Forbes Argentina
Donald Trump
Millonarios

La fórmula de Trump para controlar Washington, según su círculo más cercano

Dan Alexander

Share

El actual presidente de Estados Unidos desarrolló su influencia como hombre de negocios con una mezcla de encanto e intimidación. Ahora, sigue la misma fórmula en la Casa Blanca, donde está más cerca que nunca de alcanzar lo que siempre buscó: el poder total.

19 Febrero de 2025 17.35

Donad Trump disertó la semana pasada en su oficina de la Casa Blanca, el Salón Oval, frente a la audiencia que más disfruta: un grupo de periodistas a sus pies, y con el hombre más rico del mundo, Elon Musk, a su lado. "Hubo miles de millones de dólares en despilfarro, fraude y abuso. Creo que es muy importante, y una de las razones por las que me eligieron, dijo en referencia al anterior gobierno de Estados Unidos.

Lo cierto es que los inspectores generales, organismos de control independientes dentro del gobierno, llevan años trabajando con la misión explícita de erradicar "el despilfarro, el fraude y el abuso". Sin embargo, el 24 de enero Trump despidió a un grupo de ellos, iniciando su primer fin de semana de regreso en el gobierno. Las consecuencias de esas destituciones quedaron en evidencia la semana pasada, y ahora el ajuste está en manos de Musk.

Elon Musk Donald Trump
 

 

La incertidumbre del nuevo mandato de Trump

 

Los miembros de la comunidad de supervisión en Washington, aquellos que se preocupan por cómo maneja sus asuntos el gobierno, están en estado de desconcierto desde el regreso de Trump a la Casa Blanca. El presidente avanza sin frenos, nombra a personas leales, elimina regulaciones y suspende unilateralmente la aplicación de ciertas leyes, como la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, que prohíbe a los estadounidenses pagar sobornos en otros países. 

A Trump no parece importarle que Musk concentre un enorme poder sin transparencia sobre posibles conflictos de intereses, algo que suele garantizar la Oficina de Ética Gubernamental. El presidente también despidió al director de ese organismo. "Una especie de burla directo a la ética", expresó Richard Painter, quien fue el principal abogado de ética de George W. Bush.

La forma en la que Trump irrumpió en la Casa Blanca no sorprende a quienes lo conocen desde hace décadas. Andrew Weiss, quien trabajó dentro de la Organización Trump entre 1981 y 2017, no esperaba nada diferente a las decisiones del mandatario. "No todo va a ser fácil, es momento de preparase, él es así", afirmó.

Donald Trump
 

 

Los intereses detrás del presidente de Estados Unidos

 

Trump fue durante mucho tiempo un hombre de contradicciones, lo que hace difícil determinar exactamente qué es lo que lo motiva. Es a la vez encantador y abrasivo, rápido para forjar conexiones y rápido para cortarlas, seguro de que guarda rencor y dispuesto a perdonar. Sin embargo, en medio de las contradicciones hay coherencias, incluido su método para ejercer control sobre quienes lo rodean. 

Si se entienden las decisiones de Trump, muchas otras cosas empiezan a tener sentido: la relación con Musk, la guerra contra la burocracia, la agitación dentro de su administración e incluso la polarización del país. El futuro también se vuelve más claro, porque el comportamiento aparentemente impredecible de Trump siguió la misma fórmula durante medio siglo.

Alan Marcus, quien entró en la órbita de Trump hace unos 30 años, dice que sólo hay que observar cómo se relaciona con las personas: "Donald es el mejor a la hora de mostrar encanto. Es un empresario. Pero pudo ser el jefe de camareros del Copacabana, te hace sentir bien".

Inauguración de Trump actualizada
 

Trump sabe cómo hacer sentir especial a la gente, aunque usa los mismos gestos con todos. La primera vez que un exanalista de casinos lo conoció, el magnate inmobiliario mandó un auto a buscarlo. "Pidió una limusina grande, con patente 'DJT'", recordó. Otros fueron invitados a viajar en el yate y el avión de Trump. 

