Ante una coyuntura económica incierta y volátil en la Argentina, Miguel Kiguel maridó sus vacaciones con jornadas de trabajo remoto. En diálogo con Forbes Argentina, el director ejecutivo de Econviews y ex subsecretario de Finanzas aseguró que confía en que el Gobierno de Alberto Fernández llegue a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al tiempo que alertó que si eso no sucede el ajuste caerá sobre la gente.
“En algún momento hay que hacer el trabajo sucio”, aseveró, al referirse a la reticencia del Frente de Todos a estabilizar la macroeconomía.
-¿Está en peligro el acuerdo con el Fondo luego de la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de Diputados?
-Me parece que existe una decisión fuerte de avanzar por parte del presidente y del grupo más grande dentro del Frente de Todos. Creo que hay mucha conciencia dentro de un grupo grande del Gobierno de los riesgos que implica un default con el FMI y que finalmente habrá un acuerdo. Tengo más dudas de lo que puede pasar en el Congreso o incluso de si irá al Congreso, porque también está la posibilidad de que deroguen la ley. Eso no es un requerimiento del FMI. Es una decisión del Gobierno argentino, lo pidió en su momento Martín Guzmán. Puede ser que no vaya o que, si va, el Frente de Todos vote dividido. Pero no creo que llegue al nivel de estar en riesgo el acuerdo, es más una crisis interna del partido de Gobierno que tendrá implicancias importantes, pero no creo que cambie el rumbo.
-Si no hay acuerdo, ¿cuáles serían los riesgos económicos más urgentes de un default?
-El no acuerdo es medio suicida. Si Argentina entra en default con el FMI y si no hay acuerdo (no digo por una o dos semanas, sino realmente estar sin acuerdo como proponen los miembros más radicalizados del Frente de Todos) se frenan todos los desembolsos del Banco Mundial y del BID; no inmediatamente, pero se frenan. Entrás en un periodo en el cual hay un incremento de sanciones por parte del Fondo, que ninguna es muy drástica al principio, pero ya te pone en una situación que muy pocos países en el mundo han estado y generalmente han sido países que han estado en guerra o crisis políticas internas muy fuertes, no países como Argentina, que es un miembro del G20. La otra cosa que gatilla es un problema con el Club de París, con el que entraríamos en default. Y pondría en riesgo los famosos préstamos que está pidiendo Argentina a Rusia y China, porque si bien Rusia y China no son hoy miembros con poder importante en el Fondo en general requieren que haya un programa con el FMI. Para hacer préstamos piden que Argentina no esté en default con el Fondo. Y cierra el famoso canal que quiere Argentina de los Derechos Especiales de Giro (DEG), porque si Argentina entra en default pierde el derecho a la adquisición o uso de DEG. Crea problemas por todos lados, realmente. Y a eso hay que sumarle que una vez que no entra plata, no hay inversiones del exterior, habrá mucha más presión sobre las reservas y sobre los dólares paralelos. Y Argentina no es Venezuela, que cuando empezó a pelearse con todo el mundo estaba llena de reservas. Argentina está contando las monedas. “Ya solo le quedan dólares con cara chica”, dicen algunos.
-¿Hay un peligro de una corrida cambiaria con este nivel de reservas?
-La corrida cambiaria ya la tenés. ¿Cómo se define una corrida cambiaria? En un caso típico, la gente puede especular y usar fondos financieros para sacar reservas. Hoy Argentina no tiene esos fondos, está cerrado por el cepo. Pero a nivel de lo que es el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC9, en las operaciones del día a día en el mercado cambiario, el Banco Central está vendiendo prácticamente todos los meses y con los pagos que le ha tenido que hacer al Fondo y otros pagos se ha quedado prácticamente sin reservas. O sea, ya está en el fondo, sin programa con el Fondo ese fondo puede ser mucho más complejo. Es inmanejable prácticamente.
-Usted recientemente dijo en una entrevista: “Si no hay programa con el Fondo creo que el mercado va a obligar a tomar decisiones que el gobierno no quiere tomar ni por casualidad”. ¿Cuáles serían esas decisiones que se imponen si no hay un programa con el Fondo?
-El Fondo puede garantizar o ayudar a que haya algo de financiamiento. Por ejemplo, para el déficit fiscal se habla de financiamiento de los organismos multilaterales. Sin un programa, eso no estará. Creo que lo que va a pasar es que el ajuste que está diciendo el Gobierno que no quiere hacer lo tendrá que hacer igual y en forma desordenada. ¿Por qué digo que lo tiene que hacer igual? Porque si se pierden todas las fuentes de financiamiento, que hoy son re pocas, hay que recurrir a la emisión monetaria, pero la emisión monetaria ya está tan alta que eso implica que seguramente habrá mayor inflación, entonces la inflación se te va a escapar. Para frenar esa inflación van a tener que subir las tarifas, van a tener que subir la nafta y todas las cosas que vienen subiendo. Entonces el ajuste va a pasar igual y seguramente tendrán que devaluar en una situación en donde la gente va a estar nerviosa y los dólares paralelos se van a escapar más. Eso lo vimos los días previos en los que se pensaba que no iba a haber acuerdo: el dólar se escapó, llegó a tocar 230 el Contado con Liqui. Eso lo vamos a ver potenciado. Sin acuerdo el día a día de Argentina va a ser muy difícil para la gente. Y el ajuste va a ser más duro que el programa con el Fondo, porque no va a haber financiamiento y sin financiamiento hay que hacer más reducción del déficit fiscal. Ese ajuste va a caer sobre la gente, el aumento de tarifas, del dólar y la inflación serán peores.
