Roman Abramovich es uno de los magnates rusos más conocidos a nivel mundial, y es uno de los hombres más ricos de Rusia. Su fortuna, hasta este momento, alcanza los US$ 12.400 millones, según las estimaciones en tiempo real de Forbes USA.
Abramovich tiene múltiples negocios tanto en Rusia, como en otros países de Europa y América. No obstante, es mundialmente conocido por ser el dueño y director del Chelsea, uno de los equipos más valorados de Europa, y uno de los que más ha invertido en fichajes en el siglo XXI. Bajo su dirección ganaron dos Champions.
Sin embargo, el pasado miércoles, el magnate ruso anunció que venderá el equipo Chelsea FC y donará todas las ganancias netas a las víctimas de la guerra Rusia-Ucrania, que comenzó el 24 de febrero, poniendo fin a sus casi 20 años como propietario del club. Esto después de que el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, impusiera sanciones contra los bancos y magnates rusos que mantienen su riqueza en el país, (Abramovich reside desde hace décadas en Inglaterra) y miembros del círculo cercano de Vladimir Putin. Es lo mejor para el club, los aficionados, los empleados, así como los patrocinadores y socios, decía el comunicado.
Dentro de sus medidas preventivas ante este conflicto es vender sus dos propiedades en Londres: la mansión de cinco dormitorios, valorada en US$ 200 millones, ubicada en Kensington Palace Gardens, al oeste de la capital, y el ático en el Chelsea Waterfront que adquirió en 2018 por 22 millones de libras (26 millones de euros), según reporta Los Ángeles Times.
Cómo empezó su imperio
Este oligarca de origen ruso-judío se consolidó como uno de los hombres más ricos y poderosos de Rusia tras la caída de la Unión Soviética, ya que en esa época cambió el modelo económico y de negocios del país a raíz de la reforma Perestroika. Nació en la ciudad de Sarátov, al sureste de Moscú, en 1966. Quedó huérfano de madre a temprana edad, y se dedicó a la ingeniería y a la milicia antes de los negocios.
En 1988 fundó una fábrica de juguetes de plástico especializada en patitos de goma y empezó a invertir en diferentes multinacionales petroleras. En 1990 ya había fundado 20 empresas de diferente índole, y en 1995, junto al entonces presidente, Boris Yeltsin, adquiere acciones de la compañía petrolera Sibneft. A partir de ahí su fortuna fue creciendo de manera exhorbitante, y ya se le consideraba multimillonario en Rusia.
En 2005 decide vender Sibneft, que en ese momento era la cuarta petrolera más grande del mundo, y con dicho acuerdo, su fortuna se multiplicó.
Gracias a su fortuna, el magnate ruso ha logrado invertir su dinero en su principal afición: el fútbol.
En 2003 compró el club de fútbol inglés Chelsea FC por casi 200 millones de euros, y ahora lo planea vender por 2.300 millones de euros, según reporta Cinco Días. En él invirtió grandes cantidades de dinero para fichar a algunos de los mejores jugadores y entrenadores del mundo, consolidado al equipo como uno de los más poderosos de Europa. Desde que Abramóvich tomó la dirección, ningún equipo ha gastado más en todo el mundo con 2.440 millones invertidos en fichajes. Gracias a ello, el equipo ha ganado cinco Premier Leagues, cinco FA Cups, tres copas de la Liga, dos Community Shields, dos Europa League, dos Champions League, la última la temporada pasada, una Supercopa de Europa, y una Copa Mundial de Clubes de la FIFA.
Al contrario que otros magnates propietarios de clubes europeos, Abramóvich se ha implicado de forma directa en el Chelsea, asistiendo a todos los partidos y acudiendo frecuentemente a la ciudad deportiva para conversar con la plantilla y el cuerpo técnico. A pesar de contar con un amplio equipo directivo, el ruso siempre tenía la última palabra en cualquier operación, ya que es un gran aficionado al fútbol y cuenta con más conocimientos que la mayoría de los magnates que tienen clubes en propiedad.
Abramóvich también ha estado involucrado en la política. En el 2000 fue elegido gobernador de Chukotka, la península que se encuentra enfrente de Alaska. En 2005, Vladimir Putin le renovó en el cargo para un segundo periodo, y en 2008, el magnate ruso renunció a ese puesto.
Sus lujos
Abramóvich no suele compartir su vida privada, no obstante, se le ha visto vacacionar con su familia en diferentes navíos de lujo. Una de sus grandes aficiones es coleccionar yates. Tiene siete, y el más espectacular es el Eclipse, de 162 metros de largo, en el que desembolsó US$ 130 millones, de acuerdo con El País.
También es dueño de un Boeing 767-33A ER, conocido como The Bandit. Su precio supera los 75 millones de euros, debido a la tecnología y acabados de lujo que posee. Este aeroplano es considerado como uno de los más caros del mundo.
El magnate también tiene una amplia flota de vehículos deportivos. Entre ellos destacan, el Ferrari FXX, Bugatti Beyron, Mercedes Benz AMG GT3, Ferrari 488, y un Aston Martín Vilca.
Además de sus viviendas en Londres, el magnate también tiene mansiones en Rusia, Estados Unidos, Israel, Francia y en diferentes islas del Caribe, según Business Insider.
Abramóvich también posee una vasta colección de arte, que incluye Benefits Supervisor Sleeping, del pintor Lucian Freud, que adquirió por US$ 33,6 millones en 2008, y Triptych, de Francis Bacon, que compró en esas mismas fechas por US$ 86,6 millones, una afición que compartió con su exesposa, Dasha Zukhova, ya que ella es coleccionista de arte profesional.