Para sorpresa de muchos, el cierre del 2022 ya está a la vuelta de la esquina. En un abrir y cerrar de ojos, el año pasó y llegaron las fiestas. Pero también llegó el momento de mirar hacia atrás y revisar cómo evolucionó nuestra situación financiera en base a tres pilares.
Ingresos y egresos
En primer lugar, debemos analizar si el balance general entre ingresos y egresos fue positivo o negativo. Afortunadamente, hoy en día, gracias a la masificación de los pagos digitales, solo basta con observar el resumen de la cuenta bancaria o de la fintech que utilicemos.
Si entró más plata de la que salió durante el año, quiere decir que tuvimos bajo control los flujos de fondos, lo que suele ser una señal de unas finanzas personales saludables.
Ganancia real
Por otro lado, tenemos que tomar nuestras inversiones y chequear si efectivamente conseguimos una ganancia real, es decir, si le ganamos a la inflación y/o al dólar.
A veces, un plazo fijo o fondo común de inversión con rendimiento del 70 % anual puede generar la falsa sensación de victoria, pero si la inflación subió un 90 % y/o el dólar duplicó su valor, entonces el poder adquisitivo disminuyó.
Deuda sostenible
A su vez, al llegar el fin de año, es importante observar las deudas contraídas, ya sea con las tarjetas de crédito, la caución o directamente con los préstamos bancarios.
La idea es mantener un nivel de deuda que sea controlable, con bajos intereses, que no brinde altas probabilidades de desestabilizar la situación económica personal. Además, también hay que aprovechar para corroborar si la deuda está justificada o no, ya que a veces pedimos prestado dinero para pagar caprichos irrelevantes.
Nuevos planes
Luego de estudiar cómo nos fue en el 2022 en términos financieros, llega el momento de trazar las metas del próximo año. En esta instancia, se debe establecer una guía de ingresos, ahorro e inversiones. De esta manera, sabremos cómo avanzar mes tras mes y qué hacer con el dinero.