Las redes sociales están en todas partes y lo abarcan todo. La gente utiliza las redes sociales para conectarse, comprar, contenidos, entretenerse y compartir información. Aunque parte del desplazamiento es inofensivo, los peligros de las redes sociales se están convirtiendo en algo cada vez más evidente. Esto es especialmente cierto cuando se trata de nuestra salud financiera.

La inflación del estilo de vida, la tendencia a aumentar los gastos a medida que aumentan los ingresos, no es nada nuevo. Sin embargo, James Curry, Vicepresidente Senior y Director de Gestión Patrimonial de Greenleaf Trust, explica que las redes sociales hicieron que sea más fácil caer presa del encanto de la inflación del estilo de vida.

“Las redes sociales nos exponen constantemente a las vidas glamourosas de los demás. Instantáneas cuidadosamente seleccionadas de estilos de vida fastuosos llenan nuestros feeds cuando nos desplazamos por las plataformas de las redes sociales, mostrando imágenes de vacaciones de lujo, armarios de diseño y experiencias gastronómicas extravagantes”, precisa.

Esto nos lleva a una percepción poco realista, inflada e inexacta de la riqueza. Curry cree que esta exposición constante a los excesos puede influir subconscientemente en nosotros para que ajustemos nuestros hábitos de gasto a las experiencias que estamos viendo online.

“A medida que las personas se esfuerzan por mantener unas apariencias acordes con los estándares inflados que establecen las redes sociales, el endeudamiento se convierte con frecuencia en una consecuencia. La presión por subir a estándares poco realistas puede llevar a los individuos a caer en trampas de deuda”. El resultado, dice Curry, es con frecuencia el uso de tarjetas de crédito y préstamos con altos intereses para mantener un estilo de vida que es insostenible a largo plazo, poniendo en peligro su estabilidad financiera y sus objetivos futuros.

Para evitar estas trampas y las presiones financieras provocadas por las redes sociales, Curry recomienda establecer objetivos financieros claros y equilibrar el disfrute a corto plazo sin perjudicar los objetivos a largo plazo.

Además de los peligros de la inflación del estilo de vida, las redes sociales también suponen una amenaza con la enorme cantidad de contenidos y consejos financieros que se encuentran online. Una encuesta reciente encargada por Forbes Advisor y realizada por la empresa de estudios de mercado Prolific muestra que el 79% de los estadounidenses que representan a los grupos de edad de la generación millennial o la generación Z obtuieron asesoramiento financiero de las redes sociales.

Aunque hay muchos "finfluencers" que dan grandes consejos, educan a los usuarios y tienen un impacto positivo, siempre se debe tener en cuenta la fuente y la motivación antes de tomar decisiones financieras. Los aspectos a los que hay que prestar atención son

• Cualquiera que venda o promocione un producto financiero. Esto no quiere decir que el producto sea una mala idea, pero investigá antes de comprar nada. Subí las credenciales de los carteles y comprobá si reciben alguna comisión.
• 'Trucos' para salir de deudas o esquemas para 'hacerse rico rápidamente'. Por desgracia, hay muy pocos atajos en las finanzas. Y, si alguien tuviera un método que realmente le hiciera 'rico rápidamente', ¿por qué iba a monetizarlo?
• Rendimientos o resultados 'garantizados'. Salvo algunas excepciones, no existen garantías de inversión. La naturaleza de la inversión es el riesgo. Cuanto mayor es el riesgo, mayor es la recompensa (y la pérdida) potencial.
  Cursos financieros. De nuevo, existen algunos realmente valiosos. Pero antes de pagar por el asesoramiento de un "experto", asegurate de que sea uno.

Pero no todo es malo y feo: las redes sociales ayudaron mucho en lo que respecta a nuestras vidas financieras. Las personas influyentes en el ámbito financiero están normalizando el hecho de hablar de dinero. Están haciendo que las finanzas sean accesibles para todo el mundo e incluso (me atrevería a decir) "geniales" para las generaciones más jóvenes. Esto supone un gran salto con respecto a cómo se educó a los millennials y a las generaciones mayores, cuando hablar de dinero se consideraba tabú.

La Generación Z y la Alfa están expuestas a todo tipo de conceptos financieros, son más conocedoras y reconocen la importancia de la educación financiera y la responsabilidad. La misma encuesta muestra que el 76% cree que el contenido financiero en las redes sociales hizo que hablar de dinero sea menos tabú y el 62% se siente capacitado por su acceso al asesoramiento financiero en las redes sociales.

Aunque siempre hay manzanas podridas, hay muchos finfluencers que están inspirando a la gente motivándola a tomar el control de su mundo financiero y a hacer cambios para estar financieramente sanos.

*Con información de Forbes US