Las bolsas mundiales arrancaron la semana de forma bastante negativa. Mientras que el S&P cayó un 3%, el Nasdaq 100 retrocedió un 2,96%. En tanto, el Dow Jones perdió un 2,60% de valor y el Merval en dólares, un 0,64%. A su vez, el Nikkei 225 de Japón, el mercado que inició todo el colapso, bajó un 4,89%.
Los especialistas del sector financiero relataron que el principal causante del entorno bajista fue el Banco de Japón, que subió, contra todo pronóstico, la tasa de interés, lo que afectó al carry trade.
Durante varios años, las tasas del banco central japonés estaban en cero o prácticamente en territorio negativo, algo que los inversores aprovechaban para buscar financiación barata e invertir en otros mercados que ofrecían rendimientos positivos como los bonos del Tesoro de Estados Unidos, acciones y monedas de países emergentes, mencionó Maximiliano Donzelli, gerente de Estrategias de Inversión en Invertir Online.
En medio de todo el caos, millones de inversores entraron en pánico y salieron a desprenderse de sus acciones, lo que generó un preocupante efecto bola de nieve. Sin embargo, esta no es la forma de actuar ante una evento de esta clase.
Reaccionar de forma impulsiva puede no ser la mejor opción. En días como este, lo mejor es observar lo que está pasando para después tomar mejores decisiones cuando la volatilidad baje y el mercado empiece a dar más pistas de hacia dónde puede ir los próximos meses, señaló Donzelli.
Por su parte, Matías Daghero, director en Closing Bell Advisors, agregó que lo importante es entender que las bajas en el mercado de renta variable son completamente normales, e incluso necesarias.
Cuando uno invierte en bolsa, estas fluctuaciones de mercado van a aparecer, por lo cual uno no debe ponerse en estos días a hacer grandes movimientos. Hay que entender que es algo normal y que para obtener buenos rendimientos en la bolsa va a haber momentos en los que los mercados corrijan, detalló.
Como ejemplo, mencionó que, desde 1984 hasta la actualidad, hubo seis recesiones en Estados Unidos, cinco mercados bajistas, 41 subas de tasas de la Reserva Federal, doce guerras importantes, una gran crisis financiera global, una pandemia, varios presidentes destituidos y dos colapsos de más del 50%. Aún así, habiendo invertido US$ 500 todos los meses de forma disciplinada en el S&P 500, el capital actual superaría los US$ 3,7 millones.
Pero, claramente, el resultado positivo sólo se consigue con un sólido plan de largo plazo que sea compatible con el perfil de inversor de cada uno y sabiendo de antemano que es imposible predecir con exactitud los máximos y mínimos de un activo financiero.
Hay muchas personas que esperan que un profesional les diga exactamente cuándo deben vender sus inversiones para hacerlo justo antes de que caigan, y que les digan cuándo exactamente deben comprar antes de que reboten y suban mucho. Esto es imposible. Y los mejores inversores son los que se amigan con la idea de que es imposible saber qué va a pasar la próxima semana o el próximos mes con sus inversiones. Porque lo importante no es si de acá a un mes subieron. Lo importante es si durante los próximos años suben, sostuvo el planificador financiero Jonatan Kon Oppel.
Lo más importante es invertir de forma segura con un plan financiero acorde a la situación y objetivos de cada uno. Al hacer eso, las caídas que se suelen dar, uno de cada tres meses en inversiones líquidas como son las acciones y bonos, son solo volatilidad. Caídas temporales que después de un tiempo se recuperan y terminan siendo solo una oportunidad para seguir invirtiendo los ahorros a precios más baratos, agregó.