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La nueva apuesta de este multimillonario que ya hizo más de US$ 1400 millones con los juegos de azar

Will Yakowicz

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Shalom Meckenzie amasó una fortuna tras fusionar su empresa de software. Ahora cree que su nueva compañía de fitness, Amp, podría ser aún más grande.

28 Marzo de 2025 16.00

En octubre de 2020, Shalom Meckenzie jugaba al póker con sus empleados en un yate de 192 pies frente a la costa de Grecia, celebrando que su empresa de software de apuestas, SBTech, con sede en la Isla de Man, se había fusionado con DraftKings para salir a la bolsa a través de un SPAC en un acuerdo de US$ 975 millones unos meses antes. Como el mayor accionista de DraftKings, Meckenzie se convirtió en multimillonario en mayo de ese año, cuando el precio de las acciones superó los US$ 25. Durante una de las manos de póker, hizo una apuesta perdedora que le costaría cientos de miles de dólares, pero que también inspiraría su próximo emprendimiento.

Uno de sus principales ejecutivos de producto en Bulgaria pesaba 127 kilos, pero nunca había encontrado la motivación para bajar de peso. Meckenzie, sintiéndose eufórico por su éxito, le propuso una gran apuesta. "Le dije que si para el 1 de enero bajaba de los 100 kilos, alquilaría un yate de 300 pies en el Caribe, y él elegiría a todas las personas que irían en el yate para vivir la semana más loca y divertida de su vida", cuenta Meckenzie, de 48 años, desde su oficina en las afueras de Tel Aviv, Israel.

El empleado, Ian Bradley, aceptó el desafío. Los otros ejecutivos que estaban en el yate se dieron cuenta de que, si su colega ganaba la apuesta, recibirían una invitación a la fiesta y decidieron ayudarlo a perder peso. De regreso en Bulgaria, le pusieron una bicicleta fija en su sala de estar, tiraron toda la comida chatarra de su despensa y contrataron a un chef y a un entrenador personal. A este último le prometieron un gran bono si Bradley lograba perder 27 kilos en los siguientes meses. Lo logró y ganó la apuesta.

"Fue una de las mejores apuestas que perdí en mi vida", dice Meckenzie, quien está en excelente forma para cualquier edad, y más aún para alguien que se acerca a los 50 años. Meckenzie llevó a Bradley y a otras diez personas en un jet privado a Dubái, donde se alojaron en un hotel cinco estrellas y festejaron durante cinco días. "Creo que al final terminó costando mucho más que un yate en el Caribe", dice Meckenzie, riendo.

Esa apuesta amistosa se convirtió en la prueba de concepto para su nueva empresa, Amp Fitness, con sede en Nueva York. No es el primero en pensar que los entrenamientos en casa pueden ser un gran negocio: el modelo de Amp es casi idéntico al de varias compañías de ejercicios que fracasaron o están en dificultades, como TonalPeloton Mirror.

La estrategia consiste en vender a clientes adinerados una máquina costosa, contratar a un grupo de entrenadores famosos, recolectar "datos" y luego rezar para poder ganar dinero expandiéndose a mercados más rentables, como la nutrición personalizada, las suscripciones y la indumentaria, antes de que los clientes se aburran y se vayan. Nadie más logró hacerlo funcionar, pero eso no detiene a Meckenzie, quien por ahora financia la empresa casi en su totalidad.

Amp es una versión minimalista de una máquina de poleas cruzadas que se encuentra en cualquier gimnasio. Se monta en la pared y cuesta US$ 2.000. Para acceder a los entrenadores (tanto de inteligencia artificial como humanos) a través de la aplicación, se requiere una suscripción mensual de US$ 23. Como Amp no tiene pantalla (los usuarios deben conectarse con sus propios dispositivos), el costo inicial es aproximadamente la mitad que el de Tonal. Amp, que comenzó a vender en enero, contrató a una docena de influencers del mundo del fitness y a algunas celebridades menores como entrenadores, siendo el más famoso Terry Crews, el conductor de America's Got Talent, quien tiene 14 millones de seguidores en Instagram.

