El valor creado en América Latina por el ecosistema de empresas tecnológicas es de US$ 221 millones, de acuerdo a un informe de KPMG, y según el BID, estas multiplicaron su valor en 32 veces en la última década. Este último año, fue récord la cantidad de firmas en la región que se alzaron con el grado de unicornio, es decir, aquellas startups de base tecnológica valuadas en más de US$ 1.000 millones. En este contexto, la Argentina se encuentra situada en segunda posición -con unicornios recientes como Ualá, Tiendanube, Mural o Vercel-, después de Brasil, que cuenta con 20 empresas de esta índole.
Mucho tuvo que ver el contexto. Según una encuesta global elaborada por McKinsey, la transformación digital de las empresas avanzó de tres a cuatro años, y esto generó un aumento significativo de la productividad porque las personas cambiaron la manera en la que usan su tiempo. En este sentido, y en el marco de la pandemia, que requirió la reconversión de modelos de negocios así como de hábitos laborales, las firmas de base tecnológica tuvieron un gran impulso.
Durante casi una década, en la Argentina hubo cuatro unicornios: Despegar, Globant, OLX y Mercado Libre. La primera en ingresar al exclusivo círculo fue la firma fundada por Marcos Galperin, que hoy no solo es una de las más importantes de la región con un valor de US$ 60.000 millones y más de 25.000 empleados, sino que es una de las plataformas de e-commerce más importantes del mundo.
En la Argentina, hay talento e innovación, pero también hay más desafíos. “Acá, los emprendedores saben que se puede desarrollar cualquier cosa, pero también entienden que con hacerlo desde la Argentina no alcanza”, aclara Gustavo Martello, Operating Partner de Globant Ventures.
El salto del unicornio
Según un estudio realizado por KPMG, la inversión global en start-ups de fintech alcanzada en 2020 es de 2.861 transacciones y representa los US$ 105.000 millones. Además, la financiación de capital de riesgo global aumentó 4% a US$ 300.000 millones en 2020, y se atribuyó a industrias como la salud, educación, finanzas y comercio minorista, que migraron sus ofertas de servicios en línea como resultado de la pandemia global.
Mucho se habla de “saltos” en las empresas, pero la realidad es que para ninguna la palabra puede representar el logro de convertirse en una de las firmas mejor valuadas de la región, porque el camino es arduo; más bien son años de trabajo y aprendizaje. Mural, por ejemplo, atravesó un proceso de 10 años de construcción desde 2011, cuando se lanzó al mercado, muy lejos de la digitalización de las empresas y la posibilidad del trabajo remoto.
“El término unicornio no es algo a lo que aspiramos convertirnos; es solo una etiqueta que se escucha en la prensa o en el mercado. Sin embargo, es gratificante ver a tantos clientes, empleados, socios y miembros de nuestra comunidad global amar nuestra plataforma, nuestro equipo y lo que hacemos”, indica Félix Beccar, VP de Operaciones y Finanzas de Mural, y agrega: “Mural ahora respalda a más del 90% de las empresas Fortune 100, emplea a más de 800 personas que trabajan de forma remota en todo el mundo y definió una nueva categoría de mercado para la colaboración visual en la empresa”.
En 2007, Globant tuvo dos caminos: vender o apostar y crecer. Los socios decidieron apostar y crecer, y se convirtieron en un ejemplo que potencia al ecosistema emprendedor porque, además, la firma fundada poco después de la crisis de 2001 hoy cuenta con programas de Venture Capital para apoyar a start-ups tecnológicas.
Equipo, transformación cultural y la búsqueda de soluciones a problemas transversales fueron parte del experimento perfecto. “Una de las cosas que siempre nos gusta tener es un buen proyecto por delante. Antes de llegar al objetivo anterior, ya nos vamos poniendo una nueva meta. Y esto lo experimentamos cuando Mercado Libre salió a la Bolsa”, explica Martello y añade que, en aquel momento se sentaron con Galperin para entender cómo podían hacerlo ellos: “Realmente fue inspirador y empezamos a trabajar en ese proceso que nos llevó siete años.
