerles frente a las múltiples deudas financieras. Sin embargo, la administración Milei debe mantenerse firme para que suceda lo mismo en 2026.
Según Mariano Sardans, director ejecutivo en FDI Gerenciadora de Patrimonios, la clave se encuentra en el superávit financiero, logrado con creces durante 2024, y el recorte del gasto público para poder reducir impuestos.
"El superávit financiero da la certidumbre de que al Gobierno le sobra plata para pagar intereses y que lo único que hace es rollear la deuda. No aumenta deuda, sino que cancela, paga intereses y amortiza, con lo cual baja el stock de deuda", indicó el ejecutivo.
"Al mismo tiempo, bajando impuestos, hace que la economía sea más competitiva. De ese punto de vista aumenta o mejora la posición de los exportadores, que no es solamente granos, no es solamente energía y minería, sino toda la industria de servicios que tiene Argentina", agregó.
Por su parte, Leonardo Anzalone, director del Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC), señaló que otro aspecto a considerar es la normalización del mercado cambiario. "Un levantamiento progresivo del cepo es crucial para atraer inversiones y fortalecer las cuentas externas. Sin embargo, esto debe realizarse con reservas suficientes y un esquema de transición que minimice disrupciones", aclaró.
Cabe destacar que, de acá a principios del año que viene, el riesgo país elaborado por JP Morgan podría continuar bajando, tal como lo hizo hasta el momento, que pasó de los 1.600 puntos a los 560 en menos de doce meses. En caso de perforar niveles clave, como los 500 puntos, se abriría la puerta para que el Gobierno vuelva a los mercados internacionales para optimizar su situación de deuda.
"El Gobierno debe acceder a los mercados internacionales de deuda en condiciones favorables. Una reducción sostenida del riesgo país, como lo viene haciendo, facilita la emisión de bonos a tasas menores. Esto permitiría refinanciar parcialmente los vencimientos de 2026 sin depender exclusivamente de las reservas", mencionó Anzalone.
"Varios países emergentes están en 400 puntos de riesgo país. En un extremo, tenés a México, con 150 puntos; Brasil, en 200 puntos... Y perfectamente Argentina puede entrar, volver a los mercados", coincidió Sardans.