Recién llegado de Madrid y Londres, Eduardo Costantini recibió a Forbes en su oficina en el MALBA. A lo largo de una hora repasó el contexto económico argentino y global y las oportunidades de inversión en tiempos de crisis.
- La pregunta se repite en loop año tras año: cerramos con el FMI, pero no es suficiente. ¿Cuándo veremos un escenario de recuperación sostenible?
- Argentina tiene un Estado quebrado, una economía desarticulada y una dirigencia política desencontrada por intereses egoístas o valores cívicos.
- No sos muy optimista en el corto plazo, entonces…
- Depende. Porque al mismo tiempo Argentina tiene potencial: cereales, energía, por nombrar dos sectores. Y hay US$ 300.000 millones de ahorro privado en el exterior, una cifra astronómica. Pero es necesario un cambio copernicano para explotar esas oportunidades. Ya no tenemos crisis cíclicas como en el pasado: ahora solo hay deterioro. Hubo épocas donde hubo inversiones. Lo que hay hoy es una falta de expectativas.
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- ¿Cómo se resuelve?
- Dejando de ser un país populista, con un Estado paternalista, ya sea por su tamaño o por el andamiaje de los subsidios, siempre con un déficit importante. Este año, aun con el acuerdo con el FMI, se estima un aumento del 50% de la base monetaria que se traduce a un piso de inflación altísimo que impacta en los sectores más bajos.
- ¿Cómo se interpreta en este contexto que la Vicepresidenta, en un extremo, o Ricardo López Murphy, en el otro, se hayan opuesto al acuerdo con el FMI?
- No soy analista político. Hay quienes se oponen realmente por cuestiones ideológicas y quienes lo hacen por conveniencia política. Yo me opongo, pero sé que va a salir. Apuesto a que, si al país no le va a ir bien, le echo toda la culpa al acuerdo con el FMI y me posiciono frente a las próximas elecciones. Parece más una estrategia política. Vale tanto para la Vicepresidenta como para López Murphy. Porque, al fin y al cabo, era votar por una refinanciación, y las consecuencias de no hacerlo serían peores: era cerrar las pocas puertas que quedan de financiamiento y arrastrar al país a una crisis económica y social aún más profunda.
- Hablás sobre la necesidad de un cambio copernicano. Con Macri hubo un optimismo inicial pero se sobreestimó una lluvia de inversiones que no llegó. ¿Ahora será más difícil generar confianza a futuro?
- Es complejo. Cuando asumió Macri se convalidó el déficit. Se mantuvo la idea de un Estado grande por restricciones políticas. El deseo fue crecer y que aumentaran los ingresos y así llevar el déficit a cero.
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