María Elena Arrieta Wollmann de Blaquier, la dama del azúcar y última gran mecenas argentina, seguía usando el apellido del padre de sus cinco hijos, Carlos Pedro Blaquier, a pesar de que desde hace décadas estaban separados. Se la conocía popularmente como Nelly Arrieta de Blaquier, murió cuatro días después de cumplir 89 años. En el último Ranking Forbes 2020, ocupó el puesto 24 con una fortuna estimada en US$ 490 millones, a la par de las familias Born y Eskenazi.
Única nieta del broker francés Enrique Wollmann, quien hace más de un siglo consiguió el financiamiento para comprar las 10.000 hectáreas del ingenio jujeño Ledesma, el cual renombró como la Ledesma Sugar Estates and Refining Company, a lo largo de su vida, Nelly multiplicó su superficie por cuatro, la producción de azúcar por diez y la participación de la compañía a nivel nacional saltó del 7%, en los años 30, a alrededor de un 20% en la actualidad. Sin embargo, eso no fue todo. De la mano de su único esposo, transformó Ledesma en una empresa agroindustrial multifacética más allá de liderar históricamente el mercado del azúcar. Alcoholes, jarabes, bioetanol, papel, cuadernos, cítricos, granos y carne forman parte del amplio abanico de productos de la firma que reúne cerca de 7.000 colaboradores.
La dama del arte
Nelly Arrieta de Blaquier presidió la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes entre los años 1977 y 2011. A propósito de su fallecimiento, la Asociación la recordó con un sentido comunicado, donde señala que a lo largo de una inolvidable gestión, la institución creció de manera sostenida gracias a su acción firme y decidida en favor del sostenimiento y expansión del Museo Nacional de Bellas Artes.
Su trabajo a favor de las obras de ampliación y remodelación del más importante museo de arte de América del Sur, en distintas etapas, le valieron en más de una oportunidad reconocimiento nacional por las sucesivas donaciones efectuadas.
Algunos hitos en lo referido a la recaudación de fondos, todas ideas en su momento muy innovadoras, fueron los veintiocho desfiles de Gino Bogani, entre 1979 y 1992; las doce ediciones de la Feria de Anticuarios, entre 1985 y 1997, la Feria del Sol, entre 1993 y 2000 y las ya legendarias fiestas temáticas anuales.
A su vez, era miembro de los consejos internacionales de museos como D'Orsay, Louvre y MoMA. En 2010, entre múltiples reconocimientos internacionales, fue homenajeada por la Frick Collection de Nueva York por sus contribuciones al arte y la cultura.
La Nación señala que durante más de medio siglo construyó, junto a su esposo, una de las colecciones de arte más amplia de América Latina. Protegido bajo siete llaves por sus cinco hijos -que le dieron 21 nietos y 12 bisnietos-, este acervo incluye obras de los grandes maestros impresionistas y uno de los conjuntos de platería del siglo XVIII más destacados a nivel mundial. Se estima que a ellos perteneció El Zuavo, la pintura de Van Gogh que fue noticia al exportarse en 2019 por un valor estimado en unos US$ 300 millones.
El legado
"Desde joven me sentí muy responsable y obligada por la grandísima suerte que tuve en mi vida. Sé que Dios me dio todo, pero también sé, por eso mismo, que pide de mí más que de otros", escribió Nelly Arrieta de Blaquier en el prólogo del libro Vida de mecenas (2017), de Carmen María Ramos. Hoy, son sus hijos, María Elena Mimí Blaquier Arrieta de Pereyra Iraola, Charly, Alejandro, Santiago e Ignacio Blaquier Arrieta, los herederos naturales de esa grandísima suerte que se materializa en Ledesma, una de las primeras 100 empresas de la Argentina, con ventas por $28.947 millones en su último ejercicio anual.
Si bien la valuación de la empresa en la Bolsa porteña está alicaída desde hace tiempo, en torno a los $12.100 millones, solo la suma del valor de las más de 92.000 hectáreas productivas que la sociedad tiene entre Jujuy, Salta, Entre Ríos y Buenos Aires representan multiplicado varias veces su cotización bursátil. A su vez, a pesar que los costos financieros llevaron a la empresa a sucesivas pérdidas en el último lustro, la reciente venta en dos pasos de Glucovil, la sociedad productora de glucosa de maíz radicada en San Luis, a la estadounidense Cargill, le suministró US$ 101 millones frescos para lograr sanear parte de sus deudas.
Por otro lado, la fortuna familiar suma lo que inicialmente fue un hobby de Carlos Pedro Blaquier, Cabaña Argentina, uno de los tres players más importantes en el negocio porcino con ventas anuales por encima de los US$ 100 millones.
Finalmente, está la inmensa colección de arte e innumerables propiedades en la Argentina y el exterior. Esos bienes representan el grueso de la fortuna que estimó Forbes Argentina en sus últimas ediciones. Sin embargo, un marchand que prefiere preservar el anonimato asegura que las obras de la familia Blaquier Arrieta valen mucho más que su empresa e incluso reunidas pueden cotizar a la par de un banco local mediano.