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Claves para una adecuada planificación patrimonial

Cynthia Manis Escribana y autora de “Si lo hubiera previsto”

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Estamos atravesando una pandemia que nadie en el mundo previó. Seguramente, este 2020 resultó muy distinto al que tenías planeado. Nos tomó a todos de imprevisto y nos mostró que lo improbable también ocurre, por más imposible que parezca.

8 Septiembre de 2020 09.00

Son muchas las veces que la vida nos enfrenta a cambios de escenarios. Hay cambios que son inevitables. El más difícil de aceptar quizás sea la muerte. En mi libro Si lo hubiera previsto narro diez historias reales sobre conflictos patrimoniales que sucedieron en distintos ámbitos y que se desataron porque sus protagonistas no supieron planificar. 

¿Para qué es importante tener una adecuada planificación patrimonial? En mi experiencia como escribana, me he encontrado muchas veces en mi oficina intentando resolver asuntos legales complicados en un contexto de conflictos familiares, amistades rotas, empresas heredadas en quiebra, sociedades deshechas, herencias mal administradas, herederos en desventaja, gastos millonarios en litigios, y/o decisiones que quedan en manos de terceros sin conocer la voluntad de la persona fallecida. Y produce impotencia ver que, en todos los casos, estas situaciones se hubieran podido evitar si se hubieran previsto. 

La legislación argentina ofrece distintas herramientas modernas y ágiles para realizar una adecuada planificación patrimonial. El problema no está en el Código Civil y Comercial de la Nación sino en la falta de conciencia social que, en general, tenemos los argentinos sobre la importancia de prever. Tal vez por pensar -erróneamente- que la planificación patrimonial está reservada a las grandes fortunas. Pero no. Ya sea que se trate de una pequeña o gran riqueza, todos tenemos algo y a alguien que queremos cuidar y proteger. 

Por eso, en ese deseo de cuidar nuestros bienes y personas queridas, lo primero y primordial es planificar. ¿Alguna vez te preguntaste qué pasaría si tus circunstancias cambiaran? Y no se trata solo de si ocurre un fallecimiento, sino también si hay cambios en tu patrimonio, en tu empresa, con tu socio, con tu pareja, en tus planes familiares. Desde una separación o una gran deuda hasta la decisión de irte a vivir a otro país, por ejemplo. 

El segundo paso es ser conscientes sobre la información con la que contamos. A veces podemos ser muy previsores, pero desconocemos asuntos legales. La última  reforma del Código Civil y Comercial entró en vigor en el 2015 con nuevas figuras, herramientas y resoluciones. Aún es algo reciente. 

Otra información muy importante, que lleva su tiempo elaborar y procesar, tiene que ver con tener en claro nuestra voluntad y/o la de terceros que nos influyen. Contar con estos datos es fundamental para planificar siendo coherentes con lo que uno quiere y el entorno. Si quiero que mi hijo herede mi empresa pero él no está dispuesto, interesado o preparado para hacerlo, mejor saberlo antes de darlo por sentado.

Cada historia de vida requerirá determinadas conversaciones con asuntos para aclarar. Este tal vez parezca el paso más difícil porque suelen haber temas tabú, que evitamos tocar por miedo. Miedo a que si se hablan terminen ocurriendo. Cuando uno crea una sociedad con alguien, sabe que la posibilidad de que algún día se pueda disolver existe. Sin embargo, evitamos pensar en eso sin tomar los recaudos para una separación armoniosa y organizada, en caso de que ocurra. 

El último paso es evaluar cuál es la mejor herramienta según el caso personal de cada uno. Algunas historias pueden parecer similares, pero cuando se profundiza más aparecen miedos, intereses y vínculos diferentes. 
Algunas de las herramientas más frecuentes para una planificación patrimonial son el pacto de herencia futura para asegurar continuidad y el buen manejo de la empresa; cláusulas estatutarias; protocolos empresariales; la instrumentación de fideicomisos de administración o testamentarios; acuerdos de partición de condominio sujetos a condiciones suspensivas entre los socios; acuerdos convienciales y demás figuras tendientes a cumplir la función preventiva de conflictos. Los recursos disponibles son varios, solo se requiere decisión y determinación para comenzar a poner en orden el futuro en caso de que algo cambie en nuestra realidad actual.

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