-Sin embargo, el kirchnerismo considera que un acuerdo es más perjudicial para ellos en términos electorales que un default. ¿Por qué piensan eso?
-Creo que están mirando muy el corto plazo. Están mirando que el Fondo les va a exigir ajustes de tarifas y no miran el escenario alternativo. Piensan que pueden seguir pisando las tarifas y eso no va a traer problemas, o piensan que si no subís la tasa de interés no pasa nada, o que se puede vivir toda la vida con el cepo, como fue hasta 2015. El kirchnerismo aguantó hasta 2015 con un modelo que era insostenible, pero aguantó. Aguantó mucho más de lo que uno pensaba y le dejó el ajuste a Mauricio Macri, se lo endosó. A mí me parece que hoy en día, si querés jugar el mismo partido que en 2015 estás en mucha más desventaja porque no tenés reservas. En 2014 y 2015 había al principio más de US$ 17.000 millones de reservas netas. Esas reservas netas se las gastaron en 2014 y 2015 para aguantar el tipo de cambio, las tarifas. Fueron comiendo las reservas todos los días y cuando llegó Macri estaban un poquito más altas de lo que están hoy. Creo que lo que se no se ve o lo que no se percibe es la situación en la cual está la Argentina hoy. Es mucho más dramática en términos de reservas. Ya no hay, no tiene resto. Creo que la gran diferencia es que en ese momento había resto, el Club de París estaba renegociado por Axel Kicillof y había algo de dólares. Hoy no hay nada. Es muy difícil hacer populismo sin plata. El populismo sin plata te lleva a un aumento enorme de la inflación, como pasó en muchos episodios. No ven ese escenario alternativo, a lo mejor hay que vivirlo para que se den cuenta de cómo es. Sería una desgracia para todos nosotros, para todos los argentinos.
-¿Cuáles son las metas más complicadas del principio de acuerdo que anunció el viernes pasado Martín Guzmán?
-La única que se anunció en serio es la meta fiscal. Estamos esperando la letra chica.
Se anunciaron dos cosas: la reducción del déficit fiscal de 0,6% del PBI, que no será fácil, eso es complicado; y tasas reales de interés positivas, que tampoco se dijo cómo se hará. Empecemos por el tema fiscal. ¿Cómo puede conseguir ese ajuste la Argentina? Tiene un problema porque el año pasado hubo un Impuesto a la Riqueza que este año no está, no hay forma de que lo apruebe en el Congreso aunque quiera. Con lo cual lo que hay que ajustar no es 0,6%, sino 1% del Producto para ver la magnitud en la que estamos. ¿Cómo se puede hacer eso? Creo que el Fondo y Argentina negociaron ya aumentos de tarifas, y no lo han dicho públicamente. Ellos no dicen aumento de tarifas, dicen reducción de subsidios. Se reduce el subsidio aumentando el precio del gas que se le cobra a las distribuidoras y que se le cobra a la gente, no hay otra forma de reducir ese subsidio. Y encima vendrá gas licuado del exterior en un momento en el que es escaso por el problema de Ucrania y está carísimo. La única forma de hacer eso es aumentando la tarifa de gas y eso va a significar un aumento de la tarifa de electricidad. Habrá que ver cuánto la suben, seguramente hay que subirla más que la inflación que hoy el REM la tiene en 55%. Y después ¿de qué otra forma lo pueden hacer? A través de reducciones de las transferencias a las provincias, que tienen una situación fiscal más cómoda que Nación. Bajarán algo el gasto social, que el año pasado estuvo muy influenciado por el Covid. Y no hay elecciones este año. El Previaje era bueno el año pasado, si hay que sacrificar a lo mejor se sacrifica. Hay cosas para cortar, nada es lindo ni agradable, pero si no hay plata alguna decisión habrá que tomar.
-En un reciente informe de su consultora usted escribió que el valor de $220 para el dólar es uno de los más caros de la historia argentina, quizás solo superado por octubre 2020 y durante la hiperinflación en 1989. ¿A cuánto tendría que estar el dólar si hay acuerdo con el FMI y a cuánto si no hay acuerdo?
