La recesión que atraviesa la economía, tras la disparada inflacionaria del verano post devaluación, podría empezar a quedar atrás si finalmente se confirmaran las primeras señales positivas que arroja el sector manufacturero, uno de los más intensivos en capital e inversiones, pero también en generación de empleo.
Según algunos indicadores, seguidos al detalle por los analistas abril habría marcado el piso de la caída de actividad, con algunas industrias empezando a mostrar un cambio de tendencia. Y si bien se parte de niveles de comparación bajos el sector manufacturero podría estar exhibiendo signos de un dinamismo que no se ven desde el tercer trimestre del año pasado.
Según estimaciones de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) en abril la caída de la actividad industrial registró un rojo interanual de 14,9%, una caída similar a la del mes anterior y enlazando ya siete meses consecutivos de retroceso en la producción. Además, se destaca un índice de difusión de la contracción de la actividad del 90%, es decir, que la caída está casi extendida a todos los sectores.
Pero hay un dato a tener en cuenta y es que, en términos desestacionalizados contra el dato de marzo, la baja de abril fue del 2,5%, mucho menos que en el interanual. Con todo, este primer cuatrimestre del año termina con una caída acumulada de 11,3% en la comparación con el mismo período de 2023.
Sin embargo, también hay señales optimistas. “Es interesante mencionar que en un contexto en el que los indicadores de caída de actividad industrial resultan comparables a los observados en episodios de profundas crisis del pasado, en abril en algunos sectores se ha tenido registros de mejoras de ventas que marcan un impasse en la caída observada en meses previos”, señala el economista Guillermo Bermúdez, responsable de sectores industriales en FIEL.
El experto menciona el caso de algunos insumos de la construcción, maquinaria agrícola o el patentamiento de vehículos, incluyendo los comerciales livianos y pesados. En cuanto a insumos de la construcción, el contraste más claro es con minerales no metálicos, que básicamente engloba al cemento portland, en gran medida por impacto del freno en la obra pública y lo que supone el despacho a granel (caídas del 46%) y también asfalto, usados en obras viales.
Góndolas llenas
“En marzo tuvimos algunas categorías con caídas de ventas del 50% y en abril tuvimos algunas fábricas con mínima actividad”, señalaron a Forbes Argentina desde una empresa líder de consumo masivo.
En este sector las categorías más golpeadas, como es lógico, corresponden a algunos productos de los llamados impulsivos como snacks o gaseosas, o bebidas alcohólicas que claramente no son esenciales, marcando caídas fuertes en cervezas y vinos. En cambio, las caídas son más leves en fideos, arroz, aceites, harinas, pan rallado o rebozados.
“En mayo la expectativa era que no se profundizara la caída y por lo que vemos abril fue el peor mes y en mayo no cayó”, explicó una fuente de una industria alimenticia de primera línea, que pidió reserva de su identidad.
“Creo que lo peor ya pasó, pero está sujeto a que no haya devaluación”, enfatizó la fuente. La estrategia de bajar precios, invertir mucho en promociones y reducir márgenes de rentabilidad parece estar dando resultados, aunque saben que esa estrategia no puede sostenerse por mucho tiempo.
Fausto Spotorno, economista jefe del Estudio Orlando Ferreres y Asociados, considera que en líneas generales “la actividad económica tocó un piso en marzo”, un escenario que parecería estar calcando también la industria, aunque aún hay que confirmarlo en la realidad.
“En abril hubo un crecimiento respecto de marzo, tanto en la industria como en la actividad económica en general”, explicó, pero aclaró que esto no es homogéneo, como el caso de la construcción o sectores vinculados a ella.
Expectativas positivas
En ese sentido, el Índice de Expectativas Industriales (IEI) de la UADE, correspondiente a mayo tuvo un aumento de 13,6 puntos respecto del mes previo. El índice recoge respuestas de una encuesta a empresarios sobre lo que esperan para los próximos tres meses y el resultado es alentador.
“Estamos viendo que ya hay prácticamente la misma cantidad de empresarios que esperan caídas como los que esperan crecimiento, lo cual es una señal de que se agota la caída, por decirlo de algún modo”, indicó Spotorno, quien tiene a cargo la elaboración del IEI de UADE.
Pese a este presumible cambio de tendencia, desde el sector empresarial esperan datos concretos más que señales en términos de los carriles que transitará la macroeconomía en los próximos meses y la velocidad de las reformas que impulsa el Gobierno, así como las señales de gobernabilidad que se perciban.
“Ojalá empecemos a discutir la agenda productiva y no tanto la macro”, señaló un empresario del sector de consumo masivo, y explicó que la industria de Alimentos y Bebidas lleva 10 años de estancamiento en las exportaciones, pero con una importante capacidad ociosa. Algo así como una oportunidad perdida.
Y reseñó los puntos centrales de la agenda que pretenden discutir con el Gobierno, resumida en tres grandes aspectos: a) bajar la carga impositiva para el sector de Alimentos y Bebidas; b) continuar la agenda de desregulaciones del sector, muchas de las cuales ya se hicieron como las regulaciones para importar, el fin del programa de Precios Cuidados, o la obligatoriedad de informar los despachos a plaza y las existencias; c) generar condiciones para exportar, todo un desafío para la industria argentina en su conjunto.