La rentabilidad de mañana pasa por identificar los obstáculos de hoy y cómo sortearlos de la mejor manera posible. El encaje de bolillos para centrar las estrategias en este ejercicio pasa, irremediablemente, por el frente pandémico.
Un año y 10 meses después del estallido de la crisis sanitaria a nivel planetario, los coletazos siguen zumbando sobre las principales economías del mundo, lo cual se termina canalizando no sólo en el crecimiento económico, sino también en los mercados. Es el principal foco de atención en 2022. Todavía.
La aparición de la variante Ómicron muestra que la pandemia sigue latente. No obstante, los expertos concretan que la situación dista mucho del escenario que se planteó en marzo de 2020. Sabemos mucho más sobre el coronavirus y la sociedad está más preparada para enfrentarlo, además de que las vacunas pueden modificarse relativamente rápido para la nueva variante, sostiene Luca Paolini, estratega jefe de la gestora de patrimonio Pictet AM.
Es improbable que la nueva variante dicte el curso del ciclo económico, aunque puede influirlo. La dirección global sigue siendo de reapertura y normalización de las economías y, de hecho, de momento, no vemos grandes cambios debido a la nueva variante. Prevemos crecimiento y recuperación en servicios, aunque es previsible que permanezca la volatilidad en los mercados financieros, apunta Paolini.
A medida que la economía se normaliza tras el impacto del Covid-19, los inversores deben prepararse para un panorama muy diferente al de la última década. En este sentido, será necesario implementar una nueva hoja de ruta que ayude a los inversores a evaluar los riesgos derivados de una posible inflación estructural, una ralentización de los estímulos monetarios y la rebaja de las perspectivas de crecimiento para China, dice Barry Gill, director de inversiones de UBS Asset Management.
Se espera que el crecimiento en EE.UU., fuerte en términos reales y nominales, se desacelere a lo largo de 2022.
Por ejemplo, el crecimiento en los mercados desarrollados es sólido y la mayoría de los inversores están mejor posicionados para este ciclo económico que al salir de la crisis financiera global.
Muchos de los retos a los que se enfrentaron los hogares y las empresas en las primeras fases del último ciclo han desaparecido. Tras la crisis provocada por la pandemia, el volumen salarial de Estados Unidos está ya un 6,7% por encima de febrero de 2020.
Además, el apoyo fiscal y monetario sin precedentes ayudó a frenar el volumen de quiebras y aceleró la recuperación de los beneficios. Como resultado, las ratios de deuda en relación con el valor de la empresa para la renta variable mundial se recuperaron rápidamente, y los costes de financiación para las empresas estadounidenses con grado de inversión están cerca de mínimos históricos.
Este conjunto de factores favorece la contratación y la inversión mucho más que en la fase inicial de la prolongada expansión prepandémica, concreta Gill. Para la gestora UBS AM, esto ha sentado las bases para un periodo en el que el nivel de actividad será superior a la tendencia y liderado por el sector privado.
Servicios y 'low caps'
Para adivinar las tendencias de este nuevo ejercicio en los mercados, es importante observar desde el catalejo con relativa prudencia sobre el esquema base. Es probable que en 2022 se produzca un cambio de rumbo. Una posible variación en el ciclo de los tipos de interés, como respuesta a una mayor inflación, pondrá a prueba algunas valoraciones que parecen elevadas para empresas de gran capitalización, cosa que no es tan frecuente en las compañías más pequeñas.
Esperamos que en 2022 haya crecimiento, pero más moderado, aunque las economías de algunos países se acelerarán, como Alemania, España, Indonesia, Malasia y Tailandia. Los niveles de crecimiento también deberían mantenerse en Japón, Australia y la India, relata Ray Sharma-Ong, Investment Director, Multi-Asset Solutions de Abrdn.
Mientras que el repunte del sector manufacturero fue el motor de la economía en 2021, podría esperarse que tanto este sector como el de servicios impulsen el crecimiento en 2022.
El sector manufacturero se verá impulsado por la demanda reprimida de bienes causada por las interrupciones existentes en la cadena de suministro a medida que se reconstruyen las existencias, agrega Sharma-Ong. Pero la reapertura impulsará la demanda de servicios.