-Es difícil dar números. Pero el acuerdo con el FMI te resuelve el problema. El dólar, los paralelos sobre todo, están altos. Pero están altos por una razón: por la incertidumbre que hay. No se sabe qué va a hacer el Gobierno para cerrar todo eso. Aparte, refleja el hecho de que no hay reservas internacionales. ¿Cuánto valen los dólares en un país que no tiene reservas? Valen mucho porque, a pesar de que en Argentina hay muchos dólares, es un bien extremadamente escaso, el Banco Central no lo tiene. También refleja el miedo a la inflación. Tenemos una importante emisión monetaria, si uno se quiere proteger de la inflación hoy, ¿qué es lo que hace? Compra bienes, pero vas a la concesionaria y no hay autos, no conseguís los bienes que querés, o compra dólares. La gente paga un premio para tener dólares, como una situación de guerra donde aparecen los mercados negros y la gente paga más por la comida. Y es un poco lo que pasa en momentos muy difíciles como fue la crisis del 2001 y la hiperinflación del 89, donde la gente se refugia porque no hay alternativa que la gente perciba como interesante. Si Argentina estuviera normal, si tuviera dólares, no tuviera cepo, y el comercio internacional funcionara bien, ¿qué dólar sería razonable? Y probablemente sería el dólar que estaba a principios o finales del 2020, que era un dólar que hoy sería alrededor de $ 130, $ 135. No es el dólar de $ 220, tampoco es el de $ 110. Porque lo que era un buen dólar hace más de un año ya no lo es más con la política de planchar el dólar que generó atraso cambiario.
-Se habla mucho del bajo nivel de reservas de Banco Central, pero menos de su nivel de endeudamiento. ¿Es preocupante ese endeudamiento del BCRA?
-El endeudamiento del Central es parte de la deuda pública y lo que es más preocupante es la deuda de corto plazo. Si esa deuda sale del Central y el día de mañana la tiene el Tesoro no cambia nada. El problema de la deuda de corto plazo es que hay que renovarla mensualmente y el riesgo que tiene es que si las tasas de interés suben (porque hace falta subirlas), esa deuda empieza a crecer mucho más rápido porque no es solamente para financiar el Tesoro, sino para pagar los intereses sobre la deuda. Entonces metés deuda para pagar intereses sobre deuda y se hace una bola de nieve.
Yo diría que no es un tema que hoy sea de los más acuciantes, no es el tema que me preocupa. Creo que se puede solucionar, hay alternativas de política económica para enfrentarlo. No hay que minimizarlo, pero tampoco hay que agrandarlo. En 2021 se mantuvo como porcentaje del PBI, no creció más que el PB. El problema es cuando ese número crece más rápido que el Producto porque entonces sí empieza a escalar y el famoso ratio con la relación deuda-PBI sube. No es una amenaza hoy a la sostenibilidad de la deuda, pero es un tema a monitorear.
-¿Cuál es la proyección de inflación que tienen en Econviews para este año?
-Está bastante cerca del REM, un poquito más arriba: en 58%. Nosotros le tenemos más temor a los aumentos de tarifas y a que el tipo de cambio siga esta trayectoria de 2% mensual que no tiene sentido.
-¿Se puede bajar la inflación en los niveles en los que está, en un contexto de suba de tarifas e intento de cierre de la brecha cambiaria?
-Le va a pasar lo mismo que le pasó a Macri en 2016, cuando dijo: “La inflación es la cosa más fácil de frenar”, y después se dio cuenta que en un año que subís tarifas, en un año que el tipo de cambio hay que sincerarlo (o que al menos no se lo puede seguir atrasando) es muy difícil que la inflación caiga. Lo más probable es que la inflación suba. Eso ya pasó y si uno hace un paralelismo con 2016 creo que es difícil que baje. Lo que pasa es que si se hacen las cosas razonablemente bien, con un programa con el Fondo y pagando el costo de sufrir una inflación más alta en 2022, después están las condiciones para bajarla hacia adelante. Para estar mejor hay que estar un poquito peor al principio, es paradójico, pero es así. La gente muchas veces no lo entiende y es lógico que no lo entienda porque a nadie le gusta dar malas noticias. En 2022 Jorge Remes Lenicov hizo los ajustes, pagó el costo y después Roberto Lavagna se llevó los frutos. Alguien tiene que hacer en algún momento el trabajo sucio.
-¿Usted cree que se puede hacer ese trabajo sucio, un programa de estabilización, con todas las divergencias que hay dentro del Gobierno y dentro del área económica?
-No sé si se va a poder hacer ordenadamente. Si no se hace ordenadamente me parece que será en forma desordenada. Lo que no podés es seguir es con tarifas regaladas, con un cepo y una brecha del 100% sin tener reservas y sin tener acceso a financiamiento porque cuando hay plata todo se puede, cuando hay plata puedo regalar tarifas, puedo regalar lo que quiero, pero cuando no hay plata es más difícil. ¿De dónde saco la plata para subsidiar las tarifas?, ¿de dónde saco la plata para los planes sociales?, ¿de dónde saco la plata para las jubilaciones? Es importante poner las cuentas en orden y después ver cuáles son las prioridades porque no puede ser todo prioritario. La plata no alcanza para todo.