El precio de los combustibles podría subir otro 45% de acá a marzo para llegar al rango “export parity” que busca el Gobierno como señal para incentivar las inversiones en el sector de hidrocarburos.
Se trata de un valor “de mercado” que iguala el precio que reciben en el exterior los exportadores de crudo con lo que pagarían las refinerías en el segmento local. Para llegar al mismo, se toma como referencia el precio del Brent que hoy opera en 76 dólares por barril, menos descuentos y retenciones del 8%.
Esa brecha con el valor internacional obligaría a un incremento del 25%, donde también hay que sumar otras variables locales que estiran el ajuste necesario al 45%, según un estudio de la consultora Economía & Energía.
En primer lugar, si se cumple el sendero del tipo de cambio anunciado por el ministro Luis Caputo (crawling peg del 2% mensual) y se mantiene la fórmula para exportadores de cotizar el 20% de sus ventas al contado con liquidación, la nafta debería subir un 8% para sostener su valor.
El segundo ítem que implica un traslado de costos es la última suba bioetanol y biodiesel autorizada que impactará en un 2% sobre el precio final del surtidor por el porcentaje de mezcla con naftas y gasoil del 12% y 7,5%, respectivamente.
Otro de los factores cruciales será la actualización de los impuestos a los combustibles líquidos que se encuentran congelados desde hace casi tres años como mecanismo de ancla antiinflacionaria.
Para recomponer todo el atraso acumulado en estos años, el ICL debería pegar un salto del 377% que repercutiría un 9% en el precio final de los combustibles. Cabe aclarar que, por el congelamiento efectuado por el Gobierno anterior, el Estado dejó de recaudar más de 4.500 millones de dólares en este período.
Fuentes oficiales destacaron en off the record que el sendero hacia el export parity podría demorar entre 3 y 6 meses, para luego intentar avanzar hacia un “import parity”, es decir, la paridad de importación.
Sucede que, alrededor del 20% del combustible consumido localmente es importado y, por lo tanto, el oficialismo considera que el precio natural de una economía de mercado deficitaria en el segmento downstream es el precio marginal. O, dicho de otro modo, todos los combustibles deberían venderse al valor del más caro.
No ocurre lo mismo en el mercado de crudo donde Argentina tiene un excedente de producción. De ahí que el precio de mercado para este segmento es el export parity descripto anteriormente para que le resulte lo mismo a un productor vender a una refinería nacional o a un cliente extranjero.