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El Banco Central aplicó una serie de medidas de control al dólar para la deuda q
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Análisis tras las PASO: el dólar y las tarifas, las anclas de cara a las elecciones de noviembre

Marina Dal Poggetto Economista y directora ejecutiva de Eco Go Consultores

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Las PASO dieron un poco de aire financiero, pero complicaron la gobernabilidad. En el Frente de Todos parecieran estar digiriendo el resultado del domingo y distribuyendo culpas por la derrota, y la gestión luce paralizada en medio de grotescas operaciones de prensa cruzadas.

15 Septiembre de 2021 13.07

Otra vez las PASO resultaron un batacazo que no había sido incorporado por las encuestas. No fue una victoria de la oposición lo que pintó al país de nuevo de amarillo, sino una derrota contundente del Gobierno

Esta vez, a diferencia de 2019, la derrota del Gobierno derivó en una euforia financiera montada sobre precios de activos (bonos y acciones) ridículamente bajos “si el rumbo de la Argentina no es Venezuela”. Euforia que se frenó rápido frente a la evidencia de que con dos meses por delante hasta el 14 de noviembre (cuando se celebran las elecciones definitivas), un gobierno pato rengo con dos años más de gestión, y con una interna desaforada adentro, el ordenamiento de la política y la economía, no es tan rápido ni intuitivo. Más bien al contrario. 

Ciertamente la lectura del mercado contrasta con la lectura de la política. Dentro de la coalición de Gobierno parecieran estar digiriendo el resultado del domingo y distribuyendo culpas por la derrota. De momento no hay anuncios de cambios en el gabinete, aunque la gestión luce paralizada en medio de grotescas operaciones de prensa cruzadas.  

La lógica económica debería ser aprovechar el impulso del mercado para acelerar el acuerdo con el FMI y limitar la pérdida de reservas en un contexto donde, más allá de la reacción del mercado del lunes, le faltan dólares al BCRA y pesos al Tesoro. El próximo 22 de septiembre hay que pagarle los US$ 1.900 millones al FMI y todavía faltan 40 días hábiles hasta la elección. Al ritmo promedio de lo que va de septiembre, y teniendo en cuenta los pagos remanentes a organismos, las reservas netas llegarían a fin de año cerca de US$ 2.000 millones, casi sin margen para pagar el vencimiento de US$ 1.900  millones diciembre al FMI y mucho menos los US$ 7.500 millones del primer trimestre incluyendo FMI y Club de París (US$ 5.200 millones en marzo).

Vale remarcar que si en noviembre se repiten los resultados de las PASO, el Gobierno perdería la mayoría en el Senado (mantendría solo 35 senadores) y reduciría aún más la distancia al quórum propio en diputados (solo 117 diputados), por lo que lo ideal sería pasar el acuerdo por el actual Congreso, antes del 10 de diciembre, y fundamentalmente antes del segundo pago al FMI del 22 de diciembre.   

Sin embargo, la lógica política no luce vaya a adoptar este camino. Más bien, en línea con el discurso del Presidente en el bunker del domingo, buscarían “recomponer las condiciones de la gente” intentando mejorar el resultado de la elección de cara al 14 de noviembre. Para esto, es factible que, además de enmendar los “errores” en el manejo de la elección en el conurbano bonaerense (negociando con intendentes y movimientos sociales que “los traicionaron”), el Gobierno busque profundizar las medidas que ya tenía en carpeta e incluir algún set adicional. 

Desde antes de la elección estaba prevista una nueva suba del mínimo no imponible de Ganancias (que deberá pasar por el Congreso) y se anunció la convocatoria a una nueva reunión del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil), que tendrá su mayor impacto en las transferencias realizadas a través del Repro y del Programa Potenciar Trabajo. 

A ello se agregarían nuevas medidas de mayores transferencias al sector pasivo y a los más vulnerables. Puntualmente al cierre de esta nota trascendió que se iba a realizar un nuevo IFE para dos millones de personas, con un costo aproximado de $ 30.000 millones por desembolso y en una foto con los intendentes del conurbano se anunció una serie de obras públicas de impacto netamente electoral. Las únicas anclas hasta el 14 de noviembre van a seguir siendo el dólar y las tarifas, y paradójicamente la reacción del mercado. Más allá de los acuerdos políticos para “mejorar” el voto en el conurbano, no luce tengan impactos reales sobre el bolsillo en los próximos dos meses.

En nuestra proyección de 3,1% del PIB de déficit, manejábamos un “gasto electoral adicional” al ya anunciado de $ 130.000 millones. Es probable que la desesperación después del resultado del domingo los lleve a aumentar algo ese número e intentar un déficit unas décimas más altas ¿3,4% del PIB? ¿$150.000 / $ 200.000 millones adicionales a los $ 800.000 millones remanentes consistentes con nuestro escenario? A esto se suman vencimientos en el mercado por $ 900.000 millones. 

El financiamiento monetario remanente para el año dentro de los límites de la carta orgánica actual asciende a $ 1 billón. Si efectivamente se concretan las nuevas medidas y el déficit aumenta a 3,4% del PIB, el roll over mínimo requerido dentro de la carta orgánica actual del BCRA asciende a 100%. Claro que siempre se pueden buscar mecanismos indirectos a través de la compra en el mercado secundario de bonos del BCRA, pero ciertamente con rendimientos decrecientes.  

El problema principal es 2022, teniendo en cuenta la concentración de vencimientos de los primeros meses del año (en marzo y abril vencen casi $ 500.000 millones por mes) y que a priori sin utilidades, el financiamiento monetario está limitado.

La elección dio un poco de aire financiero (la reacción del mercado) y complicó la gobernabilidad (la reacción del peronismo). 

Las restricciones económicas para enmarcar un programa de cara a 2022 en un contexto de inflación al 50% y brecha cambiaria en 83% se mantienen intactas:

  • -No hay dólares suficientes para transitar sin un acuerdo con el FMI. Marzo es muy tarde, debería ser antes del pago del 22 de diciembre.
  • -El BCRA no tiene pesos suficientes para financiar una brecha fiscal mayor a 1,5% del PIB si la inflación se mantiene en 50%.
  • -No hay recursos adicionales como este año. La extrapolación a noviembre de los resultados del domingo nos indica que hay poco margen para aumentar los impuestos.


Un default abierto al FMI no es una opción. Como venimos diciendo, hasta China exige un acuerdo para continuar con los desembolsos programados. Pero, ciertamente, el timing y los contenidos del acuerdo tienen efectos ciertos sobre la dinámica el próximo año y el camino hasta 2023. No luce un camino despejado.
 

*Marina Dal Poggetto es economista y Directora Ejecutiva de Eco Go Consultores

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