En pocos días, el Gobierno pasó de una de sus mejores semanas en términos políticos de todo el mandato de Alberto Fernández, a una crisis por desabastecimiento de combustibles que no se sabe cuándo se resolverá ni qué impacto tendrá en el balotaje del 19 de noviembre.
A pesar de la amenaza del ministro Sergio Massa de cortar los permisos de exportación a las petroleras si no resuelven los faltantes de nafta para el martes a la noche, la realidad es que en el sector reina la incertidumbre.
Las filas en las estaciones de servicio continúan y desde el sector privado sostienen el que Banco Central sigue sin liberar los dólares para el pago de los buques con gasoil que aguardan en el puerto.
Fuentes de la industria indicaron a Forbes que, de los 12 barcos comprometidos por el Gobierno, solamente autorizaron la venta de dólares para dos de ellos por parte de YPF. Primero dieron el ok para todos y después lo supeditaron al swap de yuanes, indicaron.
Por su parte, allegados a la petrolera controlada por el Estado destacaron que esta semana se van a descargar otros tres barcos de gasoil y remarcaron que casi el 90% del combustible importado es operado por YPF.
YPF fue la única compañía que mantuvo sus precios dentro del acuerdo con el gobierno nacional, lo que generó una brecha con la competencia y un aumento de la demanda en estaciones. El mes pasado el share de YPF creció en un 2%. La compañía viene aumentando sus niveles de despacho desde sus terminales. La semana pasada fue récord y se estima un crecimiento del despacho del 34% en naftas y 28% en gasoil a partir de esta semana. A pesar de las paradas programas de unidades en sus Refinerías, el procesamiento en los 3 Complejos creció un 5% respecto al año pasado, agregaron.
Lo concreto es que, ante la desesperación social por ver en riesgo su movilidad, la demanda pegó un salto incontrolable y es poco probable que se normalice el abastecimiento dentro de los plazos que puso el Gobierno como ultimátum.
Públicamente, el ministro Massa salió a cargar la culpa contra las productoras de crudo por retención de stock y por excesos en la exportación que terminaron desabasteciendo el mercado doméstico.
No obstante, las petroleras no pueden exportar todo lo que quieren, sino que operan bajo un formato spot donde van exportando lo que les autoriza la secretaría de Energía. A su vez, la infraestructura existente le pone un límite al almacenamiento de crudo. No hay tanques tan grandes como para generar un movimiento especulativo de esta envergadura.
Dormimos con el tema de los barcos. Hacía rato que se sabía que el Central no iba a dejar bajar los barcos y advertía que no lo iba a financiar, reconoce una fuente oficial en diálogo con Forbes.