Un caso es el de Steven Perskie, quien poco después de ser nombrado jefe de gabinete del gobernador de Nueva Jersey en 1989, recibió una invitación a cenar para él y su esposa, quienes temían que Trump pase la noche hablando de negocios. "Fue amable, la incluyó en la conversación, y fue una velada agradable, para nuestro asombro"

Elon Musk y Trump-
 

En los últimos meses, esta etapa de construcción de relaciones de Trump estuvo a la vista de todos. El presidente electo recibió a políticos, empresarios y líderes extranjeros en su club privado de Palm Beach, mientras armaba el equipo que lo acompañaría en Washington y celebraba distintos anuncios. 

Pero nadie recibió tanta atención (o acceso) como el "súper genio" Elon Musk. "Le encanta vincularse con tipos ricos", dice Marcus, quien manejó las comunicaciones de Trump. Para Musk, seguramente también es divertido. "A la gente le gusta estar con Trump en esa fase de la relación, es fácil relacionarse con él".

Con el tiempo, sin embargo, las muestras de afecto pueden transformarse en demostraciones de poder. Algo de esto se vio en público, como en el peculiar modo de dar la mano que tiene Trump. Apenas junta las palmas con alguien, muchas veces lo tira hacia sí, desequilibrándolo mientras lo acerca. A veces sonríe mientras lo hace, dejando a la otra persona con una sensación ambigua: avergonzada, pero también un poco minimizada.

A continuación, una anécdota que ilustra esa dinámica: una vez, Trump se enteró de que la hija de Marcus y tres amigas querían pasar la víspera de Año Nuevo en Atlantic City. Lo organizó todo para que se alojen en el Taj Mahal. Cuando Marcus lo llamó para agradecerle, la respuesta de lo sorprendió. "Tu hija es muy atractiva, la vi en un video de seguridad", le dijo. ¿Por qué diría algo así? "Creo que lo que realmente quería transmitir era: 'Soy todopoderoso'", afirma su exasesor.

Donald Trump, Juicio, Estados Unidos
 

A veces, el empresario transmite ese mensaje de manera más directa. "Demandó a todo el mundo", dice Barbara Res, ex ejecutiva de la Organización Trump, que recuerda en particular una disputa con un contratista. En medio de una discusión, sacó de su escritorio una foto de su abogado en blanco y negro, intimidante: "Este es mi abogado. ¿Querés ir contra él? Porque estoy listo", amenazó.

A Trump le gusta especialmente presionar a quienes no ceden ante su encanto. Sus críticos suelen confundirlo con alguien que desprecia la experiencia. En realidad, la valora, siempre y cuando esté subordinada a él. A lo largo de su vida, contrató a personas inteligentes y capacitadas, incluso en la Casa Blanca. Lo que no tolera es la gente que confía demasiado en sus propias convicciones como para ceder ante sus impulsos, a veces desinformados. 

Antes, Trump necesitaba tiempo para determinar si alguien le sería leal a él o a su conciencia. Ahora, suele saberlo desde el primer momento, sobre todo cuando se trata de figuras como los inspectores generales o los jueces, cuya independencia es parte de su identidad. "Tal vez tengamos que mirar a los jueces", reflexionó Trump junto a Musk en la Casa Blanca la semana pasada.

Casa Blanca
 

Marvin Roffman, analista de casinos de Janney Montgomery Scott, entendió este rasgo de Trump hace 35 años. A pesar de ser objetivo de una ofensiva de seducción  (con paseos en yate y entradas a peleas de boxeo), Roffman siguió siendo, en esencia, un hombre de números. No lograba entender el modelo de negocios del casino que Trump estaba a punto de inaugurar, el Trump Taj Mahal. "Cada vez que hacía un cálculo en mi computadora, siempre llegaba a la misma conclusión: era imposible que eso generara dinero", afirmó.

En aquel momento, Roffman compartió su análisis con un periodista del Wall Street Journal, que publicó la nota en la primavera de 1990, el mismo día en que Trump lo invitó a un recorrido anticipado por el hotel. Cuando llegó, lo estaba esperando Robert, el hermano del mandatario. "Todo lo que escuché de él fueron insultos. Me sacaron escoltado del lugar". Entonces buscó un teléfono público para llamar a su oficina, pero Trump se comunicó primero y lo llamaron de urgencia.