Amp es una versión minimalista de una máquina de poleas cruzadas que se encuentra en cualquier gimnasio.
Amp es una versión minimalista de una máquina de poleas cruzadas que se encuentra en cualquier gimnasio.

Nada de esto es particularmente novedoso y es difícil ver cómo podría ser una buena idea. El mercado de dispositivos de fitness conectados para el hogar es ultra competitivo y está saturado. Tuvo un auge durante la pandemia, pero ahora está lleno de empresas que fracasaron a pesar de contar con un financiamiento mucho mayor y haber ingresado al mercado mucho antes que Amp. Tonal, respaldada por LeBron James y Serena Williams, recaudó US$ 250 millones con una valuación de US$ 1.600 millones en 2020.

Sin embargo, al quemar dinero rápidamente, se vio obligada a levantar otros US$ 130 millones en 2023 con una valuación de apenas US$ 600 millones, una reducción del 63%. Hydrow, una empresa de remo con sede en Boston respaldada por Justin Timberlake, atravesó al menos dos rondas de despidos, aunque la compañía asegura que ahora es rentable. Lululemon compró Mirror por US$ 500 millones en 2020, pero terminó cerrándola tres años después.

Peloton, la compañía de bicicletas y cintas conectadas, es la más exitosa del sector, con tres millones de suscriptores mensuales y una tasa de cancelación del 1,4% por mes. Sin embargo, sigue siendo profundamente deficitaria. El año pasado, perdió US$ 552 millones sobre ingresos por US$ 2.700 millones. En 2024 generó apenas US$ 3,5 millones en Ebitda, pero le llevó más de una década y miles de millones en pérdidas, múltiples retiros de productos, un nuevo CEO y el despido de cientos de empleados. Las acciones de Peloton también cayeron un 96% desde su pico en enero de 2021. Peter Stern, su CEO, admitió en la última llamada de ganancias que la empresa tiene "una cuesta empinada por delante".

Alex Alimanestianu, ex CEO de Town Sports International, la empresa matriz de New York Sports Clubs, y actual inversor en el sector del fitness, cree que la industria del ejercicio en casa llegó para quedarse, pero considera que el mercado está saturado de dispositivos innecesarios. "No diría que es una causa perdida, pero lo que vi hasta ahora es que la mayoría de las personas que quieren un gimnasio en casa están bien servidas con equipos tradicionales", comenta. "Siento que el equipamiento inteligente para entrenamiento de fuerza es un poco como los productos de Sharper Image: tienen un diseño atractivo, se ven bien, pero en realidad no son necesarios", agrega.

Simeon Siegel, analista de BMO Capital Markets que cubre Peloton, sostiene que la industria del fitness es un "sector muy difícil", plagado de modas pasajeras y consumidores volátiles. Diseñar y fabricar un producto, escalar la producción, atraer clientes y luego retenerlos es costoso. "Peloton creyó que podía crecer indefinidamente", dice Siegel, quien cree que la empresa está encontrando su rumbo nuevamente. "Pensaban que si lo construían, la gente vendría. Y la realidad es que la audiencia, el mercado potencial de personas que miran Netflix, es muy diferente del mercado potencial de quienes se suben a una bicicleta o una cinta de correr", añade.

Todo este escepticismo solo motiva a Meckenzie. "Cuando comencé SBTech, mucha gente me decía: 'Shalom, sos un estúpido, estás usando todo el dinero que tenés y el que no tenés, y vas a meter en problemas a tu familia'", cuenta. "Cuando la gente me subestima, eso es lo que me impulsa a seguir adelante", explica.

