El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es sin dudas uno de los grandes objetivos económicos que tiene el Gobierno. Las posibilidades de crecimiento y tranquilidad en cuanto al escenario que quedará hacia adelante serán directamente proporcionales a la celeridad y las condiciones con las que se cierre ese capítulo. Un mal final de las negociaciones, sin embargo, será un golpe muy duro del que a la Argentina le costará mucho salir.
El argentino Claudio Loser es uno de los grandes referentes internacionales a la hora de hablar de negociaciones con el FMI. Exdirector del organismo, aporta una mirada bastante crítica respecto del avance de las negociaciones que encabeza el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya que entiende que hoy se da más prioridad a la cuestión política que a la económica.
En un principio se supuso que en marzo se vería un avance importante, luego se habló de mayo, y ahora ya se apunta a octubre. ¿Es preocupante esta postergación constante para que la Argentina llegue a un acuerdo con el Fondo?
Por el lado del FMI están dispuestos a hacerlo lo antes posible; no es el Fondo quien demora el proceso. Las postergaciones tienen que ver con las elecciones en la Argentina, creo que esto es claro. Se especula con las elecciones. Si no le pagan al FMI, a lo sumo que sea por un plazo de 15 días o un mes, ya entran los atrasos de pago, y así la Argentina no podrá negociar nada. Siempre se puede encontrar algún tipo de salida, dentro de las reglas del Fondo, pero no con un atraso importante. Lo que creo que no se toma en cuenta es que el riesgo de no negociar ahora es más grande que el de las elecciones. Porque se podría armar un caos en la Argentina, como que se revuelva el mercado financiero o que el blue se dispare, por ejemplo. Esto traería más problemas.
¿Es decir que por especular con las elecciones se pone en riesgo la economía?
Es una percepción, pero sin dudas se pone en riesgo fuerte la sostenibilidad económica del país. El hecho de que no haya acuerdo generará que no quieran llegar fondos, e incluso que muchos quieran sacar su plata de la Argentina, lo que se ve hoy con compañías que se van del país. Mientras más demore todo, más se profundizará la salida de empresas del país.
¿Y qué entiende que lleva al Gobierno a estirar todo?
Tengo la impresión de que el Gobierno, o mejor dicho los sectores más duros de la coalición, como La Cámpora, deben estar diciendo: Yo no quiero tener un acuerdo con el FMI porque me va a obligar a tomar medidas adicionales a las que se están tomando. Y seguramente no solo no serán medidas felices, sino que además parecería como que se está bajando la cabeza. El riesgo que se corre con esto es importante. El Fondo puede aceptar un cierre de las tratativas sin pedir mucho más, pero siempre y cuando todo se mueva en tiempos lógicos y las políticas que se apliquen sean las correctas.
¿Por dónde irían los ajustes que se podrían pedir?
Se puede discutir, por ejemplo, si el déficit llegará a 4,5% o 3,5%. Seguro pedirá una trayectoria para 2022 y 2023, con una reducción de déficit. En términos macro, posiblemente pida un esfuerzo importante de la parte monetaria para reducir la inflación; sería un elemento importante. Fuera de Venezuela, donde ya no cuenta la inflación, no hay país de América Latina que tenga una inflación tan alta como la Argentina.
Ese es un punto muy delicado porque el Gobierno presupuestó un 29% para este año, pero para los privados no bajará del 40%. ¿Qué número mira el Fondo?
Primero escuchará el 29% oficial, pero de todos modos se fijará también en los datos y conversaciones con diferentes segmentos de la economía argentina y entidades, que seguramente mostrarán índices mayores. Ahí se le hará muy complicado aceptar la pauta oficial. Este es un tema muy complejo.
Aquí también entra a jugar la cuestión de los tiempos. No es lo mismo hablar de un 29% hoy que en agosto...
