La mayoría de las personas posiblemente no reconozcan su cara. De hecho, mantiene un perfil bajo. Pero Delfín Jorge Ezequiel Carballo, el empresario argentino que este año volvió al listado global de grandes fortunas de Forbes US, nunca se alejó del mundo financiero local. Solo eligió operar en silencio. Después de varios años de ausencia, reapareció en el puesto 2623, con una fortuna estimada en US$ 1.200 millones. Su última aparición había sido en 2018, cuando ocupó el lugar número 1999, con US$ 1.100 millones.
Según datos de Market Screener y del Banco Central de la República Argentina, al 31 de diciembre de 2023, Carballo tenía una participación del 19,27% en acciones Clase B y del 43,62% en acciones Clase A del banco Macro. Esto equivale a 118.251.845 acciones Clase B y 4.901.060 acciones Clase A, valoradas en aproximadamente US$ 1.122 millones y US$ 45 millones, respectivamente, según estimaciones al 28 de febrero de 2025.
También figura entre los principales accionistas de Havanna Holding S.A., donde acumula 5.394.389 acciones, equivalentes al 15,79% del capital de la compañía, con un valor estimado en US$ 29 millones al 28 de febrero de 2025. Dentro de ese total, 1.603.141 acciones corresponden a la Clase B, lo que representa un 12,51% de participación y un valor aproximado de US$ 9 millones.
Carballo, el estratega
De perfil bajo, se volvió una figura central dentro del Grupo Macro, una de las organizaciones más influyentes del país. Su historia empezó en los años más oscuros del país: en 1976, en pleno inicio de la dictadura militar y bajo el plan económico de José Alfredo Martínez de Hoz, cuando se asoció con su cuñado, Jorge Horacio Brito, y fundaron una financiera: Anglia.
La apuesta fue audaz. Iniciaron el negocio con un capital de US$ 10.000, divididos en partes iguales. A partir de ahí, construyeron uno de los conglomerados más poderosos del sistema financiero argentino. La sociedad entre ambos funcionó como un engranaje perfectamente aceitado: mientras Brito tejía vínculos con el poder político, Carballo tomaba decisiones estratégicas desde el interior del banco. Así se volvió una pieza clave del esquema.
El cerebro detrás del crecimiento del Banco Macro
Durante décadas, ocupó el cargo de director financiero (CFO) de Banco Macro. Lo hizo hasta 2012, cuando se alejó de ese rol operativo. Su influencia, sin embargo, no desapareció. Mantuvo su peso accionario dentro del grupo y siguió como uno de los cerebros que marcaron el rumbo del holding.
Banco Macro, con más de 400 sucursales distribuidas en todo el país, se afirmó como uno de los gigantes de capitales argentinos en la banca minorista. En ese proceso, Carballo no fue un mero testigo: tuvo un rol protagónico. Además del crecimiento bancario, participó de las decisiones que llevaron al grupo a diversificarse: en el agro con Inversora Juramento, en desarrollos inmobiliarios con Vizora y en el negocio energético a través de Genneia, la principal compañía de energías renovables del país.
Su forma de intervenir siempre fue meticulosa. Abogado de formación, se ganó el respeto del sector por su agudeza en el análisis financiero y su lectura minuciosa de las regulaciones. Varios banqueros coinciden en un punto: Carballo se destacó en las mesas de dinero y en la detección de oportunidades escondidas entre las normas del sistema. Su sello quedó en cada uno de los movimientos de expansión del grupo, como la compra del Banco Macro en 1985, el desembarco en la Bolsa de Nueva York o la entrada al mundo digital con la creación de Play Digital, la fintech del holding.
La construcción del imperio también tuvo momentos decisivos. Uno de ellos ocurrió a fines de 2001, cuando el país atravesaba una de sus crisis más profundas. En medio del estallido social y la renuncia de Fernando De la Rúa, el Citibank decidió desprenderse del Banco Bansud, que había adquirido años antes en su intento por consolidarse en la banca minorista. La jugada terminó con el Macro comprando el Bansud en condiciones inmejorables.
La presidencia tras la muerte de Jorge Brito
Con la muerte de Jorge Brito en un accidente aéreo en Salta, en noviembre de 2020, Carballo asumió la presidencia del banco. A partir de ahí, su rol cobró un nuevo peso. Ya no era solo el socio estratégico del histórico banquero, sino el principal referente de la entidad.
Sin embargo, esa etapa también llegó a su fin. En 2023, presentó su renuncia formal a la presidencia de Banco Macro. La carta, dirigida al directorio, dejó en claro que su decisión no obedecía a conflictos ni diferencias internas. "La primera razón es que renuncio porque puedo. Esto es así porque el banco se encuentra en una situación excepcionalmente buena, tal como lo muestran su solvencia, liquidez y demás indicadores usualmente utilizados por analistas e inversores", escribió.
También expresó que sentía que había llegado el momento de dar un paso al costado. "Habiendo cumplido 70 años de edad y 48 años de trabajo en el sector, creo que ha llegado el momento de retirarse". Su alejamiento, no obstante, fue parcial. Aclaró que seguiría ligado como accionista principal, con una participación clave, al igual que la familia Brito. Entre ambos grupos controlan el 44% del capital accionario del Macro.
Quien quedó entonces al frente de la presidencia fue Jorge Brito hijo.
Perfecto, acá va una versión de cierre siguiendo esa idea:
Hoy, el apellido Carballo vuelve a resonar por haber reaparecido en el listado de Forbes, aunque su estilo siga siendo el mismo: sin estridencias y sin grandes exposiciones públicas.