Ya se han producido dos aumentos consecutivos en el Índice de Gerentes de Compras (PMI) mundial, impulsados por repuntes en los PMI de manufacturas y servicios. Cabría esperar un mayor crecimiento para las empresas de pequeña capitalización en 2022, indica Bob Kaynor, director de renta variable estadounidense de pequeña y mediana capitalización de Schroders
Es difícil prever que los mercados generen el mismo nivel de rendimientos extraordinarios, que experimentaron en el último año, pero los argumentos de inversión siguen siendo sólidos para que los inversores ganen dinero, añade.
Por lo pronto, se han observado ciertas debilidades en los indicadores adelantados globalmente, como producción industrial y servicios, pero la inversión y construcción siguen fuertes.
En conjunto para 2022 cabría esperar una economía global en recuperación y cabe esperar que en todo el mundo los servicios ganen impulso. Creemos que habrá un mayor crecimiento e inflación que el consenso, con menor dispersión entre regiones y sectores que en 2021, ahonda Paolini.
Aunque la disminución de la liquidez y presión al alza de las rentabilidades reales de la deuda puede reducir las ratios de precios/beneficios de las acciones, podría esperarse que los beneficios empresariales aumenten globalmente un 16 % en 2022.
El mayor riesgo es la inflación y que los bancos centrales no hagan nada al respecto, es decir un escenario de alta inflación con bajo crecimiento, añade Paolini en sus previsiones sobre los principales baches que pueden producirse en el camino.
Para Nicole Goldberger, responsable de carteras multiactivos growth en UBS Asset Management, las valoraciones de los mercados de renta variable y de bonos soberanos sugieren que los inversores están subestimando la posibilidad de un crecimiento económico por encima de la tendencia. Somos conscientes de que tales periodos han sido cortos en la historia reciente, lo que ayuda a explicar el escepticismo del mercado. Sin embargo, las valoraciones sugieren un consenso en la vuelta al crecimiento moderado, resalta.
Riesgo y materias primas
En este contexto, los activos de riesgo más expuestos a la fortaleza cíclica -regiones como Japón, Europa y sectores como las empresas de pequeña capitalización de Estados Unidos, así como los sectores financiero y energético- están bien posicionados para ofrecer mejores rentabilidades si se produce un mayor crecimiento que impulse las rentabilidades de los bonos, según el experto de UBS AM.
Los inversores también deberían considerar la exposición a las materias primas, tanto directamente como a través de la renta variable del sector energético, para ayudar a compensar los riesgos de que la inflación resulte perjudicial tanto para la renta variable como para la renta fija, cuenta.
Las principales clases de activos siguen caras por estándares históricos. Las de más riesgo cotizan en o cerca de máximos, sobre todo en Estados Unidos, aunque por buenas razones. La demanda de consumo e industrial es robusta, los cuellos de botella del suministro parecen disminuir y beneficios y márgenes empresariales siguen saludables.
La deslocalización de las cadenas de suministro puede beneficiar a Europa. En especial, al Sector de bienes de equipo.
Es buen augurio para la renta variable, en opinión de los expertos. Al mismo tiempo, las valoraciones de las acciones sensibles al Covid sugieren que los inversores han sido, en gran medida, escépticos respecto a una reapertura sin contratiempos y el apetito por el riesgo ha vuelto a niveles neutrales.
Ahora bien, en dos años se ha producido una mejora de múltiplos de valoración de las acciones que normalmente llevaría un ciclo completo, de modo que en 2022 las subidas de los precios de las acciones van a tener que estar motivadas por el aumento de beneficios, vaticina Paolini. El resultado puede ser una rentabilidad del 5% al 10% en acciones en 2022, opina.
Además, es previsible un mejor comportamiento de los mercados desarrollados en la primera parte del año, seguida de recuperación de los emergentes la segunda mitad. El comportamiento de estos últimos meses está muy relacionado con la debilidad del dólar, diferencial de crecimiento con Estados Unidos y cotización/valor en libros respecto a mercados desarrollados y cabría esperar que el crecimiento estadounidense, fuerte en términos reales y nominales, se desacelere a lo largo de 2022.
Asimismo, seguramente pueda producirse una desaceleración significativa en el ritmo de ajuste monetario en emergentes durante la segunda mitad del año, concreta Paolini. Incluso Latinoamérica puede ser una región a la que mirar en la segunda parte del año, pues sus mercados de renta variable están baratos incluso en términos absolutos, tal y como recomienda el experto.