Exacto. Ese es un punto interesante. Si negociaran en marzo o abril, el Gobierno puede apuntar al 29%. Pero, si recién se piensa en junio o julio, es casi imposible que acepten una cosa así porque ya el nivel de inflación acumulada sería otro. El de la inflación no es un objetivo a cumplir; no van a decir o logran la inflación comprometida o están afuera. Para el Fondo la inflación es un resultado, pero lo que se busca es un número más o menos creíble.
"Por la situación general del mundo por el Covid, creo que el Fondo se pasa de exigente"
¿Puede cambiar demasiado en cuanto a las exigencias con una inflación del 29% o del 40%? ¿Podría ser mayor el pedido de ajuste?
De alguna manera va a reconocer que hay una inflación acumulada y dirá: Pensemos en un 40%. Para este año, por la situación general del mundo por el Covid, como son varios los países con problemas, no creo que el Fondo se pase de exigente. Dará algo más de margen en lo que tiene que ver, por ejemplo, con el nivel de gasto y déficit.
¿Esto tiene que ver solo con la pandemia, o pesa la situación de la Argentina?
Bueno, sí, claro. La realidad argentina tiene un peso, también, sobre todo en términos de empleo y actividad económica. La Argentina, junto a Perú y México, es el país que registró la caída más fuerte de la actividad económica, y las proyecciones del Fondo muestran que no alcanzará la situación de 2019 hasta fines de 2022 o comienzos de 2023. Entonces le reclamará algún mecanismo de control de la inflación, aunque darán el apoyo al Gobierno para que dé incentivos para que la economía funcione.
¿Qué se puede esperar respecto del dólar?
Es un tema muy difícil. El Fondo no hablará de un número específico. El parámetro será que no se llegue al nivel del blue. Imagino que por ahí también irá la negociación. Seguramente también se buscará que haya un mercado comercial y más libertad de acción para la compra venta, que se simplifique el sistema cambiario. Y no voy a decir que lo unifiquen porque posiblemente le acepten la existencia de dos tipos de cambio, pero no como ocurre ahora, que son muchísimas las variables.
Teniendo en cuenta las constantes postergaciones del acuerdo, ¿entiende que el FMI es paciente con la Argentina?
Tiene una paciencia sorprendente. Hay apoyo, y tal vez tendrá que ver en esto que la Argentina es el principal deudor. Me sorprende el apoyo fuerte que le da Georgieva a la Argentina en términos de tiempos.
¿Y por qué se da esto?
Ahí es donde se ve el tema de la complejidad de la situación argentina y una suerte de reconocimiento al sobreendeudamiento; algo así como es verdad que se les prestó demasiado. También juega a favor que se haya llegado a un buen acuerdo respecto de la deuda con el sector privado.
¿Cuál es la percepción que tienen sobre el presidente Alberto Fernández?
No lo sé. No me atrevo a dar un juicio, pero creo que está desilusionado en el sentido de que se trabajó muy fuerte hace un año y se pensaba que podría haber avances rápidos si había buen diálogo con el ministro Martín Guzmán, pero las cosas no salieron de ese modo. Como dije, el Fondo tiene paciencia, pero me da la impresión de que lo ven debilitado en términos de la coalición de gobierno. Internamente lo ven debilitado.
¿Y es bueno que negocien con un presidente al que sienten debilitado?
Está acostumbrado a todo tipo de regímenes. No creo que sea un obstáculo.
¿Llegará un momento en el que el Fondo se cansará de tanta postergación del acuerdo?
Sí. El FMI tiene una fecha de la que no puede pasar, y es la de los pagos principales. No tiene forma de pasar eso. Y, si no se hace, la Argentina entrará en atraso. Y ahí ya las reglas y la paciencia cambian. Puede por supuesto haber planes para regularizar la situación, como ocurrió muchas veces. Pero ya sería en condiciones más duras y con menos posibilidad de conseguir más dinero. Hoy, si negocian pronto, podrían pasar a un acuerdo de tres años y conseguir algo más por el tema del Covid. Pero, si en octubre no pagan, el Fondo no puede hacer nada.