A diferencia de lo que sucede en otros países más desarrollados como Estados Unidos, en Argentina, el ahorrista promedio carece de los suficientes conocimientos financieros como para armar una estrategia de inversión que sea rentable en el largo plazo.
Debido a esta falta de educación, los argentinos suelen colocar sus excedentes de dinero en los depósitos a plazo fijo que ofrecen los bancos. Aunque crean que están tomando la decisión correcta, lo cierto es que se trata de una de las alternativas menos rentables de todo el abanico de productos financieros que se negocian en el mercado.
Falta de liquidez
En primer lugar, el plazo fijo sufre de una baja liquidez.
Este concepto hace referencia a qué tan rápido puede una inversión convertirse en efectivo listo para ser utilizado.
Los instrumentos más líquidos, como las acciones, pueden transformarse en saldo líquido en cuestión de segundos. En cambio, los activos menos líquidos, como los inmuebles, pueden llevar meses, o incluso años, en transformarse en dinero utilizable.
En el caso del plazo fijo, el plazo mínimo para colocar el dinero en este instrumento de inversión es de 30 días. Si se trata de un plazo fijo UVA, el periodo se extiende hasta los 90 días. En otras palabras, es muy poco líquido para el contexto local.
En cualquier otra parte del mundo, un mes o más podría ser una cantidad de tiempo razonable para dejar una inversión “segura” de baja liquidez, sin embargo, en la Argentina, pueden suceder eventos sumamente desafortunados que requieran de una rápida reacción. Desde un violento salto cambiario hasta la declaración de un político que atenta contra la seguridad jurídica, entre otros.
Retorno real negativo
A su vez, el plazo fijo tradicional brinda un retorno nominal positivo, pero uno real negativo. Hoy en día, prácticamente todos los bancos pagan un 37% de tasa nominal anual, cuando la inflación proyectada para finales de 2021 es de alrededor del 48%. Al colocar dinero en este vehículo de inversión, un argentino puede llegar a amortiguar parcialmente el impacto de la suba de precios, pero no así mantener el mismo poder adquisitivo que tenía al momento de ejecutar la estrategia.
Si, además, se tiene en cuenta el poder adquisitivo en moneda dura, la situación es aun más grave. En épocas en las que el dólar frente al peso argentino adquiere un comportamiento alcista, las personas que realizaron un depósito a plazo fijo perdieron inimaginables cantidades de dinero. Por ejemplo, solo en 2020, el dólar blue subió alrededor de un 120%, mientras que la tasa de plazo fijo en aquel entonces era del 36%.
Alto costo de oportunidad
Por último, quienes “invierten” en plazo fijo tienen un alto costo de oportunidad. Básicamente, esto se refiere a “el sacrificio” que se realiza al concretar la estrategia tomando como referencia la potencial ganancia de las otras alternativas de inversión (acciones, Cedears, bonos, inmuebles, etc.). Un activo con un alto costo de oportunidad debe retornar un beneficio que supere a tal costo, lo que no sucede con el plazo fijo.
Como se puede observar, colocar los pesos sobrantes en los plazos fijos que ofrecen los bancos no suele ser una decisión muy sensata, por lo que hay que educarse financieramente y contactarse con los especialistas del sector financiero para poder crear una cartera de inversión que sea rentable en el largo plazo y logre ganarle a la inflación.