Amp, que Meckenzie fundó en 2020, recientemente instaló su primer lote de 10.000 unidades, según estimaciones de Forbes, para clientes en California, Florida, Nueva York y Nueva Jersey, generando aproximadamente US$ 20 millones en ingresos. Su objetivo es vender 20.000 dispositivos en el año y más que duplicar esa cifra para fines de 2026. Meckenzie asegura que está haciendo crecer la empresa lentamente para evitar retiros de productos, como los que sufrió Peloton, y garantizar que sus primeros clientes estén satisfechos y bien atendidos. "La demanda es muy alta, y mi intuición me dice que estamos construyendo algo muy grande aquí. No me sorprendería si termina siendo mucho más grande que DraftKings", dice sin un atisbo de ironía.

Una apuesta amistosa se convirtió en la prueba de concepto para la nueva empresa de Shalom Meckenzie, Amp Fitness, con sede en Nueva York
Meckenzie asegura que está haciendo crecer la empresa lentamente para evitar retiros de productos, como los que sufrió Peloton, y garantizar que sus primeros clientes estén satisfechos y bien atendidos.

Invirtió personalmente alrededor de US$ 50 millones en Amp. Familiares y amigos aportaron varios millones más. Meckenzie sabe que es una suma modesta para escalar una empresa de hardware, aunque rechaza la idea de que Amp sea una empresa de hardware. Él la considera una compañía de datos y bienestar y está evaluando una ronda de financiamiento Serie A. Encontrar capitalistas de riesgo dispuestos podría ser un desafío: el financiamiento total en el sector, que alcanzó más de US$ 6.000 millones en 2021, se redujo a menos de US$ 2.000 millones en 2023, según Crunchbase.

"Cuando la gente me subestima, eso es lo que me impulsa a seguir adelante".

Shalom Meckenzie

Pero Meckenzie, nacido en Tel Aviv en 1976, tiene una razón personal para hacer una gran apuesta en el fitness. Cuando tenía 18 años, su padre, un desarrollador inmobiliario nacido en Libia, murió de un ataque al corazón a los 59 años. "Eso cambió mi vida por completo", dice.

Después de cumplir tres años de servicio en el cuerpo logístico de las Fuerzas de Defensa de Israel, en 2001 fundó una empresa de apuestas deportivas online, 10Bet, junto a un socio. Al darse cuenta de que su empresa no podía competir con los gigantes de la industria, 10Bet se enfocó en ofrecer las mejores cuotas a los clientes. Pero eso solo atrajo a apostadores expertos, que casi llevaron a la startup a la quiebra. (Finalmente, Meckenzie vendió 10Bet a su hermano, quien aún dirige la compañía).

En 2007, cambió de rumbo y comenzó a vender el software que su empresa había desarrollado para establecer cuotas, gestionar cuentas e integrar pagos, bautizando la nueva firma como SBTech. Vendió software a empresas de apuestas de todo el mundo. Antes de fusionarse con DraftKings y salir a la bolsa mediante un SPAC en abril de 2020, SBTech generaba alrededor de US$ 110 millones anuales en ingresos y contaba con casi 1.300 empleados; sus clientes incluían la lotería danesa, Churchill Downs, el Golden Nugget y operadores en mercados grises a nivel global.

Desde su departamento de 10.500 metros cuadrados valuado en US$ 50 millones en Billionaires' Row, en Midtown Manhattan, Meckenzie muestra a un visitante una pantalla de TV con un NFT que compró por unos US$ 12 millones: el CryptoPunk "Covid Alien". Luego, mira por la ventana, desde unos 50 pisos por encima de Central Park. Su gran apuesta en el software de apuestas deportivas le permitió comprar esta propiedad, que también cuenta con una terraza con vista a Columbus Circle y una piscina privada. Pero mientras el sol se oculta sobre Nueva York, Meckenzie ahora apuesta por crear algo tan adictivo como las apuestas deportivas, pero sin sus efectos destructivos.

"Las personas que apuestan pueden perder mucho dinero que no pueden permitirse", reflexiona. "Las personas que son adictas al ejercicio, lo peor que les puede pasar es que se lastimen", concluye.

Con información de Forbes US.

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