La pandemia de Covid-19
Resiliencia, la capacidad de adaptarse a -casi- cualquier situación, es uno de los aprendizajes que dejó el 2020. Durante el año del Covid-19 la sociedad cambió la manera en entender cómo, cuándo y cuál es la manera de trabajar y realizar diferentes tipos de actividades. En gran parte, porque allí estuvieron los innovadores tecnológicos para acercar las soluciones.
“En este contexto, podemos mencionar a Ualá y su misión por contribuir a la inclusión financiera; Mural, el 'pizarrón digital' que se potenció con el trabajo remoto en todo el mundo y Tiendanube, una plataforma que ofrece soluciones para que cualquier emprendedor tenga su tienda online. Son empresas que resuelven necesidades más allá del país y eso es atractivo para los grandes inversores”, indica María Julia Bearzi, directora ejecutiva de Endeavor Argentina.
Los siete elegidos del último año son Vercel, Auth0, Mural, Aleph, Bitfarms, Ualá y Tiendanube. En el caso de Mural, la pandemia le posibilitó entrar a cientos de empresas que, hasta ese momento, no habían visto la necesidad del servicio. Las reuniones de equipo tenían que cobrar vida por una pantalla y así fue que el servicio que la empresa ofrece se volvió vital. Como consecuencia, lograron cuadruplicar el tamaño de la compañía, escalar en infraestructura, mejorar sus planes y valuar la empresa en los US$ 2.000 millones.
El impacto en el empleo y la economía local
Según KPMG, el valor del ecosistema creado por los unicornios argentinos es de US$ 100.000 millones. Además, las empresas con corazón tech son las responsables, junto a las científicas, de dar más de 245.000 empleos en América Latina.
“Este tipo de compañías son parte central del desarrollo de la economía del conocimiento y crean un ecosistema de innovación alrededor del cual se desarrollan muchos negocios. Su desarrollo aumenta la productividad y crea empleos de calidad en todos los sectores. En países como Argentina, que poseen un capital humano con buena capacitación en tecnologías y programación, facilita el desarrollo de empleos y la exportación de conocimiento”, desarrollan Andrea Oteiza, socia a cargo de Deal Advisory y Federico Díaz Ascuénaga, director Head de M&A Deal Advisory de KPMG Argentina.
Uno de los desafíos más grandes que hoy tiene el país es la creación de puestos de trabajo de calidad en el empleo privado; además de ser competitivo a la hora de ofrecer salarios y beneficios para que el talento humano no continue emigrando.
“Los unicornios se caracterizan por generar miles de puestos de trabajo de calidad y desarrollar talento que puede competir en el mundo. Los fundadores de estas empresas suelen ser fuente de inspiración para sus empleados, que optan por emprender gracias al poder de influencia que recibieron. Asimismo, los fundadores de Unicornios hoy son inversores de nuevas startups y las ayudan a crecer con su conocimiento y expertise”, opina Bearzi.
Las políticas públicas pendientes
Aún hay cuentas pendientes que resolver desde la política pública para que más emprendimientos puedan, aunque sea, soñar con alcanzar el grado de unicornio. Además, la Argentina aún no cuenta con unicornios creados por mujeres y eso tiene explicación directa en la educación en STEM de la niñas, adolescentes y jóvenes.
“No soy un experto en políticas públicas, pero, desde mi perspectiva, un sistema educativo fuerte y un sistema que fomenta la creación de su propia empresa puede tener un gran impacto. Si se observan las tasas impositivas integrales en los países y se las compara con la creación de empresas, se puede ver cómo están correlacionadas negativamente”, explica Beccar y agrega: “Los países que han adoptado los avances tecnológicos, mejoraron su educación y tienen un fuerte impulso empresarial tienen, naturalmente, un mayor número de unicornios. O incluso países más pequeños como Estonia, que tiene una concentración per cápita muy alta”.
Como comenta Martello, no es solo en la Argentina el dilema, sino en todos los países de la región hay obstáculos en común: “Excesivas regulaciones y los procesos burocráticos de los estados, que van desde la inscripción de nuevas empresas hasta las dificultades para la entrada de moneda extranjera. Es necesario hacer un esfuerzo para que los emprendedores encuentren un camino accesible para hacia la formalidad”.