No importa si trabajan en relación de dependencia o por cuenta propia, la mayoría de las personas están acostumbradas a recibir un ingreso fijo y gastar gran parte de él en el día a día, sacrificando la capacidad de ahorro.
Como consecuencia, en el peor de los escenarios, cuando el ingreso de dinero se ve interrumpido, el miedo se hace presente debido a que no se cuenta con el capital suficiente para saldar las deudas. Para evitar esta situación, se recomienda contar con un fondo de emergencia.
Qué es un fondo de emergencia
En simples palabras, un fondo de emergencia es un monto de dinero que las personas deben ahorrar y guardar en un lugar de alta accesibilidad para atender cualquier gasto urgente o necesidad de vital importancia.
De acuerdo a Jonatan Kon Oppel, quien asesora a familias de alto patrimonio en ConoSur Investments y enseña a invertir a los minoristas a través de JKO Finanzas, el dinero se debe guardar para, por ejemplo, una cirugía imprevista o un gasto básico como el alimento, en caso de que de forma inesperada se corte la fuente de ingresos.
La importancia del "colchón financiero"
Para el experto, magíster en Finanzas y CFA Charterholder, es importante que todas las personas cuenten con un fondo de emergencia debido a que cualquiera puede llegar a tener que afrontar situaciones inesperadas que requieran de un gasto de dinero urgente.
En caso de no contar con este capital previamente aislado, habrá que recurrir a un préstamo, que muchas veces es muy costoso, o liquidar las inversiones, en caso de tenerlas, a riesgo de perder una gran parte del dinero.
Cómo crear un fondo para casos excepcionales
Una vez que se toma la decisión de armar un fondo de emergencia, hay que aprender a gestionarlo. Para hacerlo, primero hay que calcular todos los gastos fijos, aquellos que no pueden evitarse, como el alquiler, la luz, el gas, el internet, etc.
Posteriormente, según Jonatan Kon Oppel, habrá que comenzar a guardar dinero hasta tener cubiertos entre tres y seis meses de estos gastos. En esta etapa, se recomienda resguardar el capital en una moneda "dura" que no pierda demasiado valor con el paso del tiempo producto de la inflación.
Además, el experto recomienda revisar, al menos, una vez al año el monto acumulado para controlar que efectivamente sea el adecuado, ya que los gastos fijos pueden variar constantemente.
Un fondo de emergencia no es una cartera de inversión
Como se puede apreciar, el fondo de emergencia debe permitir satisfacer necesidades de emergencia, por lo que tiene que ser altamente líquido y no debe correr riesgo de que el dinero dentro de él se pierda. Debido a estas características, bajo ninguna circunstancia tiene que ser confundido con una cartera de inversión de largo plazo.
En un portafolio de inversión, sí está permitido adquirir instrumentos financieros de menor liquidez y asumir un riesgo a cambio de una potencial recompensa, tal como comenta José Luis Pavesa, asesor patrimonial en Bull Market Brokers.
Según el especialista, al planear una estrategia de inversión, no solo hay que analizar los gastos fijos como sucede al crear un fondo de emergencia, sino que también hay que conocerse a uno mismo como inversor, lo que requiere determinar el horizonte temporal, la aversión al riesgo, la edad, el objetivo de ganancias, etc.
Dependiendo del resultado de este análisis totalmente subjetivo y personal, se puede comenzar a desarrollar una cartera de inversión de largo plazo que, en un futuro, sirva para potenciar el fondo de emergencia.
Las claves para potenciar el patrimonio
Si estamos dispuestos a soportar una alta volatilidad (el precio del activo fluctúa bruscamente) y pensamos utilizar el dinero dentro de muchas décadas, lo ideal es optar por adquirir activos que tengan el potencial para crecer casi exponencialmente, como lo son las acciones de compañías tecnológicas y disruptivas enfocadas en cambiar el mundo.
Si, por el contrario, ya nos encontramos en una edad madura y buscamos mantener lo máximo posible el capital y cobrar rentas periódicas, lo más sensato sería optar por una combinación más moderada de acciones estables que repartan dividendos frecuentemente y obligaciones negociables de alta calidad crediticia. Además, tomar posiciones en materias primas que suelen actuar como refugio de valor, como el oro o la plata, también sería inteligente.
Las diferencias entre una cartera de inversión y un fondo de emergencia son radicales, mientras la primera se enfoca en potenciar el patrimonio a lo largo de los años, el segundo busca solventar una situación de urgencia en el corto plazo. Como resume José Luis Pavesa, el fondo de emergencia tiene que ser “una cartera con el menor riesgo posible y la mayor liquidez”.