Chuck Feeney, el multimillonario que quería morir sin dinero acaba de cumplir su objetivo
Le tomó décadas, pero finalmente Chuck Feeney, el exmultimillonario cofundador de Duty Free Shoppers, terminó de donar toda su fortuna. No le queda nada? y no podría estar más contento.
Charles “Chuck” Feeney, de 89 años, cofundó la famosa marca aeroportuaria Duty Free Shoppers junto a Robert Miller en 1960 y ganó miles de millones de dólares con un estilo de vida tan frugal como el de un monje. Como filántropo, fue pionero en la idea de donar la mayor parte de su fortuna personal invirtiendo activamente en proyectos benéficos en vez de ahorrar para la vejez. Como al morir uno se puede llevar la plata, ¿por qué no donarla, controlar adónde la invierte y ver los resultados en vida?
“Aprendimos muchas cosas. Habríamos hecho algunas cosas de otra manera, pero estoy muy satisfecho. Me siento muy contento por llegar a terminar esto en vida”, declaró Feeney a Forbes. “Les agradezco a todos los que se nos sumaron en este camino. Y a los curiosos por la idea de donar en vida: pruébenlo, les va a gustar”.
En las últimas cuatro décadas, Feeney donó más de US$ 8.000 millones a entidades benéficas, universidades y fundaciones de todo el mundo mediante su fundación, Atlantic Philanthropies. Cuando lo conocí, en 2012, calculaba que había reservado unos US$ 2 millones para jubilarse con su esposa. En otras palabras, donó 375.000% más dinero que su fortuna personal actual. Y lo hizo desde el anonimato. Muchos filántropos ricos reclutan a un ejército de publicistas para anunciar sus donaciones con bombos y platillos. En cambio, Feeney se esforzó por mantener las suyas en secreto. Por su sigilosa campaña filantrópica mundial, Forbes lo bautizó “el James Bond de la filantropía”.
El hombre que hizo fortuna vendiéndoles artículos de lujo a turistas y después fundó General Atlantic, un coloso del capital privado, vive en un departamento de San Francisco con la austeridad de un universitario. Cuando lo visité, hace unas semanas, tenía fotos impresas de amigos y familiares colgadas en las paredes sobre una sencilla tabla de madera, que también tenía una placa con la inscripción Felicitaciones a Chuck Feeney por donar US$ 8.000 millones.
Esa imagen resume a Feeney: perfil bajo, impacto enorme. Sus donaciones extremas ya no son secretas y conquistaron a la mayoría de los emprendedores y filántropos más influyentes. Su enorme generosidad y sus inversiones audaces influyeron en Bill Gates y Warren Buffett, que en 2010 lanzaron el Giving Pledge, una campaña enfática para convencer a los más ricos del mundo a donar como mínimo la mitad de sus fortunas antes de morir. “Chuck fue una fuente de inspiración fundamental para el Giving Pledge”, afirma Warren Buffet. “Es un modelo para todos nosotros. Voy a lograr lo que logró él en vida recién 12 años después de morir”.
En 2019, trabajé con Atlantic Philanthropies en un informe intitulado Zero Is the Hero [“el héroe es el cero”], que resumía décadas de donaciones totales de Feeney. El informe contenía cientos de cifras, estadísticas y datos, pero Feeney resumió su misión en pocas oraciones: “No veo muchos motivos para aplazar las donaciones cuando se puede hacer mucho bien apoyando causas que valgan la pena. Además, es mucho más divertido donar en vida que hacerlo ya muerto”.
¿Y adónde fueron esos US$ 8.000 millones? Feeney donó US$ 3.700 millones a iniciativas educativas, incluyendo US$ 1.000 millones a su alma mater, Cornell, donde pudo cursar gracias a los préstamos para veteranos de guerra. Más de US$ 870 millones se destinaron a derechos humanos y cambios sociales, como los US$ 62 millones en donaciones al movimiento para derogar la pena de muerte en EE.UU. y US$ 76 millones para campañas en apoyo al Obamacare. También donó más de US$ 700 millones a la salud, incluyendo US$ 270 millones para mejorar la salud pública en Vietnam y US$ 176 millones para el Global Brain Health Institute de la sede de la Universidad de California en San Francisco.
Autor: Steven Bertoni
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