La máxima prioridad en estos poco más de cuatro meses de Gobierno fue, sin dudas, eliminar el déficit fiscal. Un objetivo celebrado por Milei este lunes a tal punto de anunciarlo por cadena nacional, a pesar de ser un dato estrictamente técnico históricamente ignorado por la mayoría de la población.
El superávit financiero de 275.000 millones de pesos acumulado durante el primer trimestre, equivalente al 0,2% del PBI, es el mejor resultado fiscal desde el año 2008. En este período, los ingresos totales cayeron un 4,5%, mientras que el gasto primario descendió un 35% interanual real. Según IARAF, esta variación real del gasto primario resultó ser la mayor variación interanual real de los últimos 30 años para un trimestre, lo que permitió llegar a un superávit primario (sin contar los intereses de la deuda) del 0,6% del PBI.
Entre los recortes de gasto más importantes, se destacan jubilaciones y pensiones contributivas (- $2.894.000 millones), inversión real directa (-$1.250.000 millones), subsidios a la energía (- $763.000 millones) y salarios (-$622.000 millones). Entre los cuatro aportaron casi $5.529.000 millones a moneda de marzo 2024, es decir, el 66% del total ahorrado, según un reporte de IARAF.
El superávit fiscal de marzo fue de 625.000 millones, pero si a los jubilados les hubieran pagado lo mismo que en marzo del 2023 hubiéramos tenido un déficit de 350.000 millones. El presidente ya no se jacta de la licuadora, pero la usa a full, cuestionó el diputado Martín Tetaz.
IARAF indicó que, en los primeros tres meses del año, se aprecia que 15 de los 16 componentes del gasto tuvieron descensos en términos reales con excepción de las asignaciones universales para la protección social (10,6%).
De acuerdo a estos resultados el ajuste fiscal del primer trimestre fue equivalente, en términos anuales, a 6 puntos porcentuales del PIB, luego de un enero que había sido equivalente a 8 puntos porcentuales y en el primer bimestre a 7 puntos, indicaron.
Las principales red flags
El dato desagregado esconde algunas inconsistencias que ponen en riesgo la sostenibilidad del sendero fiscal, algo que incluso afirmó el FMI públicamente. En primer lugar, preocupa que la caída real de los ingresos se profundiza mes a mes. Mientras que en el trimestre promedió el 4,5%, en marzo fue del 8,6%.
El mayor desplome recaudatorio se observó en Ganancias (-45,8% ia) e IVA (-28,4%), el cual concentra algo más de un tercio de los recursos tributarios. Eso, entre otras cosas, hizo que el superávit primario del tercer mes del 2024 sea el más pequeño de todo el trimestre.
Del mismo modo, los gastos de marzo cayeron en una menor proporción a la del primer trimestre (-28,6% vs -35%). Eso se explica, en gran parte, por el avance de los subsidios económicos (206,8% de forma interanual), las prestaciones sociales (205,9%) y los gastos de funcionamiento (206,9%).
La Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), por su parte, alerta que el nivel de ejecución, sumado al contexto de alta inflación prevista para el año en curso, revela que en los próximos meses va a ser necesario ampliar nuevamente el presupuesto global de gastos.
Por otro lado, aseguran que los Gastos de Capital presentan niveles casi de parate total de la Inversión Pública, al caer un 83,4% ia. y que las Transferencias de Capital a Provincias prácticamente cayeron un 96,5% ia.
A su vez, otros componentes con fuerte caída que será difícil de sostener son las transferencias a ENARSA y a Cammesa, las compañías energéticas que canalizan el grueso de los subsidios y que, como contraparte, acumulan una deuda en torno a los 2.000 millones de dólares con generadoras eléctricas y productoras de gas, de acuerdo a los datos de la consultora Economía & Energía.