En una campaña electoral donde uno de los principales temas de debate es la dolarización de la economía argentina, en los hechos, el comercio exterior se está volcando cada vez más hacia el yuan frente a la escasez de reservas internacionales en el Banco Central.
Luego del viaje del ministro Sergio Massa a China en el que negoció una ampliación del swap de monedas, la operatoria en la moneda del gigante asiático se volvió una práctica recurrente entre algunas empresas como forma de destrabar importaciones.
Ahora, la máxima autoridad monetaria argentina avaló la importación de combustibles en yuanes para empresas controladas por el Estado, una herramienta que, rápidamente, empezó a ser utilizada por jugadores claves del sector como YPF, Enarsa y Cammesa.
El timming de la medida no es casual y se vincula a la llegada del período de mayores importaciones energéticas producto del incremento del consumo por las bajas temperaturas. La estacionalidad se vincula, principalmente, a la compra de GNL por parte de Enarsa, pero también -aunque en menor medida- a la importación de gasoil de YPF y Cammesa. Esta última, con el objetivo de alimentar al parque de usinas termoeléctricas que durante el invierno suelen tener otro pico de generación destinado a los usuarios que se calefaccionan con electricidad.
La utilización de yuanes en la industria energética también se observa con claridad en el sector de renovables, donde muchas firmas que tenían importaciones trabadas desde hace más de un año empezaron a reactivar numerosos proyectos.
Se trata de un rubro hegemonizado por empresas chinas, que dominan el mercado de módulos solares, trackers e inversores, los principales componentes de los parques fotovoltaicos. De igual modo, entre las fuentes de la industria eólica se entusiasman en poder incorporar unos 500 MW de potencia instalada a partir de este financiamiento de aquí a principios del 2024.
Desafortunadamente para el Gobierno, la inyección de recursos chinos también es finita y, según cálculos del mercado, entre el pago de importaciones y el último desembolso al FMI, ya se habría utilizado alrededor del 50% del primer tramo del swap, equivalente a 5.000 millones de dólares.
Es por eso que los analistas aseguran que, sin un acuerdo con el FMI que libere el cronograma de desembolsos, no habrá yuanes que alcancen para sustituir al dólar en financiar importaciones, intervenir en el mercado cambiario y cumplir con las obligaciones crediticias con los acreedores internacionales.