El sector de bienes de capital es considerado como madre de industrias por el impacto que tiene en la incorporación de equipamiento, procesos y tecnologías para la producción y, por lo tanto, es clave para sostener la actividad económica y la generación de empleo.
Hoy atraviesa una realidad compleja por las inconsistencias que dominan la economía argentina, a la que se suma la incertidumbre que trae aparejado el proceso electoral en curso, sin definiciones claras sobre el sendero que tendrá el país en los próximos cuatro años.
La incertidumbre es tan grande que hasta puede cambiar la moneda de curso legal en el país o desaparecer organismos regulatorios determinantes como el Banco Central, dependiendo de quién triunfe en el balotaje del 19 de noviembre.
A esto se suma el impacto de la inflación, que navega a un ritmo del 138% anual -al menos hasta el dato de septiembre- pero podría terminar el año incluso por arriba de eso. Además, hay serios problemas para importar insumos, partes, piezas y bienes intermedios por falta de acceso a dólares al tipo de cambio oficial, y normativas que, en algún sentido, traban el normal desempeño de la economía.
Pero como contracara se observa una sólida demanda de equipamientos por parte de empresas de diversos sectores, hay llamados y continúan los pedidos, se elaboran presupuestos y hay voluntad de las empresas en tecnificarse y adoptar las últimas tecnologías disponibles en el mundo para mejorar e incrementar la producción.
La rueda gira
“Hay pedidos, las pymes siguen invirtiendo, la gente sigue llamando y hay como una vorágine de innovación”, asegura Florencia Vitale, vicepresidente de la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta y Tecnologías para la Producción (Carmahe).
Vitale explica que la actividad sectorial en 2022 fue “muy buena pero que últimamente está bastante complicado”. No por falta de demanda, que por cierto está sólida, sino porque por escasez de dólares en el Banco Central hay dificultades para importar insumos necesarios para la fabricación y armado de las máquinas, como controles numéricos, PLC completos, drivers, celdas de doblado robotizados y otros insumos.
“El sector tiene trabajo, hay muchos clientes que están exportando y piensan en aumentar su producción, el tema es cómo hacemos para que la rueda camine”, confiesa.
Las complicaciones a las que se refiere Florencia Vitale apuntan al comercio exterior, a la aprobación de las SIRAs, que hoy salen a 180 días, pero además a la complejidad para efectivizar los pagos al exterior. Bajo estas condiciones se venía trabajando relativamente bien este año, pero “hace dos o tres semanas, se paró”, indica la empresaria.
Pese a ello, estima que “en el corto plazo se puede reestablecer (el flujo normal de acceso a los dólares), con reglas de juego claras” y considera que el sector “necesita un tipo de cambio unificado”.
A las empresas que tienen que girar divisas al exterior a sus proveedores, obviamente, les conviene acceder al dólar oficial ($350 en el tipo mayorista). La alternativa del Contado con Liqui (CCL), que cotiza a $883, al margen del valor no convence, porque además en ese caso las empresas tienen que esperar 90 días para poder volver al oficial. Así, terminan “atrapadas” en la lógica de las restricciones del Banco Central.
Mujer “fierrera”
“Desde muy chica iba a la planta y a las exposiciones con mi papá, pero en ese entonces prácticamente no había mujeres en esta industria”, afirma Vitale. Hoy esta licenciada en Administración es la gerente general de Bipress SRL, una empresa metalmecánica que abastece a numerosas industrias que usan chapa, en sectores como línea blanca, maquinaria agrícola, automotriz-autopartista, etcétera.
Consultada sobre cómo es ser mujer en una industria históricamente dominada por hombres, Florencia Vitale sostiene nunca sintió una limitación por ser mujer ni que tuviera barreras por eso.
Sin embargo, admite que “hoy hay más mujeres en las plantas, no sólo en áreas administrativas o de comunicación, como hace unos años”. Incluso hay empresas que prefieren a las mujeres para trabajos como el control numérico porque “suelen ser más precisas” o les dan a cargo soldaduras láser, algo que era impensable hace un tiempo.
“La mujer se está ganando un lugar y hoy las empresas del sector están incorporando personal de acuerdo a las habilidades y el conocimiento, no por el género”, admite la empresaria. Y no sólo las mujeres sino también los jóvenes.
“Las empresas están participando de las prácticas profesionalizantes (del último año del secundario), un éxito rotundo porque los jóvenes muestran responsabilidad y las empresas descubren talentos que después se quedan trabajando ahí”, apuntó Vitale.