La industria automotriz-autopartista es un claro ejemplo de cómo hoy las tensiones se multiplican en las distintas cadenas de valor del sector manufacturero. Mientras la actividad de las terminales se mantiene elevada, con crecimiento de la producción y de las exportaciones, la industria local de autopartes presenta desafíos crecientes para seguir el ritmo de la demanda.
Entre ellos, el acceso al tipo de cambio oficial, la aprobación de las SIRA (Sistema de Importación de la República Argentina) en tiempo y forma. A esto se suma el reciente impacto resultante de la aplicación del 7,5% de Impuesto PAIS a las importaciones de bienes que rige desde el 24 de julio pasado y la devaluación del peso el día posterior a las PASO, que literalmente “encareció” los insumos importados.
Pero, además, estas dos últimas medidas, decididas por el Gobierno en el contexto de la preocupante escasez de dólares en el Banco Central, tienen efecto retroactivo, señalan fuentes del sector autopartista.
Esto es así porque desde marzo de 2022 rige la Comunicación A 7532 del Banco Central (BCRA) que establece el pago a 180 días de las importaciones, si se busca acceder a dólares a precio oficial. Y desde abril de este año, con la entrada en vigencia de la Comunicación A 7746 del BCRA, se fija el pago a 90 de los fletes marítimos para las importaciones.
En este contexto, las medidas que cambian la carga tributaria sobre el sector y la devaluación del tipo de cambio oficial, suponen un “impacto retroactivo”, destacan desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), la cámara que nuclea a la mayor parte de la industria autopartista.
Es que se terminan pagando a precio del dólar nuevo importaciones que se hicieron hace seis meses, y que en su momento no aplicaban para el impuesto PAIS. Pero si el pago se hace ahora, sí tributan el 7,5% sobre el valor importado.
Modelo para armar
El sector autopartista nuclea a unas 450 empresas, la mayoría pymes, con unos 52.000 empleos directos, bastante menos que los 60.000 puestos de trabajo que la industria supo tener en 2011, el pico de actividad histórico. Es un sector con un valor de la producción que ronda los US$ 8.000 millones y exportaciones anuales en torno a los US$ 1.000 millones.
“El último proceso de inversión importante en el sector fue en los años 90, durante la presidencia de Carlos Menem. Hoy la confianza en Argentina está rota y llevará tiempo reconstruir”, destacan en AFAC.
Y apuntan un dato no menor. “Hoy países como Brasil, México o Colombia, pujan por atraer las inversiones para abastecer a las terminales”, lo que supone todo un desafío para la industria pyme local.
Consultado sobre la aprobación de las SIRA, Ariel Rosenthal, gerente General Comercial de L.V. Spada y Cía S.A., fabricante de bujías y productos de encendido para motores diésel bajo la marca Kessel, admite que “no tuvimos la necesidad de parar la planta, pero sí hay baches en el stock”.
Rosenthal valora el papel del sector fabril como generador de empleo y destaca que “la industria está en desventaja con el campo” que logró distintas ediciones de dólar preferencial para la soja y el maíz. En ese sentido, admite que “los parches generan tensiones” y cree que “debería haber un tipo de cambio unificado”.
El foco de la compañía son los vehículos utilitarios y también modelos SUV, que permite exportar el 30% de la producción a 25 países.
Devaluación e inflación
Por su parte, Mariano Ojeda, gerente General de Colven, empresa que produce los calibradores de presión para neumáticos Vígía y una nueva línea de climatizadores para cabina que no usan la batería del vehículo, entre otros productos, admite que “la macro es clave” para la industria.
Ojeda considera que con los actuales niveles de inflación “es muy difícil planificar”, mucho más teniendo en cuenta que la empresa tomó ya hace un tiempo la decisión estratégica de llegar a mercados del exterior.
“La devaluación da una pequeña mejora temporal, pero sabemos que es transitoria, en tres meses esa mejora se pierde”, apuntó. En este sentido, destacó que el 7,5% de Impuesto PAIS a los insumos importados “en el mercado interno suponen más inflación”.
En sintonía con esta visión, desde AFAC explican que la “devaluación de la semana pasada tiene un gran impacto”. En el caso de las terminales, tienen un efecto directo porque importan alrededor del 65% de las autopartes que utilizan, aunque es cierto que ese incremento lo calzan con las exportaciones.
En cuanto a los proveedores autopartistas locales “tienen 25/30% de insumos importados y, al mismo tiempo, materias primas locales como aluminio, diversos aceros, materias primas plásticas tienen precios dolarizados, por lo que va todo al precio final”, anticipan.