Es común escuchar que los hombres suelen ser más arriesgados a la hora de invertir y que las mujeres, al menos las que pueden hacerlo, usan herramientas más conservadoras. También se suele decir que el acceso para las mujeres es menor debido a las brechas salariales y a la poca educación financiera a la que pueden acceder.
Todos estas concepciones se encuentran en la sociedad y la Argentina no es la excepción. Pero con la irrupción de la tecnología y la digitalización de las inversiones ahora se pueden argumentar con datos y es justamente ese el objetivo que planteó Ualá al llevar a cabo su informe “Las mujeres facturan, ¿pero invierten?”.
“Desde que empezamos a ofrecer inversiones hemos tenido mucha demanda de herramientas para invertir de forma accesible y sencilla. En general son usuarios que no se habían animado a invertir antes y en ese contexto nos dimos cuenta que las mujeres participan menos y el porcentaje es considerablemente menor”, explica Pablo Savoldelli, Head of Business Development en Ualá. Y agrega: “Ahora, esa diferencia no se nota tanto al momento de abrir las cuentas comitentes necesarias para invertir, de hecho es bastante similar entre hombres y mujeres. Entonces, lo que vemos es que las mujeres llegan hasta ahí pero luego no terminan invirtiendo en alguno de los productos que ofrecemos”.
Según las cifras del informe de Ualá, el 56,7% de las mujeres se define con un perfil de riesgo conservador, un 42,8% moderado y sólo el 0,5% arriesgado. Mientras que en el caso de los hombres esto se divide en el perfil conservador que se reduce al 39%, el moderado que aumenta a 58% y el agresivo del 3%.
“Esto es producto de muchas cosas. La capacidad salarial de las mujeres no es la misma, algo que influye, y también la tolerancia al riesgo, que es como uno se siente con el escenario eventual de incertidumbre de un tipo de activo”, reflexiona Savoldelli.
En qué tipo de herramientas financieras invierten las mujeres
Si bien Ualá ofrece tres productos financieros a sus usuarios (Fondos Comunes de Inversión, dólar MEP y Cedears), para el informe abrió el abanico a todos los disponibles en el mercado. De eso surgió que la mayoría de las mujeres que invierten lo hacen en productos con menos riesgo como pueden ser Fondos Comunes de Inversión, plazos fijos y variantes del dólar. El primer activo de más riesgo que aparece en la tabla son los Cedears, con un 38% y le siguen las acciones, con un 10%.
En comparación, los hombres se muestran más arriesgados al invertir en mayores porcentajes en Cedears (85%) y acciones (69%) pero también en otros activos menos comunes como pueden ser crypto (85%) y Wall Street (38%). Además, según comenta Savoldelli también hay una diferencia considerable en cuanto al ticket promedio (es decir los montos) que son mucho menores en las mujeres y que, nuevamente, se explican por las distintas brechas que enfrentan, sobre todo la salarial.
De todas formas, incluso en las herramientas con menor riesgo de inversión son los hombres quienes más invierten. En relación a FCI dentro de Ualá es de 57% hombres y 43% mujeres y en Dólar Mep 74% hombre y 26% mujeres.
Por otro lado, entre los principales motivos que resaltan las mujeres que sí invierten se destacan la protección de su capital (29%), aprender sobre finanzas (29%), ahorrar dinero y preservar en simultáneo el poder adquisitivo (25%), obtener una renta adicional al ingreso familiar (15%) y dolarizarse (2%).
El objetivo del informe de Ualá
Julieta Biagioni, Gerenta de Comunicación Regional de Ualá, destaca que el objetivo de la empresa a la hora de realizar el informe es visibilizar que las mujeres invierten menos. “Lo que vemos, a partir de los datos y las entrevistas que hicimos, es que si no lo hacen muchas veces es por desconocimiento. Nuestra mentalidad es poner sobre la mesa que hay que hablar de plata, que no tiene que ser un tabú y que muchas mujeres ni siquiera tienen cuentas propias”, señala Biagioni. Y agrega: “Con informes como este se da un paso más en lo que respecta a educación financiera y así las mujeres conozcan las opciones que existen. Si después no quieren hacerlo, está perfecto pero por lo menos saben que los instrumentos están”.
De todas formas, también hay mucho potencial de negocios en el segmento de mujeres con poder adquisitivo para invertir y así lo demuestran las estadísticas. Según Boston Consulting Group, las mujeres poseían 72 billones de dólares en riqueza privada en 2020 a nivel global. “En pocas palabras, las mujeres son una fuerza de mercado cada vez mayor como inversionistas”, destacan desde la firma.
Sin embargo, aún teniendo dinero para invertir las mujeres muestran menos utilización de las herramientas disponibles para hacerlo. Incluso en países con mayor tradición en estos mercados como puede ser Estados Unidos donde 48% de las mujeres invierte en acciones de mercado comparado al 66% de los hombres que sí lo hacen.
“Algo positivo en este sentido es que vemos mucho en la conducta de inversiones que hay dentro de Ualá es que quizás empiezan invirtiendo pocos montos para ir ganando confianza. Esto se ve tanto en hombre y mujeres que empiezan de a poco con el objetivo de ganar confianza en el instrumento para luego sí invertir sumas más grandes”, asegura Biagioni. Y concluye: “Ese es el proceso que buscamos. Generar acceso, llevar información y construir productos que permitan aprender e introducirse progresivamente en el mercado financiero y de inversiones”.
Cómo se llevó a cabo el estudio
El estudio llevado a cabo por Ualá fue realizado en Argentina. El mismo constó de dos enfoques, uno relacionado a los aspectos cuantitativos y el restante a los cualitativos, con el fin de determinar el comportamiento de las personas usuarias ante las distintas opciones de inversión. Para eso se consideraron las encuestas de “perfil de inversor” obligatorias que aparecen en la app de Ualá, y se llevó a cabo un análisis demográfico detallado sobre los diversos instrumentos disponibles.
Adicionalmente, se realizó una serie de encuestas específicas con más de 800 mujeres inversoras que utilizan/utilizaron la app. Como paso final, se completó el proceso con entrevistas individuales a inversores, tanto a mujeres como hombres, para validar las hipótesis propuestas. En ambos casos se consideró el género con el que las personas declaran autopercibirse.