Beneficios más que crecimiento
En este entorno, las empresas estadounidenses de pequeña y mediana capitalización se beneficiarán más que las de gran capitalización, tal y como argumentan algunos expertos. Esto se debe, en parte, a la mayor parte de empresas que participan en la economía estadounidense, así como a las oportunidades de crecimiento que no existían en los últimos años, asegura Bob Kaynor, director de renta variable estadounidense de pequeña y mediana capitalización de Schroders. A medida que el crecimiento aumenta, el mayor alcance y la diversificación del mercado de pequeña y mediana capitalización brindarán más posibilidades para obtener mayores rentabilidades.
Sin embargo, las perspectivas de crecimiento no son tan halagüeñas, ya que conllevan el riesgo de una mayor inflación. Aunque los cuellos de botella en la cadena de suministro y el aumento de los precios de las materias primas observados en 2021 pueden resultar temporales, las presiones salariales serán más persistentes, ya que la mano de obra, tanto cualificada como no cualificada, sigue siendo escasa.
Las empresas pueden disfrutar de un mayor crecimiento de los ingresos, pero las que puedan proteger los márgenes de beneficio serán las más beneficiadas. De cara al futuro, las valoraciones de las empresas dependerán más de las métricas de beneficios y de la rentabilidad que del simple crecimiento nominal. Por ello, será necesario un análisis riguroso para diferenciar a los ganadores de los perdedores, matiza Kaynor.
El segmento de pequeña y mediana capitalización del mercado está preparado para lograr un crecimiento de los beneficios en 2022 superior al de las grandes capitalizaciones, profundiza en el mismo sentido el gestor de Schroders.
Aunque esto ha sucedido de forma constante en los últimos años, las grandes capitalizaciones han superado a las pequeñas. Este enigma nos ha dejado con algunas de las valoraciones más atractivas en la pequeña capitalización frente a la gran capitalización desde la crisis financiera.
Con este telón de fondo la realidad es que Europa está bien posicionada para beneficiarse de la tendencia hacia la deslocalización de las cadenas de suministro. En particular, el sector de los bienes de equipo ?fabricantes de maquinaria, herramientas y otros activos utilizados en el proceso de producción? podría ser un claro beneficiario, dice Martin Skanberg, gestor de fondos de renta variable europea de Schroders.
También, los líderes tecnológicos. Entre ellos destacan las empresas europeas de equipos de semiconductores, que están experimentando un incremento de la demanda a medida que el mundo se digitaliza y los fabricantes de chips aumentan su capacidad.
Por su parte, los valores financieros, y especialmente los bancarios, tienden a ir bien cuando la inflación y los tipos de interés suben, ya que les permiten revalorizar los préstamos. Sin embargo, los valores orientados al consumo podrían verse afectados si los incrementos salariales no consiguen compensar la subida de la inflación, esgrime Skanberg.
El escenario de los fondos europeos
Asimismo, el presupuesto de la UE a largo plazo y el Plan Nueva Generación Unión Europea abarcan el periodo 2021-27. Gran parte de este gasto se destinará a proyectos para prevenir o mitigar el cambio climático.
Vemos potencial en las empresas industriales para las que la energía verde es una nueva área de crecimiento, comenta Skanberg. Por consiguiente, las empresas que operan en nichos como la tecnología de procesamiento o la transferencia y separación de calor tienen oportunidades de expandirse a nuevos segmentos como la producción de hidrógeno verde.
En general, Europa cuenta con muchas empresas que son líderes del mercado en tecnologías sostenibles, como los combustibles renovables, los coches eléctricos o el reciclaje de metales. Estas empresas podrían estar preparadas para beneficiarse de una mayor atención a la sostenibilidad y a las cuestiones climáticas en todo el mundo, no sólo en Europa, aborda el experto de Schroders.
Sin embargo, no todas las empresas del sector verde serán una buena inversión. Algunas, como los fabricantes de aerogeneradores, han visto sus márgenes de beneficios gravemente afectados por la escasez de pedidos y el aumento de los costes de las materias primas. Los inversores tendrán que seguir siendo muy selectivos en lo que respecta a los valores individuales.
La era de la innovación se extiende más allá de las inversiones relacionadas con el clima. Europa también cuenta con empresas líderes en el mercado en sectores como el de las ciencias de la vida, que están registrando grandes cantidades de inversión y lanzamientos de nuevos productos interesantes.
Europa ya tiene una elevada base de costes fijos; las que tienen costes variables sentirán un mayor impacto de las subidas. Los bancos europeos también podrían hacer frente a un entorno económico más difícil, concluye Skanberg.
*Con información de Forbes España.