Cuando llegó, en comunicación con su jefe, el magnate inmobiliario exigió una disculpa pública, amenazó con demandar a la firma de Roffman, le pidió que afirme un error en sus declaraciones y que redacte un informe por escrito asegurando que el negocio iba a ser un gran éxito. Cuando terminó la llamada, Roffman se negó a escribir la carta: "Esto va a ir a la quiebra", dijo. Sin embargo, fue forzado a firmar una declaración para mantener su puesto. 

Marvin Roffman Janney Montgomery Scott
 

Esa noche, Roffman no pudo dormir. A la mañana siguiente, volvió a la oficina y le dijo a su jefe que la retire. Poco después, Trump llamó exigiendo un tono más optimista. "Escribí una carta y se la mandé por fax, sin embargo, aclaré que no todo lo que decía la carta fue escrito por mí y le ordené que no la use para ningún propósito". A continuación, fue despedido después de 17 años en la empresa y escoltado fuera del edificio. 

Trump consiguió exactamente lo que quería. "Logró que lo echaran, lo cual fue un mensaje para todos los demás", dice otro ex analista que, 35 años después, prefiere no hablar en público por miedo a que Trump también lo ataque. 

Al año siguiente, el casino quebró.

trump-1
 

Lo que diferencia el manual de jugadas de Trump al de otros bravucones es que actúa con amabilidad para después volverse despiadado, pero muchas veces vuelve a desplegar su encanto. Cuando un funcionario de vivienda de Nueva York resultó ser particularmente difícil, Trump simplemente lo contrató. También retomó el contacto a mediados de los 2000 con un ex periodista llamado Neil Barsky, a quien en su momento apartó de los medios. Incluso Marvin Roffman, después de ser despedido, recibió una carta de agradecimiento escrita a mano por Trump cuando, más tarde, hizo un comentario positivo sobre los negocios del magnate. "Me dejó alucinado", dice.

El resultado de esta montaña rusa de actitudes es que quienes pasaron por las distintas fases de una relación con Trump suelen quedar atados a él, pero al mismo tiempo temerosos de su ira. Así, terminan concluyendo que lo mejor para su supervivencia es elogiarlo (o al menos callar sobre sus defectos). No es casualidad que muchas de sus empresas no sufrieron de controles básicos de gobernanza y terminaron en problemas por eso. 

Su compañía de casinos que cotizaba en bolsa, manejada por gente cercana a él, permitió tantas transacciones en beneficio propio que finalmente tuvo que reescribir sus reglas. Su fundación privada, cuya junta directiva no se reunió durante 19 años, violó tantas normas de las organizaciones sin fines de lucro que el fiscal general de Nueva York ordenó su cierre. Su negocio inmobiliario, con las finanzas supervisadas por un contador que no era contador público, incurrió en tantos fraudes que la Organización Trump terminó condenada por delitos fiscales y su exdirector financiero fue a la cárcel, dos veces.

Donald Trump
 

Cuando le preguntaron por las distintas fases de las relaciones con Trump, el vocero de la Casa Blanca, Harrison Fields, enfatizó su lado más amable. "Es un hombre desinteresado, dedicado y resistente, razón por la cual se ganó la confianza de 77 millones de votantes estadounidenses y la admiración de numerosos líderes extranjeros".

La realidad es que, diez años después de su incursión en la política, Trump tiene relaciones en la cuerda floja en todo Washington. Eso explica el silencio (y a veces el entusiasmo) en torno a medidas que antes parecían impensadas, como ser anfitrión de la conferencia del Partido Republicano en su propio campo de golf el mes pasado. 

"El Partido Republicano, como siempre lo conocí, defiende un gobierno limitado, un ejercicio acotado del poder, respeta la separación de poderes dentro de la estructura gubernamental", dijo Steven Perskie, quien, tras ser jefe de gabinete del gobernador de Nueva Jersey, trató con Trump en su rol de presidente de la Comisión de Control de Casinos de ese estado. "Me sorprende que haya tantos líderes republicanos, no solo en Washington, sino en todo el país.

"Trump tiene lo que siempre quiso", concluyó Marcus, el consultor de comunicación. "Ahora todos esperan en fila. No importa nadie más. Es impresionante el control que logró ejercer, y también da miedo".

Nota publicada en Forbes US. 

10