La tasa de hash de Bitcoin está alcanzando máximos históricos, lo que sugiere que los mineros están añadiendo más potencia de cálculo para aumentar la seguridad y la eficiencia de la red. Sin embargo, conseguir rentabilidad en un entorno tan competitivo no es sencillo. Una mirada más atenta revela algunas estrategias con matices que permiten a los mineros mantenerse a flote y prosperar.
El costo de la energía es probablemente el factor más importante para un minero. Según un informe reciente de KPMG, la minería de Bitcoin estabiliza las redes eléctricas y aprovecha fuentes de energía renovables infrautilizadas. El informe afirma además que Bitcoin puede reducir las emisiones de metano convirtiendo los gases residuales en electricidad.
Existen múltiples ejemplos de este tipo de enfoques, y Daniel Batten, de CH4 Capital, un inversor en tecnología climática, está aplicando activamente soluciones de minería de Bitcoin que logran este objetivo. Este punto de vista también coincide con las observaciones de Margot Paez, física medioambiental, que afirma que es engañoso centrarse únicamente en el consumo energético de Bitcoin. Por el contrario, afirma que los mineros forman una parte esencial de la infraestructura energética.
Otros puntos a tener en cuenta son el traslado estratégico de las operaciones mineras a zonas donde la energía es más barata. Esto parece lógico, dados los costes energéticos asociados a la minería de Bitcoin. Los costes energéticos elevados preocupan a los mineros porque reducen sus beneficios, especialmente cuando las tasas de hash son altas, lo que significa que se necesita más trabajo computacional y más energía.
La posibilidad de utilizar energía no utilizada o desperdiciada, resaltada por James Giannantonio, consultor gerente de ESG, y Chester Ney, director de TI de ALL4, añade otro nivel de oportunidad para la reducción de costes y la sostenibilidad.
"El Laboratorio Nacional Lawrence Livermore calcula que a partir de 2021 hasta dos tercios del consumo de energía en Estados Unidos se desechan o se utilizan de forma ineficiente", señalan Ney y Giannantonio. Y explican: "A nivel mundial, en lugares que tienen infraestructuras de transmisión menos eficientes o una intermitencia aún mayor para la eólica y la solar, se puede ver cómo sería peor".
Es necesario un cambio de perspectiva; Bitcoin no debe considerarse un mero consumidor de energía, sino un facilitador de un uso más eficiente y sostenible de la misma.
El hardware es otra variable clave. Los mejores mineros encuentran gangas en empresas en quiebra o consiguen acceso anticipado a las máquinas de minería más eficientes, a veces incluso antes de que se hagan públicas. Esto proporciona una ventaja significativa en un entorno de alta competencia.
A medida que aumenta la preocupación por el medio ambiente, la industria minera se enfrenta a importantes obstáculos que pueden suponer el fin de las operaciones a escala industrial. La minería de Bitcoin requiere grandes cantidades de agua para los sistemas de refrigeración, lo que plantea desafíos específicos.
En lugares como Texas, la escasez de agua podría obligar a trasladar estas operaciones. Los mineros también se están trasladando cada vez más a climas más fríos para gestionar eficientemente el calor del hardware. Elliot David, de Sustainable Bitcoin Protocol, lo explica claramente: El riesgo medioambiental físico es una bomba de relojería para los mineros. A menudo pasa desapercibido hasta que se convierte en un problema importante, restringiendo las operaciones en ciertas áreas.
Ney se hace eco de esta opinión: "Para navegar eficazmente por estos riesgos de sostenibilidad a largo plazo, los mineros necesitan un socio estratégico que pueda operar a escala."
Tampoco hay que descuidar la eficiencia empresarial. Algunos mineros van más allá y eligen lugares con incentivos fiscales, mano de obra más barata o la posibilidad de lograr economías de escala. Según el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, Margot Paez aconseja que los mineros consideren también la posibilidad de prepararse para un clima más cambiante que estable, sobre todo teniendo en cuenta que el verano de 2023 fue el más caluroso jamás registrado desde 1880. El consejo de Paez es especialmente válido para los mineros de regiones tradicionalmente más frías, como Alemania, que recientemente ha sufrido fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor e inundaciones.
Los mineros también se están volviendo cada vez más creativos a la hora de gestionar el calor generado por sus operaciones. Ya sea empleando este subproducto en piscinas, en la agricultura o incluso en procesos industriales que requieren calor de baja calidad, la clave está en la eficiencia. Cada vez está más claro que esta industria está impulsando la innovación y aportando muchas soluciones.
El tema general sugiere que la minería debe depender de la energía barata o no disponible para su viabilidad financiera. Las empresas salen ganando si ofrecen su energía sobrante o no utilizada a los mineros como comprador alternativo. Esto estrena una nueva fuente de ingresos para las empresas y hace avanzar los objetivos de sostenibilidad de la red.
La principal conclusión de todos estos expertos es que la adaptabilidad y el pensamiento estratégico son cruciales para los mineros de Bitcoin, especialmente cuando el debate sobre el uso de la energía es tanto medioambiental como financiero. "Reducir las ineficiencias de un sistema energético es bueno para todos", añade Chester Ney, "y tiene sentido desde el punto de vista de la eficiencia del capital".
En resumen, aunque las elevadas tasas de hachís pueden indicar un aumento de la actividad minera, el camino hacia la rentabilidad está plagado de desafíos que requieren una planificación estratégica, sobre todo en una época de climas cambiantes y de necesidad de energía verde.