Alejandro G. Roemmers: “Argentina es el país económicamente más fracasado del mundo”
El empresario heredero del imperio farmacéutico fundado por su abuelo dejó una sentencia rutilante en la entrevista que concedió al diario La Nación. "Argentina es el país económicamente más fracasado del mundo", arrojó Alejandro G. Roemmers.
El laboratorio Roemmers, principal bastión de la familia, es el fabricante de Lotrial, Optamox, Amoxidal, Sertal Compuesto y Losacor, entre otros reconocidos medicamentos. El empresario es hijo de Alberto Roemmers, quien supo desarrollar el imperio que fundó su padre en Argentina hace 97 años, hasta acaparar más del 13% del mercado local como dueño de cinco de los diez medicamentos más vendidos. Alberto Roemmers fue reconocido por Forbes US como el tercer argentino más rico.
Alejandro G. Roemmers habló sobre su actualidad y cómo transita su vida en medio de la pandemia. Hoy lo encuentra lejos de la empresa. La industria farmacéutica, contó, quedó en manos de sus hermanos. "Ahora hago de empresario en la creación audiovisual, como coproductor, y lo haré luego con otras películas y series", reveló el empresario y escritor. Además -manifestó- "empecé con nuevos negocios de nanotecnología en Estados Unidos, en Europa y en China".
El millonario argentino explicó que desde hace varios años que no reside en Argentina. Su nuevo hogar está en Malta. "Paso gran tiempo viajando por Europa. Por esta zona del mundo estoy unos tres meses, en la Argentina y en mi casa en Uruguay. Ahora por la pandemia estoy en las sierras", reveló.
A pesar de vivir una realidad lejana a las urgencias de sus país natal, Roemmers contestó preguntas vinculadas al complejo momento económico que atraviesa Argentina, potenciado aún más por la pandemia y la prolongación de la cuarentena. Argentina ya superó los cien días de confinamiento obligatorio y sigue sumando.
El empresario firmó la carta de la Fundación para la Libertad en la que se pedía que la pandemia no fuera una excusa para los avances autoritarios de los gobiernos. Sobre este asunto, aclaró: "No es que la firmé. Soy asesor de la Fundación y tengo muy buena relación con Mario Vargas Llosa. Él me ofreció que fuera consejero en la parte empresaria. Condigo con los ideales de la Fundación y al estar en el consejo directivo suscribo los documentos que se hacen".
Roemmers no disimuló su preocupación por la situación límite que enfrentan pequeñas, medianas y grandes empresas en Argentina. "Muchas empresas no van a poder sobrevivir", apuntó y agregó que si no hay incentivos para el futuro son pocos los que querrán correr riesgos.
"Es muy arduo ser empresario en la Argentina y en América Latina en general. En otros lugares hay otras dificultades, como puede ser la competencia, pero acá nos falta valorar un poco más a los que dan trabajo y arriesgan mucho", opinó el millonario radicado en el exterior. En este sentido, remarcó la importancia de dar "mensajes claros" si se quiere salir adelante.
"Hay que olvidarse de que la Argentina es un país rico; somos un país endeudado, al borde del default, que estamos tratando de evitar. Tiene que haber un premio para los que se esfuerzan"
En consonancia con esto último, hizo referencia al caso de Vicentín y de cómo puede llegar a repercutir en el futuro del país. "El Estado no es buen administrador de los recursos y las estatizaciones no conducen a nada bueno. Mientras tanto, habrá que ayudar a las personas desamparadas y dar un horizonte de luz y esperanza a la gente. Las empresas invierten si ven la posibilidad de ganar y crecer", enfatizó el empresario.
Para Roemmers, el problema de Argentina es estructural y el ejemplo de algo inédito en el mundo. "Ningún país que estuvo entre los primeros del mundo ha retrocedido tanto", afirmó con indignación. Y agregó: "Nosotros estamos muy enfocados hacia adentro, en hablar de cosas que pasaron hace décadas. Hace falta una reconciliación entre todos y después ponerse a trabajar".
Además, complementó: "Una vez que alguien gana una elección hay que apoyar al capitán del barco y hay que trabajar. El Estado entrega cheques a millones y millones de personas que no son productivas". El desafío -subrayó- es convertirlos en personas que trabajen y produzcan. "Hay que olvidarse de que la Argentina es un país rico; somos un país endeudado, al borde del default, que estamos tratando de evitar. Tiene que haber un premio para los que se esfuerzan", concluyó.