Es la hora del almuerzo a fines de octubre y, 71 pisos arriba de Wall Street en el 4 World Trade Center, Daniel Ek camina en los puli- dos pisos de los headquarters de Spotify. Atraviesa brillantes es- culturas de auriculares hechas en metal de neón, salas de lujo con sillones para los clientes VIP y estudios de podcasts insonoriza- dos construidos a medida de las estrellas más grandes del medio, y luego entra a una gran cafetería con luces de escenario.
La sala está preparada para la cena con el directorio de Spotify, que incluirá la actuación sorpresa de Brothers Osborne, un dúo de country-rock de moda cuya canción “Stay a Little Longer” fue reproducida 180 millones de veces en el servicio de música de Ek.
Spotify acaba de informar sus números del tercer trimestre y Ek, un ingeniero de 38 años que se autodescribe como introvertido y raras veces da entrevistas, está teniendo un día bajo los focos.
Sueco, de voz suave, cabeza y barba afeitadas, empezó el día a las 5 de la mañana: calls con analistas financieros, una sucesión de entrevistas y liderando una reunión para 200 empleados. “Fue una locura, porque fue la primera reunión personal que hicimos acá en dos años”, dice Ek, vestido con jeans negros, un abrigo ne- gro de gamuza y zapatillas negras de cuero.
“Fue lindo, cálido. Todos se abrazaban y aplaudían”. Había miles de millones de razones para aplaudir. Más temprano, Spotify había revelado números extraordinarios. La facturación del tercer trimestre llegó a US$ 2.900 millones, un salto interanual de 27%. Las ventas por publicidad crecieron 75% a casi US$ 375 millones. Los oyentes activos subieron casi 20% en un año a más de 380 millones. Lo mismo sucedió con los suscriptores pagos, que ahora son 170 millones.
Su acción, que estuvo en pausa durante la mayor parte de 2021, saltó 10%, sumando US$ 5.000 millones en valuación y poniendo la capitalización de mercado de Spotify por encima de los US$ 50.000 millones.
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