Cheques rechazados, salarios adeudados, sucursales cerradas y capitalistas que no aparecen: Garbarino toca fondo
Una nueva audiencia para tratar de superar la severa crisis de la empresa de electrodomésticos Garbarino se realizó en el Ministerio de
Trabajo, pero debió pasar a un cuarto intermedio hasta el 4 de agosto próximo ante la falta de acuerdo, a pesar de que se produjeron "algunos avances".
Fuentes cercanas a la negociaciones explicaron a la agencia NA que por ahora la solución parece lejana.
Con la mayoría de los locales cerrados y una abultada deuda, los dueños de Garbarino volverán a reunirse con los delegados del Sindicato de Comercio, cuando ya se adeudan más de tres meses de salarios y los retrasos con los proveedores van en aumento.
Garbarino acumula casi 3.400 cheques rechazados, por $4.900 millones, según la Central de Deudores del Banco Central.
A eso se suma que se dilata la reactivación de las plantas de Tierra del Fuego, donde hay casi 300 operarios que reclaman el pago de haberes.
La vicepresidenta de Garbarino había anunciado hace dos semanas que existía un nuevo interesado en capitalizar la empresa, pero desde ese día no trascendieron más novedades.
Las dos plantas que la cadena tiene en Tierra del Fuego siguen sin funcionar y no se logra destrabar el conflicto gremial con más de 250 operarios que trabajan allí, enrolados en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
Digital Fueguina y Tecnosur están ubicadas en Río Grande y forman parte de los activos del grupo que compró Carlos Rosales en junio del 2020, cuando adquirió el 100% de la empresa, junto con Compumundo, la unidad de viajes y la financiera Fiden.
El sector de retailer llegó a un acuerdo con Grupo Newsan para la puesta en marcha de los establecimientos productivos.
La idea es que el fabricante vuelva a ensamblar allí equipos de aires acondicionados, como lo hizo anteriormente, bajo la modalidad a pedido (fasón) por tres meses.
Garbarino debe resolver el enorme atraso en el pago de los salarios y abonar las tarifas de servicios básicos, como electricidad y gas, para que las instalaciones vuelvan a estar operativas.
Mientras tanto, la mayoría de sus sucursales se mantienen casi sin operar, y los empleados ya no saben adónde apelar para tratar de encontrar una salida.
En medio de ese escenario, existe preocupación en el gobierno por el enorme conflicto social que puede significar la pérdida de tantos puestos de trabajo.
También hay alarma en el sindicato liderado aún por Armando Cavalieri, que incluso habría formado parte del intento de acercar un inversor, según pudo saber la agencia NA de fuentes cercanas a las negociaciones.
En Tierra del Fuego, los trabajadores recibieron el Repro II y dos subsidios de $25.000 y $65.000, a través del programa Progreso, por parte del gobierno fueguino, que hasta evalúa hacerse cargo del pago de los servicios para que las plantas entren en funcionamiento.
El dueño de Garbarino intenta acelerar los tiempos para reactivar parte de la operatoria en las plantas fueguinas, que se encuentra suspendida desde hace 90 días, y así obtener algunos ingresos.
En el entorno de Rosales dicen haber firmado un acuerdo de confidencialidad con un nuevo interesado y se está evaluando el potencial aporte de fondos y know-how.
Incluso, trascendió que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), por medio de la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos (AGIP), le devolvería a la empresa fondos retenidos en concepto de multas, para contribuir a destrabar el conflictivo escenario.
Mientras tanto, continúa la toma de sucursales y las marchas al centro porteño y otros puntos del interior, a raíz del cierre de más locales.
La semana pasada, hubo una nueva movilización al centro de distribución de la compañía ubicado en La Tablada, partido de La Matanza.
La empresa dejó de efectuar pedidos de mercadería y los proveedores comenzaron a interrumpir las entregas.
Los empleados de las sucursales denuncian que no tienen sistema para operar y se multiplican quejas de usuarios que no recibieron sus compras.